lunes, diciembre 30, 2019

Entrevista en Aeternum


La revista Aeternum, dirigida por Tania Huerta, acaba de lanzar su último número del 2019: Discapacidad malévola; donde me han publicado una entrevista en las páginas 6-12, que reproduzco a continuación:

Pueden descargarla gratis en el siguiente enlace:



«No des esa entrevista, ésta será editada no importa lo que quieras resaltar y aquel punto de vista, por el que tú luchabas será ocultado con un titular Y el tergiversar da ganas de llorar No des esa entrevista por nada tú no le tengas miedo porque total: siempre hablan, tienen que hablar siempre hablan, y escondido el titular lleva mala estrella, sin fe no les digas nada de lo nuestro». Rafo Ráez

Aunque, hasta ahora nuestras entrevistas han iniciado sin una presentación, debemos de acotar que el placer de haber hecho ésta a un personaje como Gonzalo, nos ha impelido a ello. 

En una Lima navideña en la que el año se ha ido de las manos como el humo de un pucho frente al mar, lenta y pausadamente y en que por esta época de villancicos y guirnaldas se nos llena el alma con el flujo y la cadencia de una canción relax, se nos vino a la mente, mientras realizábamos la presente, ésta que susurrara: «No des esa entrevista (Gonzalo), esta será editada...». Y sí, nadie más que nosotros sabemos que el tergiversar da ganas de llorar, así que, con una mano en el pecho y la otra en el tintero, les presentamos todo lo que él nos dijo, sin cambiar una coma. 

Así que Gonzalo, no les digas nada de lo nuestro, porque nosotros diremos todo de ti.





¿Cuáles dirías que fueron tus referentes a la hora de generar tu estilo? 




Hay libros que marcaron mi adolescencia como “Ensayo sobre la ceguera” y “El evangelio según Jesucristo” de José Saramago; y otros que leí durante mi etapa universitaria como “Los detectives salvajes” y “2666” de Roberto Bolaño o “Que viva la música” y “El cuento de mi vida” de Andrés Caicedo, que cambiaron mi forma de entender la Literatura para siempre. Luego me interesa la narrativa fría y concisa de escritores norteamericanos como John Steinbeck, J.D. Salinger, Truman Capote, Charles Bukowski, Raymond Carver o Cormac McCarthy, la poesía peruana conversacional de los 60 y 70, con Lucho Hernández y Jorge Pimentel a la cabeza, las distopías de Huxley y Bradbury, los cuentos de terror y ciencia ficción de antologías pulp, los cómics porno de luca del jirón Camaná, todas las narrativas de la memoria sobre el conflicto armado interno peruano, especialmente “Persona” y “Los rendidos” de José Carlos Agüero, “Memorias del soldado desconocido” de Lurgio Gavilán y “Ese camino existe” de Luis Fernando Cueto, por citar literaturas testimoniales que son las únicas a las que les creo cuando se trata de describir el horror. No obstante, mi mayor influencia se resumiría en toda la discografía de The Beatles más los dibujos animados pendejos de los noventa. 



¿Qué género literario es más atractivo para ti? 


A pesar de no escribir poesía, siempre me han interesado las vanguardias poéticas del siglo XX. El teatro del absurdo, el dadaísmo, el surrealismo, el cubismo, el futurismo, toda la locura de Vallejo, Oquendo de Amat y los puneños Peralta. De ahí al género fantástico, terror, horror, ciencia ficción o microficción solo hay un paso. Sin embargo, hay dos aspectos de la literatura (y el arte) que me interesan de manera especial: el humor negro y el erotismo. Una obra que me haga cagar de la risa, o que me impresione por su abordaje estético del eros (porque muchos lo intentan pero…) siempre tendrá mi atención y admiración, ya que ni el humor ni el erotismo poseen muchos espacios para desarrollarse en esta aún decimonónica y rancio-conservadora sociedad peruana que prefiere llorar, conmoverse o indignarse antes que sonreír, carcajearse, y venirse… 

¿Cuándo fue tu primera incursión en el mundo literario y qué relato fue? 

Mi primera incursión sucedió hacia julio del 2007: mi fábula “Taxi”, que un año después apareció en Cuentos pa Kemarse, fue publicada en una revista de Epistemología en la Escuela de Postgrado de la Universidad La Cantuta, dirigida por el filósofo Daniel Del Rosario, quien muy orgulloso de que el hijo de su hermano menor le haya salido escritor, abrió un espacio especial en su revista para promocionar mi obra inicial. Hasta ahora no comprendo la relación entre mi alegoría del alpinchismo millenial con artículos y entrevistas sobre Karl Popper o Habermas. 

¿Tienes un seudónimo? ¿Recomendarías el uso de seudónimos? ¿En qué casos? 

