lunes, enero 22, 2007

TAXI




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Pamela estaba llegando a la universidad en micro cuando se ganó que había olvidado su informe en la pensión. Bajó en la esquina más cercana y como el trayecto cubierto era demasiado para esperar otro, y no podía entrar a clase sin el debido informe final, tomó el primer taxi que encontró -¿A dónde la llevo señorita?-, -rápido a La Noria, por el reservorio-



Pero yo de cojuda carajo, por qué chucha . . . yo sabía, yo sabía, YO SABÍA que algo me tenía que olvidar, y esta vez me tocó el informe de mierda, puta y encima si llego tarde ese viejo conchasumare me va a cagar -¿bonito el día señorita?-, -¿ah?-, -le digo que si no le parece bonito el día-, -ah, sí- puta mare, qué acaso no me está viendo la cara de poto que he puesto, o ese viejo de mierda vive en la nubes o qué chucha, con este informe final me juego el año y el viejo me pregunta que cómo me parece el día -qué bueno que el sol haya salido, hacía como tres días que andaba todo nublado y triste- señor le pago por conducir no para hablar, si quiere hablar pague su quina en el chat y no joda -en mis tiempos solíamos irnos a la playa todos los días, pero ahora está contaminada, recuerdo que iba a Buenos Aires-, -Ah sí que bien- me llega a la punta de la teta lo que haya hecho -acá voltee a la derecha-



En realidad el día sí que estaba bonito, pero Pamela no podía pensar en nada más que en presentar su informe. No reparaba en el radiante sol de primavera, las flores amarillas que caían anunciando la navidad, o la polifonía en el apareamiento de las aves. A ella le llegaba si el día era claro u oscuro, si el otoño se retrasaba o si las aves estaban arrechas -en estos momentos mi mente está muy ocupada con la universidad y le pediría silencio porque aparte estoy muy, pero muy estresada, o sea, no tengo ganas de hablar ¿comprende? y tampoco quiero ver como está el día ni hoy, ni mañana, ni pasado, ni nunca ¿Entendido?-, -como guste señorita- cuando el semáforo estuvo en rojo, su mirada se plantó en un árbol cuyo verdor era penetrante, pero como estaba rodeado de bolsas de basura, era imperceptible.



El taxi se detuvo en la puerta de su pensión -señor, horita un momento salgo y para que sean dos carreras, o sea me regresa a la universidad ¿ya?-, -señorita me gustaría que pague por adelantado-, -¿las dos carreras?-, -no, solo una- cuando Pamela chekeó sus bolsillos -¡¡¡PU-TA-MA-RE!!! ME ROBARON- en el micro le habían sacado la billetera -pero por la PUTA MARE, qué cojuda que soy, mierda ¿y ahora? Ahí taban mis documentos, MI PLATA ¡¡¡CARAJO!!! ya no se puede confiar en nadie, y ya solo quedan diez minutos, puta que ya fui-, -no quiero ser descortés, pero quisiera que me pagase, así como usted ha aprendido a no confiar en nadie, yo tampoco puedo hacerlo-, -está bien señor, pero ahora no podré, quizás si me busca luego de clases. . . -, -¿perdón?-, -usted sabe-, -no, no señorita, yo no-, -no te hagas el sano viejo huevón-, -no, usted está tergiversando mis intensiones-, -entonces ¡¿Qué chucha quieres?!-, -quisiera sus dos ojos-, -¿qué?-, -que deseo que usted me pague con sus dos ojos-, -bueno, pero si era eso lo que quería, hubiera dicho desde un inicio- Pamela sacó su navaja, la cual nunca antes había usado, y no esperaba que le sirviese para lo que iba a hacer -pero señorita, tenga mucho cuidado, no quiero que sus lindos ojos se dañen-, -¿lindos ojos? ponga el espejo hacia acá que no veo- Pamela levantó sus párpados y los fue cortando para sacarlos de sus cuencas -¿le ayudo?-, -puedo sola- una vez fuera, se extrajo los globos oculares con las uñas -con cuidado señorita- y mientras intentaba quitarse el ojo derecho, chorreando sangre por sus mejillas, vio su reflejo en el espejo retrovisor del taxi: En verdad eran bellos, un par de ojos café brillando gracias a la luz solar y a la sangrienta navaja.



