martes, agosto 18, 2009

LITERATURA REAL

La Literatura Real tiene como antepasados a los grandes escritores realistas decimonónicos. Aquellos que se negaron a seguir fantaseando, y demás cursilerías, proponiéndose recrear la Realidad con sus vicios y demonios; así los personajes ya no morían de amor como Werther, sino por dinero como Madame Bovary, quien es el mejor ejemplo de burla hacia el romanticismo.

Esta reproducción de la realidad llegó a tal extremo que posteriormente aparecieron Zola con el naturalismo o Dostoievsky con su novela psicológica, donde las bajas pasiones eran el eje principal de la obra literaria.

Durante el siglo XX continuaron los escritores cultivando el realismo y sus vertientes, y fueron los norteamericanos de la Generación perdida, Hemingway, Steinbeck o Faulkner quienes destacaron ámpliamente.

Sin embargo, los más cercanos y a los que se podrían considerar como padres de la Literatura Real son dos: Truman Capote y Jack Kerouac. El primero, periodista, contó en su obra maestra In Cold Blood el asesinato de una familia en Kansas donde todos los pasajes descritos son tristemente verídicos pues fueron tomados de las confesiones que le hicieran los asesinos antes de ser ejecutados; y el segundo, beat, con el manifiesto de su generación On the road, el diario de sus viajes y bombas a lo largo del USA. Cada capítulo fue plasmado a la manera del Jazz, improvisando: recordando frases y hechos que escribía tal y como llegaban a su mente.

Si bien las diferencias formales entre Capote y Kerouac son descomunales, ambos guardan una relación (aparte de haber publicado por las mismas décadas 50's - 60's) de similitud al escribir novelas que afirmaron no tienen nada que ver con la ficción.

La Literatura Real en la actualidad puede ser entendida como la acumulación de e-mails, conversaciones por msn, mensajes de texto, comentarios del hi5, facebook, etc; donde juntándolos podemos formar una gran novela realista en la cual ya no es necesario ficcionalizar nada, basta con leer toda la bandeja de entrada, los mails enviados o las conversaciones guardadas y podremos ver nuestra vida desde que se aperturó la cuenta.

No existe ya el problema de encontrar la voz propia, porque todos nos escribimos distinto, o editar los errores ortográficos, pues ello mermaría su veracidad, aparte de tener todo perfectamente fechado. No hay estupidez más grande que la de encontrar en una novela un e-mail corregido y con una sintaxis estupenda.

Leyendo los diálogos en cualquier obra literaria de corte realista podemos percatarnos que nadie habla tan bien, todos nos equivocamos, caemos en lapsus y menos escribimos correctamente (si es que ello existe). Esto también podrían denominar algunos como no-literatura o negación literaria, pero es mucho más original que intentar escribir como la gente que ya inventó todo.

Existen libros epistolares como Las Cartas de la Ayahuasca de Ginsberg con Burroughs o La amigdalitis de Tarzán de Bryce, pero de eso no se trata (el primero fue editado y el segundo es ficción), sino de encontrar diálogos, monólogos y hasta conversaciones múltiples mismo teatro en el msn, o narraciones en primera persona en los mails, y todo ello sin más conciencia literaria que la de comunicarse de manera real.

Quizás el momento culminante de lo dicho anteriormente sean los blogs, donde cada individuo puede exponer cualquier tontería de su vida o lo que le venga en gana; escribir con un lenguaje pobrísimo (diske literario) y esperando que sus amistades comenten alegremente, al final de cuentas es Literatura Real.

Ya basta de ficcionalizar y/o embellecer todo, la realidad tal y como es, se defiende por sí misma.

(Las opiniones vertidas en este blog no necesariamente reflejan el punto de vista del autor)

sábado, agosto 08, 2009

ADULTO

El adulto se levantaba por las mañanas, desenroscaba su botella, tomaba un par de tragos y se duchaba con su chata. En el almuerzo pedía cerveza tras cerveza, bocado a bocado, bien heladas. Por la tarde se servía vasos completos de vino para asentar; y antes de salir a su trabajo, se terminaba solo un whisky o un vodka.

Al momento de subir a su carro, vio en la esquina a tres jóvenes que celebraban entre humo, toz y risas sus incoherencias. Indignado meditaba, pobres drogadictos . . .