No uso seudónimos, pero sí tengo un heterónimo que surgió tras la propuesta de un amigo cineasta, Manuel Rubio, para escribir junto a Jorge Torres las continuaciones literarias de sus cortometrajes. El resultado se tituló “Tv-Out” y salió con Orem en el 2009. Ni Jorge ni yo firmamos con nuestros nombres legales, sino como Jules Verde & Pink Tony. A mí me pareció mejor así, porque lo escribimos durante la posesión de aquellas entidades. 

¿Dentro de toda tu trayectoria literaria ¿tienes alguna anécdota que siempre recuerdes? 

Varias, pero ahora solo se me viene a la memoria cuando trabajaba en una librería del Mal, en Trujillo, donde tenía hasta 30% de descuento en libros y aprovechaba cada quincena para llevarme los volúmenes de poesías completas que ordenaba en los estantes: Allen Ginsberg, Alejandra Pizarnik, Javier Heraud y, cuando iba a comprar el box set de Antonio Cisneros, no sé por qué lo dejé y nunca me llevé su libro. Un par de años más tarde, en 2012, ya como periodista me tocó cubrir la Feria del libro de Trujillo; y en la cafetería vi a Toño sentado en una mesa con Arturo Corcuera creo, no recuerdo, pero como sabía que el poeta era jodido, porque había leído otras entrevistas suyas, arrugué en acercarme. Realmente no había investigado su obra a profundidad y lamenté no haberme comprado aquel librito, peor cuando pocos meses más tarde el buen Toño fugó del tercer planeta. La moraleja de esta historia es: compren nomás ese librito, aunque parezca que te vas a quedar misio, con el pasar del tiempo ni te acuerdas cuánto te costó; pero el volumen permanecerá en tu estante. 

¿Qué haces cuando no tienes inspiración? ¿Cómo lo afrontas para seguir escribiendo? 

Eso de la inspiración ocurre, pero no siempre, y ello vuelve azaroso el asunto porque no siempre llegan ideas impresionantes. Luego, si has trabajado en el periodismo te terminas acostumbrando a escribir de puro oficio. A veces casi como un “free styler” a quien se le ocurren las mejores líneas de forma instantánea (y obligados por las circunstancias). Esa práctica me ha ayudado a afrontar con relajo la hoja en blanco. Por otro lado, no suelo obligarme a escribir, y menos publicar si no hay aún nada “publicable”. Hay cuentos que he tenido años dando vueltas en mi cabeza y cuando al fin me siento frente a la laptop, ya están como listos; y hay otros que tienen dos, tres, cuatro versiones y aún sigo buscándoles final. Siempre he pensado que más que escribir es corregir. 

¿Lees literatura de terror? ¿Qué autores peruanos de terror o ciencia ficción recomendarías? 

No he sido lector de terror ni de ciencia ficción. Más he visto películas de dichos géneros durante toda mi vida. Recién los últimos años me he puesto a leer antologías y revistas de terror y ciencia ficción. Ello me ha llevado a conocer autores caletas como Carlos Carrillo con su “Para tenerlos bajo llave”, libro maldito de cuentos de horror y quizá el único en Perú que tenga narraciones que dan miedo en serio, y no se quedan puramente en la imagen o la metáfora, ahí están “El legado de los carpatos” o “Si a trece le quitas cuatro tienes nueve” como muestra de su perversión. Por otro lado, en Barcelona me sorprendió que amigos, autores o críticos, como el profe David Roas (en sus clases) y todes sus discípulos, ponderaran sobremanera “Ajuar funerario” de Fernando Iwasaki, libro que yo desconocía hasta que me animé a leerlo en la biblioteca de la Pompeu Fabra y ahora se ha vuelto uno de mis referentes para motivar la lectura de narrativa fantástica peruana. De ahí, otras obras peruanas del género que me parecen alucinantes son “Historia de Manuel de Masías, el hombre que inventó el rocoto relleno y cocinó para el diablo” de Carlos Herrera, “El otro monitor” de José Güich, “Un mundo mujer” de Alejandro Neyra, “Quipucamayoc” de Daniel Salvo, “Casa” de Enrique Prochazka, los cuentos de “Es solo un viejo tren” de José B. Adolph (de hecho, todo Adolph), y de “Historias de bolsillo” de Harry Belevan y, claro, el alucine cyberpunk de “80M84RD3RO” de Czar Gutiérrez, el primer libro peruano del siglo XXI. 

En tus últimos cuentos de horror y ciencia ficción aparecidos en diversas antologías y revistas siempre resalta el aspecto de lo erótico, ¿crees que es un tópico poco explorado en la narrativa fantástica? 