Solo le importaba llegar a la universidad y presentar su trabajo a cualquier precio -yastá ¿tiene un poco de hielo?-, -sí señorita, siempre traigo una bolsa para cuando los clientes no tengan dinero- mientras cortaba las venas que la unían a su ojo, reparó en el tiempo que estaba perdiendo en esta carnícera paga -ya señor, espere-, -aquí voy a estar señorita-



Camino a la universidad, el señor puso música en su radio. Era una emisora chicha -pucha señor, cambie esa huevada no se malee pe-, -está bien señorita- el señor sintonizó algo romántico -no pe ¿acaso quiere que me ponga a llorar? ni ojos tengo- buscó en el dial hasta dar con algo interesante -pucha odio el rock peruano, no hay nada nuevo, todo lo que hacen es copiar a los gringos y se creen lo máximo- el señor prosiguió en la búsqueda -aaaggghhh, reggaeton ¡Puta qué asco! esa música de cholos y chuscos, encima de esos boricuas atorrantes que se la tiran de raperos gansta, quien quiera creerse negro o centroamericano debe de estar recontra mal del cheko, si son una sarta de machistas ignorantes y haraganes- sin más remedio, el señor puso noticias -uff no, en esa porquería solo aparece como todo se está yendo a la mierda, cómo el Perú se hunde cada día más en su miseria, que la pobreza, la desnutrición, la delincuencia, la drogadicción, la prostitución, la trata de . . . ¡y-a-mí-qué-CHU-CHA! con tal de estar bien YO, para qué me voy a preocupar del resto- tomó un respiro y continuó -como esos huevones de la universidad que se creen socialistas, comunistas, marxistas, sarta de poco floros y poseros, esa huevada ya fue, tú crees que yo estoy estudiando como huevona para que venga uno de esos drogadictos que suben a los micros y vayan a ganar lo mismo que YO, no jodas, señor mejor apague su radio- ¿habré dicho todo eso en voz alta?



Antes de bajar, Pamela volvió a darse cuenta que había olvidado algo -a ver, ahora ¿qué desea de mi cuerpo?-, -sus oídos-, -ya lléveselos, pero rápido que estoy sobre la hora-, -¿podría hacerlo usted?-, -aiccchhh . . . YA, está bien- se miró en el espejo -están muy duras- quién me manda a olvidarme todo, ahh mierda ya entró la navaja, seguiré cortando, todo por la universidad, por forjarme un futuro -aquí está la derecha- introdujo su navaja en la otra y como carne de res fue fileteando despacito todo su cartílago.



-Yastá-, -pero esto es solo lo externo, yo le dije claramente que quería sus oídos-, -¿Qué?, ¿Cómo?-, -¡Los oídos!-, -estoy sangrando un poco, pero a ver- o a escuchar -meto la punta por aquí ¿es esto el tímpano?-, -sí-, -y te lo doy con todas las herramientas, yunque, martillo, serrucho, zambo, wanka, weso, pellejo-, -señorita creo que está perdiendo la noción de las cosas-, -Carajo ¡Yo sé lo que hago! Ahora me retiro porque tengo clase-, -puedo esperarla si quiere-, -ve tú-



Pamela entregó el trabajo a tiempo. Si bien, carecía de ojos y orejas, y en sus nuevos orificios se estaba formando una horrible costra, al profesor poco le importó. Con solo haber colocado el informe sobre el pupitre, ya estaría aprobada -tanta huevada para que ni lo revise- más que felicidad, sentía un vacío.



Se había matado durante un mes, solamente por presentar su trabajo: Investigando, copiando-pegando, analizando, copiando-pegando, sintetizando, copiando-pegando, pero por sobre todas las cosas memorizando. No había salido a ningún sitio, había choteado a su enamorado, y a éste poco o nada le importó, empezó a salir con otra, y Pamela seguía con su informe. Llegó el cumple de su mejor amiga, la llamó gastando con el dolor de su alma: 50 céntimos, el resto lo tenía que ahorrar en sus pasajes y entregar puntual el informe. Todo el stress causado le había hecho olvidar demasiadas cosas, hasta la misma razón de ser de aquel mes.



A la salida, el señor taxista, quien permaneció esperándola, guió a Pamela hacia él. Ella no lo vio, ni lo escuchó, ni siquiera le habló durante el trayecto. El taxista tampoco intentó entablar conversación.



Pamela sabía que no podría pagar este nuevo servicio, pero por lo menos, viajaría más cómoda que en un micro. Como no tenía nada que comentarle, gritó algo que únicamente pudo escuchar en su pensamiento -¡Señor, le doy mi lengua, no tengo pa' pagarle!-, -eso mismo le iba a pedir señorita- Pamela la sacó lo más que pudo y la seccionó con su navaja. Al señor no le importaba que la sangre siguiese manchando los forros de los asientos. Cuando faltaba un poco, se la arrancó y la entregó -gracias señorita ¡Que pase un lindo fin de semana!-



Pamela regresó a su cuarto, se desnudó frente al espejo y recordó un árbol que a partir de aquel día solo vería en sueños o en la memoria.


miércoles, enero 17, 2007

LA CABAÑA

A ellos dos les encantaba hacer el amor. Cada fin de semana, en que ella no estuviese con la ruler, salían desesperados rumbo al hotel de siempre.

Salían a las siete de la noche para encontrar cuartos. Los jóvenes que atendían, ya los conocían -¿por horas?- pregunta de mero trámite. Subían y hacían de las suyas allí dentro (del cuarto y de ella), y durante ese par de horas se olvidaban de todo al escapar a un mundo apaciblemente más excitante.