Tambaleándose acomodó el espejo.

jueves, agosto 06, 2009

GONZALO DEL ROSARIO Y SUS CUENTOS PA' KEMARSE


La primera vez que conocí a Gonzalo Del Rosario fue por culpa de Jonh Steinbeck. Me explico. Yo ingresaba a mis clases de francés en la Alianza (Francesa) de Trujillo. Gonzalo estaba en una banca leyendo un libro de Steinbeck. Él esperaba leyendo, creo, a que su enamorada salga de clase. Yo, en cambio, esperaba que empiece mi clase. Y ocurrió lo que quería que ocurra. Empecé una conversación con él, pues también había leído algo de Steinbeck, La perla, y, además, es difícil encontrar hermanos de sangre en la cultural ciudad de Trujillo donde abundan los abogados, politiqueros y la carne de cañón. Sí, claro, también abundan esas cosas llamadas estudiantes universitarios que sólo leen sus fotocopias e invaden, como idiotas de la familia, las bibliotecas universitarias en la semana de exámenes. Son tipos de mucho ruido y pocas nueces. Pero esas cosas no me sirven para nada. Sigo. Y, como suele ocurrir, la ligera tertulia empezó con muchos ánimos y terminó con los mismos ánimos. Hablamos, sobre todo, de literatura, de los cuentos que escribe y sobre el laureado Premio Nobel, Steinbeck, Joyce, Ray Bradbury, Italo Calvino, Barones rampantes y lobos esteparios, etc. Conversar sobre literatura es, para mí, una cosa donde experimento, digamos, la contracción del tiempo: las horas se pasan volando y uno se queda realmente enchufado al asunto. Al final llegué tarde a mi clase de francés o me olvide de ella. Excuse-moi mademoiselle, autre fois la littérature, dije con acento afrancesado(risas). 


Tiempo después me llegó a mis manos(de manos del propio autor, por supuesto) su libro de relatos, CUENTOS PA' KEMARSE(sí, así se escribe), editado por OREM (primera edición, 2008, un lindo proyecto editorial heroico del joven poeta-editor Oscar Ramirez), que tenía un dibujito simpático en su portada que estaba relacionado con el genial escritor Lewis Carroll: un gusanito que se estaba quemando sobre un honguito mientras Alicia le miraba con ojos curiosos. Aunque yo ya había leído algunos de sus relatos en su blog, encontré otros relatos verdaderamente novedosos.

Había que decir que no soy crítico (hay mucho que leer y uno no se puede pasar la vida de ocioso a full-time ), no es mi oficio. Soy, simplemente, un lector compulsivo, y eso es mi vicio chévere, bacán. No quiero hacer el papel de crítico, sólo soy un devoto lector y punto final. Ya no lo repetiré más el asunto fucking lector.

Los cuentos de Gonzalo me gustaron. Tienen un aire renovador y se escapan de la moda decadente actual (huevaditas a full-time, no sé qué quiere decir, pero suena bacán)Siempre se lo dije. También le dije que me joden los poseros lectores de Trujillo como sus emo(lientes) de n-ésima categoría(con nque tiende al infinito), sus (ajíes) punk(quita) y, además le dije, que la sociedad de trujillana me parecía algo cucufata(ya no me parece, ahora estoy seguro). Y todo ese rollo de chicos que quieren ser artista por pura pose. Bueno, dejemos el asunto de emos y punks.