Los dos paradigmas de lo fantástico para muchos de mis amigos lectores de Literatura siempre suelen ser dos fachos socialmente aceptados, incluso por los izquierdosos, como son Borges y Lovecraft. El argentino es el padre de toda la literatura hispanoamericana, mientras que el padre del horror cósmico es el referente obligado para los fanáticos de la narrativa de terror. Sin embargo, yo no soy muy lector de ambos. Me he psicoanalizado para entender el porqué de atesorar sus libros si nunca los leo; la respuesta es simple: carecen de erotismo. Justo hace poco polemizaba Fresán[1] sobre la frialdad de Borges para abordar el amor, que Borges podía ser todo, pero no sabía escribir sobre el amor, o algo así, una provocación segura para causar resquemor entre sus feligreses y titulares para muros hipsters. Quizá el que Borges y Lovecraft sigan siendo los autores cabeceras para muchos noveles y consagrados escritores del género fantástico haya hecho que en cuestiones de amor y sexo, también se queden mudos. Por mi parte, yo siempre le voy a poner erotismo a mis cuentos de terror y ciencia ficción, sino qué aburrido sería todo, ¿no? Y así también lo entiende el viceministro sádico Carrillo, y mi hermano Jules Verde que este año publicó su “SxT”, en Argentina, el primer cuentario peruano químicamente porno. Así como al poeta chepenano Ray Paz le editaron su “Porn*Art”, primer poemario peruano deliciosamente porno, en México. Se viene a mi memoria otro cómic enfermazo: “Las moscas no vuelan de noche” (2010) de Carlos Lavida y César Santiváñez, que a la sombra de la actual dictadura de lo políticamente correcto, se podría denominar como un cómic proscrito. Sin embargo, las mujeres también han publicado erotismo durante esta década, ahí está Sandra Campó con su “Hoy tengo ganas de mí. Siete historias de masturbación femenina” o “El amor viene en un estuche de 6x6” de Viviana Gálvez, en narrativa; y un poemario tan necesario como “Blue tragedy” de María Font que tanto bien le hace a la literatura peruana de este siglo. Además, gracias a las publicaciones de Cthulhu me he ganado que no soy el único que piensa así: el pionero de este horror erótico Pablo Espinoza Bardi con su “Insectario”, en Chile, Rigardo Márquez Luis con su “Circo de la inmundicia”, en México, Víctor Grippoli con su editorial Solaris en Uruguay o los argentinos Rogelio Oscar Retuerto con “Las elegidas” y Ariel S. Tenorio desde la arriesgada The Wax. Sin contar a todos los españoles que escriben guarrada y media en las antologías de Cthulhu, creo que esos serían todos…

Tus lectores te asocian más a la narrativa fantástica, de terror o ciencia ficción; no obstante, tu último libro “Pave-pavas” (PBC, 2019) son crónicas de viajes con fumadores de marihuana donde no ocurre nada sobrenatural, ¿en cuál estilo te sientes más a gusto? 

Me gusta saber que ninguno de los libros que he publicado repite temáticas y estilos. Comencé con lo fantástico y el terror, pero luego me derivé a la experimentación y vanguardia, pasando por la microficción y el porno zombie, hasta llegar a las crónicas gonzo del “Pave-pavas”. Creo que la aparición de este “happy book” resulta casi como una broma para mis últimos lectores, acostumbrados a mis cuentos de horror erótico y grotesco. Eso es lo más bacán, hay escritos míos para todos los gustos. 

¿Actualmente tienes algún proyecto literario en mente? ¿De qué se trata? 

Está saliendo una compilación de mis cuentos de horror erótico y sci fi porn escritos durante mi estadía en Barcelona. Se titula “Caleta” y su lanzamiento es inminente para el verano 2020. 




domingo, diciembre 08, 2019

John Lennon U__U



Nobody loves you when you're down and out
Nobody sees you when you're on cloud nine
Everybody's hustlin' for a buck and a dime
I'll scratch your back and you scratch mine


I've been across to the other side
I've shown you everything, I got nothing to hide
And still you ask me do I love you, what it is, what it is
All I can tell you is it's all show biz
All I can tell you is it's all show biz

Nobody loves you when you're down and out
Nobody knows you when you're on cloud nine
Everybody's hustlin' for a buck and a dime
I'll scratch your back and you knife mine

I've been across the water now so many times
I've seen the one eyed witchdoctor leading the blind
And still you ask me do I love you, what you say, what you say
Every time I put my finger on it, it slips away
Every time I put my finger on it, it slips away

Well I get up in the morning and I'm looking in the mirror to see, ooo wee
Then I'm lying in the darkness and I know I can't get to sleep, ooo wee

Nobody loves you when you're old and grey
Nobody needs you when you're upside down
Everybody's hollerin' 'bout their own birthday
Everybody loves you when you're six foot in the ground