Luego de gastar energías mutuamente, venía la hora del desquite, y si salían temprano al y del telo, no era solo por conseguir un cuarto vacío, sino para encontrar mesa. Y de esta manera degustar, saborear, masticar y deglutir la rica porción de chicharrón de pollo que cada sábado inhastiablemente pedían a las señoras de La Cabaña.

Todo había comenzado con sus primeros roces masturbatorios en el mueble de la casa. Como ella quedaba agotada, salía con sus locuras antojosas -tengo hambre . . . pero ¿sabes qué quiero? . . . una porción de Nuggets- lo malo era que no estaban en Lima, y aún faltaba mucho para que llegaran tales establecimientos. Así que pensó un poco . . . quizás demasiado . . . tanta ganya a veces afecta . . . hasta inferir que lo más parecido eran los chicharrones de pollo. Entonces salió de la casa y se perdió durante casi una hora entre avenidas kilométricas y pollerías negativas, salteando choros y taxistas con el propósito de satisfacer los deseos de su enamorada.

El resultado, una vez comparado con los que actualmente comían cada fin de semana, era frustrante.

Cierto día, regresando de la casa de unas amigas, él se percató de la existencia de La Cabaña -¿qué local es éste?-, -aquí venía con mi mejor amiga, a comer luego del gimnasio-, -y si iban al gimnasio ¿para qué comían luego?-, -es que da hambre pues-, -pero no es lo mismo que tirar tu plata al agua-, -es que acá hacen unos chicharrones de pollo . . . mmm, buenazos-, -¡Y por qué no me dijiste que acá los preparaban!, ¡Ya no hubiera tenido que hacer tremendos viajezotes!-, -es que no quería hacerte sentir mal-

Empezaron a asistir cada fin de semana, habiendo hecho o no el amor, a comer chicharrón de pollo en La Cabaña. Es que eran tan deliciosos, tenían ese no se qué adictivo el cual propiciaba que siempre se llenara el local.

En otras ocasiones, como ella no tenía ganas de caminar, él iba y pedía para llevar, pero no se podía conformar con comprar nada más que el chicharrón; tenía que pedir algún postre de la vitrina mientras esperaba. El que más le gustaba era el pie de limón, otro era el flan de coco, o sino la torta de chocolate, la cual tenía ese puntito exacto entre dulce, amargo y saladito que no sabía cómo lograban y producía una sensación diferente a todo cuanto había probado antes.

Cuando viajaron a Lima, se dieron cuenta que por más KFC que pidieron, jamás se podría comparar a La Cabaña y a esas dos viejas solteronas, malhumoradas y con rostro de bulldog estreñido que atendían. Tampoco se encontraría meseras mamacitas vistiendo minifalda-cinturón, pero de la comida, de eso nadie podía quejarse jamás.

La noche del sábado, luego de una gran y apasionada jornada de sexo. La pareja llegó un poco más tarde de lo previsto, lo bueno era que todavía quedaba su plato preferido -puedo estar llena, puedo no tener hambre, puedo dejar de comer todo, pero del chicharrón de pollo de La Cabaña no me cansaré jamás-

El ansiado plato no venía solo, lo acompañaban unas empatadas papazas fritas junto a una ensalada que haría delirar a cualquier carnívoro -yo creo que es el aderezo-

Al término de la empujada, observaron a su alrededor y se ganaron que eran los últimos que faltaban para cerrar -pucha gracias amor, ha estado delicioso-, -sí-, -el problema es que durante estos últimos años hemos engordado demasiado-, -sí, eso dicen todos-, -mejor hay que venir cada vez con menor frecuencia, de paso que ahorramos-, -¿tú podrás?-, -difícil-, -entonces pa' que hablas, si después que lo hacemos te da un hambre feroz-, -es que es tan rico-, -si-, -acá cocinan tan rico-

Se dirigió a la barra y pagó -¿puedo usar el baño por favor?-, -pase- Como era una casa, para llegar a éste, había primero que franquear un pasadizo enorme y oscuro.

Luego de lavarse las manos, salir del baño y cerrar la puerta, su nariz le indicó un aroma riquísimo. Caminó con cuidado, siguiendo el olor hasta dar con el patio donde habían instalado la cocina.

Había dos jóvenes mujeres vestidas de blanco. El olor en efecto era a chicharrón de pollo, pero aquella carne que la chica estaba fileteando, era algo parecido a una pierna rosada. Mirando con mayor detenimiento, había cuerpos de bebés decapitados, colgados en gachos de carnicero, las cabezas estaban amontonadas a un lado en el lavadero, y solo los cadáveres sangrantes se balanceaban con los brazos colgándoles, cada uno enganchado de los talones, manchando de sangre el suelo.