El libro de Gonzalo que, hay que decirlo, ahora es uno de mis mejores amigos (él y su libro), aunque también ahora lo veo muy poco por tener, digamos, costumbres esteparinas, está conformado por nueve relatos( Sentado, Dimensión, Cristal, Banco, La cabaña, Taxi, Súcubo, La muralla del edén, La isla). Los cuentos están ambientados, por lo general, en la ciudad de Trujillo o, al menos, eso parece indicar. Los relatos sí son, verdaderamente, pa' kemarse. Hay que entender ese asunto incendiario con las tripas. El título del libro ya hace sospechar algo, un cambio. Hasta antes, que yo sepa, sólo he leído de los pocos, muy escasos, cuentistas trujillanos, sólo típicas historias que tiene como bandera cierto aire recurrente, cierta rutina y miedo en salir de la disciplina de la palabra para meter su cabeza en terrenos desconocidos; y estos seres temerosos tienen cierto temor de aplastar, oler, mezclar, vomitar, quemar y hasta digerir la plastilina literaria(yo me entiendo); son algo rígidos, exquisitos por nada o, como se proclaman, de puntos y comas y, cosa muy atrevida, dicen leer a Borges, pero en realidad sólo lo utilizan como fachada. Qué mal, la pose no puede reemplazar, de ningún modo, al talento. Además, en el fondo, temen, no sé por qué, el asunto ese de-qué-va-a-decir-los-críticos-periodistas que para mí me parecen tremendos soboncitos-encargaditos-ninguneadores-impotentes, en fin, hasta seres graciositos que ojean los periódicos de otras partes del globo para seguir con la moda o, dizque, las tendencias literarias rentables y comerciales. Sobre los poetas(decimos poetas sólo porque tenemos que ponerle algún nombre) ya hay demasiados esperando algún concurso, siguiendo pedazos de versos ajenos(Eielson, Westphalen, Blanca Valera, etc...-hasta la poesía es víctima del centralismo-) para caer bien a los jurados, combinando versitos y buscando algún link-verso con algún poemita limeñito. Bueno, sigamos con Gonza. Los cuentos están escritos para quemar la realidad. Hay un nonsense exquisito que es manejado por manos de escritor-cirujano con detalle y, acaso, en estado de escritor quemado que suda tinta y humo. Yo sé lo qué es eso. Pero, ojo, los relatos tienen una sublime conexión que el lector, atento, notará. Los relatos me hicieron recordar la vida universitaria, las calles de Trujillo, los dolorosos paseos en micro y algo, metafóricamente hablando, de la historia de Trujillo(la matanza de Trujillo, véase el relato La muralla del edén )También hay que decir, para el lector-melómano(seres en peligro de extinción), que la música es un tema que no escapa de las manos del autor, pues Gonza es melómano confeso y, de alguna manera, hay cierta armonía musical en su prosa(él me entiende). Hay que decir que Gonza también es un lector a full-time y fue él, afortunadamente, quien me presento al latinoamericano Roberto Bolaño, bueno, me presentó los libros del escritor que, hasta ahora, ya he leído tres títulos(Estrella Distante, Entre Paréntesis y Los Detectives Salvajes). También Gonza es un ser con ciertas etapas de caos. Lo cual es natural, siempre y cuando uno trata, en lo posible, de controlarlo. Pero, yo creo, mientras la cuenta regresiva del regreso de su musa, Nata, a quien dedicó su primer libro, termine, todo quedará ok y la angustia acabara(ese asunto sólo Gonza y yo lo entendemos, como los vuelos por el paseo de las letras con Cezítar Gutiérrez y Vallejo como testigo, y las tertulias literarias en un bar de la calle Pizarro que no me acuerdo el nombre pero que estuvo, aerodinámicamente hablando, bien bacán).

De todos los cuentos singulares, me quedo con TAXI. Confieso que sentí cierto estremecimiento por la lectura del cuento. Sacar los ojos con una navaja para pagarle a un taxista por una carrera y, además, mostrar tal acto como un hecho natural, es una cosa que me kemo. La forma como lo describe me pareció de la putamadre (espero que con eso se entienda que quiero decir que está bacán, bien bacán). Me recordó la misma sensación de cuando leí el Gato Negro de Poe (a propósito, me gustan los Poe-mas de Poe). Además el lenguaje que usa el personaje refleja que Gonza es un buen observador-escuchador de los personajes reales (que uno puede encontrar en las calles o las universidades) para emplearlos, después de estirar la plastilina literaria, en sus relatos. Todavía me queda la imagen macabra de la chica sin ojos en su habitación que me recuerda, a veces, mi crónica soledad. Saludos amigo Gonza.



P.D. Todavía no tengo celular. Nunca lo he tenido. Creo, como Charly García, que los celulares son las armas de los traidores. Ah, de ninguna manera me gusta Shakira. Bromeo mucho a full-time (risas).

sábado, agosto 01, 2009

MENDIGO

-¿Y usted qué hace allí?-, -comiendo-, -pero usted no puede hacer eso-, -¿y cómo él sí?-, -Él es nuestro Mendigo-

La Fundación “Acoge un Mendigo” le brinda la oportunidad de mostrar la labor humanitaria de su empresa las 24 horas del día, los 365 días del año.
Deje de gastar tanto dinero en fundaciones para niños con cáncer, labio leporino o portadores, y acoja a un Mendigo.
Con ello, no solo estará contribuyendo al desarrollo de su empresa, sino a crecer como seres humanos.

