GLOBO
La niña pequeña caminaba con su madre cuando el globo voló. Desesperada fue tras él entre la mirada indiferente y la risa transeúnte.
Una estatua humana perdió el equilibrio, sin embargo, fiel a su consigna, no se movió, la niña corría. Los militantes vociferantes en la puerta del partido ni se inmutaron, la niña gritaba. Los pordioseros echados sólo existían al sentir monedas, la niña clamaba.
Un grupo de jóvenes salía sonriente de un templo, al verla cruzando la pista, si bien los carros no le hicieron daño, aunque estuvieron cerca del infarto materno, sólo atinaron a persignarse.
Al final, el globo cayó en manos de un niño, tan bonito como ella, éste le sonrió y procedió a entregárselo, su padre le hizo una venia y cuando estiraba las manos, el niño lo reventó. Carcajeándose se fueron caminando.
Ahora la niña comprendía lo que significaba salir de casa.