Una de ellas desenganchó a un niño, lo colocó sobre un trozo de madera, de un machetazo le separó las piernas del cuerpo y cortó los muslos en trozos los cuales fue echando en un recipiente, mitad pan rayado y maní, para luego verterlos al aceite hirviendo. La otra fue a abrir el refrigerador y sacó un pomo lleno de agua turbia; en éste había un feto, lo extrajo y con un cuchillo le abrió el pecho, le arrancó las vísceras y las colocó en otra bandeja. Recogieron su sangre y la vaciaron en el depósito de la batidora, junto con el chocolate y el aceite. Él no podía más, estaba a punto de vomitar, trató de alejarse lo más rápido posible.

Sintió que una mano le agarraba el hombro. Asustado, corrió a través del sombrío pasadizo. En el comedor, la puerta de salida estaba cerrada y su flaca había desaparecido. Escuchó unos pasos, volteó su rostro, era la señora furiosa que llevaba puesto un mandil blanco impregnado de sangre; agarraba un cuchillo en su mano derecha. Bajó la mirada, su flaca yacía en el piso con los ojos abiertos. La sangre que emanaba de su cuello se iba coagulando lentamente.

Sintió como de un certero tajo, la señora había cortado su yugular. Todavía podía vislumbrar que ahora era su sangre la que iba manchando todo el piso. Para cuando sus ojos se nublaron, intentaba vanamente dar sus últimas inspiraciones.

-¡Qué suerte la nuestra! Con estos gorditos tenemos para toda la semana-

viernes, enero 12, 2007

FECHA
Una tarde de fines de año, Carlos y Alberto se reencontraron. Estaban pasando por una vieja calle del centro; en la misma dónde, junto otros amigos más, se habían iniciado a la vida. Por eso, tenían muchas razones para volverla memorable, aunque siempre transitasen por allí, y ya les pareciera un paisaje urbano-rutinario. El transcurrir del tiempo y la falta de éste, propició que dejaran de apreciarla con los ojos sonrientes de la memoria, hasta claro, cuando se volvieron a encontrar y todo pareció ser como un flash-back.

La tienda de Don Luisín, había sido el único sitio donde les vendían las Ch2, osea chelas con chatas, sin hacerles chongo por ser menores de edad. Pedían de las primeras cuando había algo de plata; de las segundas, era lo más frecuente porque no les costaba tanto, el fin justificaba los medios, y su único fin por aquellos tiempos era emborracharse lo más que pudiesen ¿por qué?, nadie lo sabe, pero que se vacilaban de lo lindo, por supuesto.

Frente a la tienda de Don Luisín, quedaba el alquiler de Play Station del “Gótico”, un pata que era metalero o algo por el estilo, el cual nunca dejaba de portar su indumentaria color negro así fuesen las 12 del medio día en pleno verano con Corriente del Niño. Llevaba siempre los cabellos largos, lo que más le daba la pinta de cantante vernacular que de admirador de Judas Priest. El “Gótico” siempre accedía a alquilarles la sala para que jugasen cuando “llegaban tarde” al colegio y ya no les dejaban pasar –pero no me hagan bulla, ¿ya? porque vienen los tombos y nos cagan a mí y a ustedes-

Por otro lado estaba la picantería del Morocho, hueco en dónde caían cuando no había nada mejor que hacer y la tienda de Don Luisín y el vicio robotizado, estaban cerrados. Con el tiempo ese antro se convertiría en un respetable y sobre todo limpio restaurante-cebichería muy popular en la ciudad, en realidad sólo había cambiado de dueño, los tiempos eran otros e innegablemente, mucho mejores.

Se habían visto desde lejos; y se miraban con cierto asombro combinado con la duda de saberse reconocidos el uno con el otro. Cuando comprobaron que en realidad eran los viejos compañeros de promoción, sonrieron e instintivamente, como si se hubieran visto el día anterior en el cole, se dieron la mano, la cual se convirtió en puño para luego dar paso a un abrazo, no sabían cómo, pero ya estaba hecho –el saludo es eterno-, -claro pe-, -¿oe y?, ¡a los años!, ¿qué fue de tu vida pe tío?-, -ahí estudiando, la universidad-, -ah manya, yo también, y ¿ya acabas?-, -toy por la mitad tovía-, -oe tío, habla, ¿no tienes sed?, ¿qué tal unas Ch2?-, -ja, ja, ja, ya, chévere, tú dirás-, -¿o tienes algo que hacer?-, -no nada, sorpréndeme y te sorprendo cuando estés inconciente-, -veste cun-

Y así ingresaron a la flamante cebichería, ya no del Morocho, ahora ni sabían de quién era. Carlos pidió una cerveza –pero bien helena, ah-, –yo sólo quiero agua-, -bah, pero . . .-, -no, yo no tengo ganas de tomar-, -ah, ya mejor, más para mí- como eran de los primeros que llegaban al local, les atendieron rápido, el mozo se retiró, porque al instante empezó a llegar la gente.