Luego de escuchar tal publicidad, mucha gente dejó todo para convertirse en Mendigo. Yo fui uno de ellos.

Todo comenzó cuando era un adolescente recién salido del colegio. No sabía exactamente qué hacer con mi vida. No practicaba ningún deporte, jamás fui bueno para la música, pésimo en matemáticas y peor para los libros, aparte de mi apego al sueño y la tardanza; en realidad fui, soy y seré siempre, y esto se lo repito a todos sin ánimo de soberbia, un Mendigo nato.

En mi casa estaban hartos conmigo porque pensaban terminaría mi vida como barrendero municipal o recogedor de basura, lo cual en un principio me bajoneó, aunque luego me llenó de orgullo por lo de su huelga, siempre he sido un poco revolucionario.

Entonces mi vida se consumía entre el alcohol y mi camiseta de camarón. No encontraba trabajo, era la tercera vez que no ingresaba a la universidad y estando apunto de enrolarme al ejército . . . vi aquella publicidad . . . y mi vida no pudo ser más dichosa.

Era la oportunidad, me iban a dar todo ¡Gratis! y no debía hacer nada más que echarme en la puerta o vivir en el sótano. Me daban comida y limosnas. Lo único malo era que a veces se pasaban con uno y no trataban bien. A las finales éramos solo mendigos que cada empresa mantenía y según ellos podían hacer lo que quisieran con nosotros.

Mentira más grande. No tardamos en formar nuestro sindicato y exigimos más que un simple espacio donde dormir (generalmente la puerta trasera) queríamos un cuarto, mejor alimentación, servicios higiénicos propios y vestimenta acorde con nuestro trabajo.

Si bien, en un comienzo se burlaron, también se dieron cuenta que, en realidad, mantener a un Mendigo era relativamente más barato que pagar todos sus planes de educación alternativa para niños con dislexia.

Siguiendo estas demandas, los Mendigos logramos hacer respetar nuestros derechos, y las empresas pagaban menos impuestos. Eso, nos decían, era lo más importante.

Así conocí a muchos Mendigos que habían estudiado actuación, música, pintura, cine o literatura y que tampoco sabían qué hacer con su vida (igual que yo pero con capacidad) hasta que vieron la publicidad y se convirtieron en los denominados: Artistas Mendigos.

En poco tiempo se fundó la Escuela Nacional de Artistas Mendigos (ENAM), a raíz de la propuesta de uno de los nuestros al Banco al que servía.

Incluso, los Artistas Mendigos llegaron a implantar una nueva corriente de vanguardia que se extendió por toda Latinoamérica (y parte de Europa y USA) y que apelaba indefectiblemente al epicureismo. Ello sirvió para que el Mendigo impulsor de este proyecto fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El mismo que fuimos a recibir todos los involucrados (las empresas enviaron a su representante Mendigo a Estocolmo)

Ojo que llegado a este nivel, ya no éramos los clásicos pelucones zarrapastrosos echados en las puertas de los bancos, discotecas o grifos pidiendo "una ayudita pa’ comer”. Nada que ver, estábamos bien bañados, uniformados, peinados (muchos no quisimos cortarnos el cabello, siempre que lo tuviésemos limpio), y cumplíamos un horario de oficina, que fue otra de las exigencias acatadas por nuestras empresas: solo mendigaríamos las ocho horas reglamentarias, y teníamos derecho a vacaciones pagadas luego de un año, acceso al seguro social, AFP, fondo mortuorio, e incluso ganamos becas de estudios para nuestros hijos, y bonos extras si destacábamos en alguna actividad.

Como les digo, el ser mendigo estaba tan bien visto por la sociedad que muchos de nosotros accedimos a cargos públicos, otros se casaron con sus parejas de siempre (quienes los mantenían, y ahora, son ellos o ellas quienes aportan a la casa) tuvieron sus hijos, y todos dicen con orgullo cuando preguntan qué hace tu padre: “Es Mendigo”.

Yo, por mi parte, me aseguré con una de mi clase, una hermosa y joven Mendigo danzante (el mejor sexo que puede haber). Ahora esperamos un pequeño que desde el vientre de su madre ya vislumbramos como un Mendigo Futbolista o quizá Mendigo Boxeador, el caso es que nos enorgullecerá en la función que realice, incluso si decide no seguir los caminos sagrados de la Mendicidad.