-No sé por qué pero siempre que llego a algún local, como que empieza a llegar la gente-, -a mí me pasa lo mismo, le traemos suerte seguro-, -sí ‘on, yo me acuerdo que una vez en el Cuzco, cuando taba chibolo con mis viejos, ta que nos agarró la granizada en plena calle pe-, -ya ¿y?-, -y suerte la mía, que el primer lugar que encontramos fue una pastelería-, -ja, ja, ja, osea saliste ganadazo-, -fácil, pero el caso es que al rato empezó a llegar la gente, y se llenó-, -bah pero eso fue por la granizada, no por otra cosa-, -¿quién sabe, no?-, -no, pe, entonces ahí no cuenta-, -no sí, sino que . . . wazu, mira esa chibola-, -oe, ta que tú no cambias, ¿di?-, -no tío, me proyecto con las niñas pe-, -¿sigues con tu flaca de Kinder?-, -no, ya no-, -¿por qué?-, -no tío, porque ya dejó el “Kinder” pe-, -¿cómo así?, ¿qué no estaba en el cole?-, -por eso pe, ya se fue a la universidad y . . . no pe allí como que se avivan y mejor que se proyecte con gente de su edad, ¿manyas?-, -ah, pero al menos llega con un buen training-, -ja, ja, ja, no, todo tranki-, -no me vas a decir que no-, -no te he dicho eso-, -no, pe habla, ta que a esa chibola . . . pucha pegada a ti nomás on, pero ¿era sólo por “amor”? ja, ja, ja-, -no, sí le gustaba su chikita pe-, -puta pero bien “chikita”, ¿no?-, -ja, ja, ja, no pe ¿ya empiezas?, ya te he dicho ya, yo como el maestro Yoda: “el tamaño juzgar no debes”-, -no sí, pero puta te acuerdas cuándo te hizo chongo en la universidad, ¿algo así me contaste?-, -ah sí, puta sino que esa ona era bien celosa pe, puta que no podía hablar casi con nadie, ta que esa vez-, -que le gritó: ¡puta! A tu amiga, ja, ja, ¡ta qué pasta!-, -sí ‘on, le gritaba: “ZORRA, PUTA, PERRA” deja a mi hombre, en pleno patio del campus-, -no jodas que tal chongo-, -¿chongo?, roche mierda, ni más-, -ja, ja, ja-, -puta un rochezazo tío, mis amigas del lonsa se paltearon bien feo-, -no pe ¿cómo va a ir a la universidad a hacerte tremendo escándalo?-, -no es que justo ella estaba llevando no se qué cursos de afianzamiento, y eso que tovía no terminaba el cole, le faltaba pe-, -pero entonces ¿la dejaste?-, -sí, a partir de allí sí, puta ni más-, -pero oe la chibola taba bien tío-, -no eso sí-, -pero ¿no la calmabas?-, -sí on, sino que puta igual no le pasaba, paraba diciendo, así, tú me engañas, tú me mientes, terminábamos de tirar, y ella me preguntaba: “¿me amas?” puta me llegaba al pincho on, no sé cómo tenía fuerzas para hablar y pensar-, -ja, ja, ja-, -sí tío, puta que esa ona, no sin huevadas, sé que esta huevada lo dicen todos después de terminar pero, sin huevadas, esa ona taba locaza-, -ja, ja, ja-, -osea a las chibolas hay que trabajarlas bien pe-, -a ver maestro dicte su cátedra-, -no pe, osea a los 15-16-17, su manoseo, su dedito, su polvito, pero todo tranki, por ahí pe, luego a los 18, puta, es como si el DNI tuviese algún efecto afrodisíaco-, -¿afrodisíaco?, puta mare, voy a servirle mi DNI molido a mi flaca en vez de Ajino-moto-, -no pe huevón, osea a penas cumplió los 18 puta paraba llamando a mi celu, así a cada rato, cache, cache, cache, y por esa época es por la que me jodía-, -porque ya se la olía seguro-, -sí, on, osea nos quitábamos a mi cuarto, y todas las tardes, tira que te tira-, -estudiando-, -anatomía, claro pe, seguro que se proyectaba, y pensaba: "cómo yo había podido aguantar esos años, si no lo hacíamos tan seguido o el primer año, que no lo hicimos y estar bien"-, -¿y cómo pudiste aguantar?, ¿pura manuela?-, -¿manuela? manuela pa los barbones, esa ona no estaba equivocada, yo tenía otras tres flacas a las cuales me tiraba de vez en cuando ¿tú sabes?-, -ala manya, a ver, a la Pao-, -ella era una-, -no jodas, te seguías tirando a esa ona-, -puta pero buen culo pe-, -no, sí lo sé, pero, osea, como que puta entrar ahí . . . yo me pondría triple condón, porque la flaca taaaba, puro sillao-, -nakever, todo normal, como patas nomás-, -y luego que terminaron-, -no te digo-, -no, con la chibola-, -ah hasta ahora, a veces me viene a ver, o me dice que no hay nadie en su jato y un choke y fuga pe, pa’ recordar, tú sabes que no hay mujer difícil para mí-, -ajá, te creeré- ellos siguieron tomando su chela y su agua, respectivamente, no pedían nada para comer; aunque el menú era bien variado, no se decidían por nada, y así iban pasando los minutos.

-Oe pero ¿cuéntame cómo andas ahora?, ya hablamos de mí, tú siempre eras el que escuchaba de la colla, nunca llegábamos a saber mucho sobre ti-, -es que yo escuchaba, aunque por ahí también hablaba ¿no?, osea, no sé primero hay que saber escuchar antes de hablar, es como leer antes de mandarse a escribir-, -¿sigues con tu onda de escritor?-, -en algo-, -¿ya terminas tu “primera y veintiúnica” novela-, -ja, ja, ja-, -tú eras la cagada, porque puta mientras los profes taban en clase tú parabas leyendo, así el profe se mataba con seno, coseno, tangente y tú, puta con, con, ese ¿cómo se llama?-, -¿quién?-, -el famoso . . . Vargas . . . -, -Vargas Llosa, sí pero ése no lo leía tanto, más a Kundera, Saramago, Hesse-, -mmm, sí esos . . . ¿tabas estudiando literatura?-, -sí ahí, ¿y tú . . .?-, -administración-, -ah ya, la carrera de los “sin alma”-, -ja, ja, ja-, -aquellos destinados a sentarse detrás de un escritorio, y vivir en una oficina, firmando y sellando . . . -, -oe bah, por lo menos me van a pagar más que ti como profe, ¿no?-, -pero es que yo no quiero ser profe-, -a no pe, tú escribías ¿no?, así, esos cuentos eróticos que pasabas a la gente-, -ja, ja, ja-, -esa huevada sí que te lo compraba, ¿sigues escribiendo ese tipo de historias?-, -no, ya no, puta que hace como cuatro años que no escribo ni mierda-, -el mismo tiempo que estás en la universidad-, -y eso me llega al pincho-, -¿cómo será? pero va pucha, ponte a escribir nomás pe, debe ser divertido, pasarse el día hueveando frente a una compu-, -mmm, no es tan fácil, pero ustedes los “económicos”, nunca podrán entenderlo-, -a los “artistas”, ¡JA!, no creo, y a los “diske-artistas” peor, lo único que sé es que sin dinero no se puede nada-, -sí, yo también-, -osea eso del arte, pa los muertos de hambre-, -sí, lo sé tío, pero la huevada es que nunca te has preguntado, osea cuando mueras ¿quién chucha te va a recordar?, osea yo sé, que quizás si es que uno tiene hijos, así, los hijos, nietos, hasta bisnietos incluso, pero ¿y?, luego ¿qué?-, -mira, yo me conformo con vivir bien, así, tener mi depa propio, mi caña, y plata a forro, lo demás no me importa, porque no voy a vivir para verlo-, -lo sé, pero, es que como te digo, ustedes nunca lo van a entender, viven enjaulados entre cuatro paredes que ni siquiera lo son, y viven así porque ustedes carecen de alma, desde que trabajan en una oficina son seres inertes que han vendido su alma al diablo -, -hey, si he de venderla por dinero, A-MI-QUE-¡CHU-CHA!-, -dinero, el tiempo que te va a faltar por tanto que vas a trabajar, sin poderlo disfrutar-, -ja, ja, ja, tú y tus rimas mierdozas, sigues componiendo esas canciones así hip-hop grosero-, -ah, ja, ja, ja, no ya no tampoco, eso ya lo dejé, o simplemente no me nace más, ahora bueno hago como baladas o algo así, es que hace algún tiempo conocí a una flaca-, -sí me dicen que te tienen pisado tío-, -no, para nada, esos son los huevones que hablan porque no les queda otra, esa flaca sacó lo mejor de mí on-, -ah ya, cacha rico-, -oe puta ¿tú lo ves todo cache nomás?-, -ja, ja, ja, ay ¡zau!, ya estás hablando como hembra, maricón, ja, ja, ja-, -no sino que puta el sexo no lo es todo en la vida-, -puta no han tirado seguro-, -no, sí . . . sí hemos tirado, osea-, -mierda, te tiene con la soga en el cuello, te templó y te ha hecho que la esperes hasta “cuando ella quiera y esté preparada”, y tienes miedo de haber perdido el tiempo, cuando lo que sólo querías era clavártela y ya, ¡qué mierda! te enganchó huevonazo, y dices, ya pe, seguir nomás, fácil que puede pasar algo, y así te va a tener durante un buen tiempo, por HUEVÓN-, -calla mierda, que no es así, y habla más bajo carajo-, -¿cuánto que estás con ella?-, -año y 3 meses-, -ya tío ya es hora, un año, hasta yo, y eso que de pura finta, porque por lo bajo, tu sabes . . .-, -bueno para serte sincero, recién hemos tirado hace un par de semanas-, -RECIÉN, PUTA ¡¡¡QUE HUEVÓN!!!, y qué puta tu pinga sí que debe de haber explotado on, hay que ser bien . . .-, -no sino que, ya peee, no jodas, osea yo sí la quiero, toy templado pe-, -no ta bien cholo, ta bien, normal, todo tranki, somos patas, puta pero déjame decirte, más ha sido por clavártela que por otra cosa ¿di?, que has aguantado tanto, dime pe, y seguro que ni le has adornado, por miedo a perder soga y cabra, o me equivoco-, -mmm, no-, -oye huevón, yo creo que lo que pasaba es que tu plan no funcionó pe huevón, osea tú decías, puta aquí la hago, ¿y? te ensartaste pe, te templaste ¿y? manuela pajares como chibolo de doce, te tuvo a la puerta de la base dos, edad donde todos, pero absolutamente todos, estamos obligados a cachar y cachar porque nuestro mundo se va a acabar, en naranja wando, yo creo que al final fue más amor al chicharrón que al chancho-, -ya normal, cree lo que tú quieras, nunca lo vas a entender, porque tu mente es recontra cerrada-, -como tu hembra- y Alberto se llevó otra vez la botella de agua a la boca, continuó tomando hasta dejarla vacía y pedir otra; mientras que Carlos, se proyectaba solo con las chelas, pero no caía. Aún no se decidían qué comer, mientras la gente continuaba retirándose, luego de terminar su menú, o de leer la carta.

-Vas a ver que va a llegar el día en que yo sea una persona reconocida y admirada on, puta que las flacas se van a pelear por mí on, porque voy a ser algo más que una cara, mi arte las va a hacer caer-, -¡QUÉ ARTE NI QUÉ ARTE!, el dinero es lo que atrae, con arte no puedes comprarles todo lo que ellas quieren, porque sin huevadas y en esto sé que coincidimos, puta para tener flaca hay que andar bien de la economía-, -puta eso sí ‘on, así la flaca te diga: “no, no, yo no te quiero por lo que me des, sino por cuánto me ames”, son cojudeces, un “TE AMO” no les presta para pagar una pensión de universidad o de instituto-, -pera, pera, aguanta el coche, no me digas ¿qué tan bajo has llegado?-, -¿qué no es normal?-, -no pe tío, yo me refería a las cosas que convienen a ambos, bueno más a los hombres, pienso, aunque está demostrado y comprobado que las mujeres disfrutan más de los orgasmos que los hombres-, -puta mare este ‘on-, -digo que osea, pagar los taxis, el trago, los fayos, el telo, los condones, la bajada . . . eso pe, puta pero tu caso . . . sí que es triste déjame decirte-, -no, sino que hay veces que pucha, no hay ¿y?-, -oe huevón, pero puta por qué no le dices que tú tampoco tienes pe, ¿y tus necesidades?, si quieres salir con los patas-, -es que en realidad, lo que más me duele es no poder gastármelo en libros-, -ah, sí pe tú eres intelectual, qué tal cojudo, cómprate tabas aunque sea-, -es que eso realmente no me vacila para nada-, -oe pero lo que te digo es que puta prestarle a una flaca, es decirle adiós a tu dinero, las flacas no han nacido para saber administrar plata, a penas tienen algo lo primero que hacen es comprar y comprar sin pensar-, -sí ‘on, ropa y más ropa, cojudeces nomás compran-, -¿dices que la ropa es cojuda?-, -huevadas pe ‘on-, -ah no tío, hazte ver ah, ir de compras es lo máximo, a menos que a la flaca le quede hasta el culo-, -no, el problema es que le queda muy bien-, -bueno por otra parte, a mí no importa mucho lo que lleve puesto una flaca, sino que se lo quite lo más rápido posible-, -a mí también-, -calla pajero-, -por lo menos no me vengo rápido, como cierta persona-, -¿qué?, ¿Quién te ha . . . ?, ah con que esas tenemos ¿no?, ¿quién te ha contado?-, -por ahí un blackbird-, -¿la Negra?-, -NO POR DIOS, con esa ona no hablo hace años, oe ¿y por qué preguntas por la Negra?, puta qué pendejo que eres on, dime al menos que te la tiraste cuando ya no estaba con ella-, -nunca estuviste con ella-, -pero me gustaba-, -y tú baboso, que no te le mandaste, esa ona fácil que te decía que sí, pero tú de cabro . . .-, -soy tímido pe, soy artista-, -¡que artista mierda!, tremendo huevonazo eres y te vienes a creer, ni siquiera publicas nada, ahora dime ¿qué chucha sabes?-, -yo no sé nada ‘on, sólo te dije para ver cómo te ponías, suelo hacer esta pregunta para conocer el índice de gravedad del asunto, si lo toman a la broma, puede que sea o no cierto, pero si se asan es cierto de hecho-, -ya deja tus experimentos a un lado y dime ¿quién mierda te ha contado?-, -NADIE MIERDA, NADIE, pero si lo que quieres es una respuesta . . . la Negra pe, la Negra me ha dicho que te venías en cinco minutos-, -pendeja, PENDEJA, negra puta, y esa ona no te dijo cómo yo . . . -, -oe huevón, tranquilo, entiende, NA-DÍ-E me ha dicho nada, tu secreto está bien guardado, es normal, eso de la eyaculación precoz, es algo normal, no te preocupes-, -¿ah sí?-, -sí tío, más bien, lo único malo, es que conmigo pasa todo lo contrario-, -¿qué?, ¿cómo?-, -¿cómo?, que cacho y cacho con mi germa y no me vaceo-, -puta no te excitará pe-, -no, para nada, me pone arrecho y palitroke cada que la veo, y sé que a ella también la pongo así pe, tú sabes, la creatividad-, -no, no sé, pero ¿entonces, habla?-, -no sé, es algo que me pasaba cada vez que tiraba, en un comienzo pensé que no me excitaban las hembras, entonces dije, puta fácil que soy cabro pe, pero probé y no pasó nada-, -¿Qué probaste?-, -ya otro día eso ¿ya?-, -bueeno-, -el caso es que le escribí a Denegri-, -¿quién chucha es Denegri?-, -ese tío pe el sexólogo, crítico literario, gallero, y eso-, -aaahhh, no, ni idea-, -bueno, le mandé un mail y me dijo que eso pasa con tres de cada 1000 hombres en el mundo-, -ah manya, pero en verdad eso debe de ser una bendición tío, un don divino, tú lograrás que las mujeres lleguen al cielo-, -sí, pero ¿y mi cielo?, estoy cansado de corrérmela cuando ella ya está hecha, quisiera compartir mi orgasmo con ella-, -puta tío eso está bien tranca, no creo que un hombre y una mujer logren el orgasmo juntos, yo con mi chibola, llegábamos a veces-, -¿qué era flash la chibola?-, -no sino que con ella, había cierto entendimiento y no me venía tan rápido-, -ah, ta bien, ¿la querías?-, -la quiero-, -ah, ¿y qué has hecho por ella?-, -realmente sólo quiero olvidarla-, -no crees que ha madurado y ya no va a hacer escándalos-, -no creo, yo pienso que todo tiene su momento, cada cosa a su tiempo, ambos tuvimos varias oportunidades, ninguno supo aprovecharlas, y ya, sólo nos quedan los cada vez menos frecuentes chokes y fugas-, -por lo menos yo tengo algo seguro, no te digo que la relación sea perfecta pero . . . por lo menos ahí nos damos-, -se paran peleando-, -sí, a veces-, -y por huevadas seguro-, -sí, por las huevas, pero tratamos de estar bien, y no sé, a veces pienso que es parte de la relación-, -pelearse y amarse, eso es parte de la vida-, -y la vida es relacionarse-, -y relacionarse debería ser amar-, -y amar, la vida-, -¿cuál vida?- ambos se quedaron callados un rato, observaron a su alrededor por no cruzar más sus miradas. Alberto tenía unas doce o quince botellas de agua vacías sobre la mesa; Carlos ya estaba terminando una caja y algo más solo, y no caía, como es usual en él. Ya no tenían hambre y al parecer tanto el efectivo como el estómago no les daban para algo “sólido”.

-Bueno mejor nos vamos quitando ¿no?-, -fácil- mientras esperaban que el mozo les hiciera caso, se quedaron viendo la televisión. Pusieron una canción que jamás en “su vida” habían escuchado –oe ¿y esa cionca?-, -no sé, es nueva creo-, -pero nunca la he escuchado-, -¿y qué?, ¿acaso tienes que escuchar todo?-, -bueeno- apareció en la pantalla una orquesta y en la presentación del dvd, decía FULL REVENTÓN TONERO 2010 -¿2010?, ja, ja, ja, puta esos ones que hacen estos videos-, -¿di?, Puta no sé ¿por qué ponen así las más toneras de un año que todavía “no existe”?, ni ha finalizado el 2007 y ya se proyectan-, -no pe, pa que no pase de moda-, -ja, ja, ja-, -a ver . . . ¡la cuenta por favor! . . . –

Procedieron a retirarse del restaurante. Al momento en que Carlos se levantó de la silla, sintió los leves estragos del alcohol surtiendo efecto por sus venas. Alberto estaba empanzado de tanta agua que había tomado, pero aún no quería orinar, era extraño en él, puesto que en el colegio le jodían de “Cuy”, no por ser medio chato, sino porque paraba meando a cada rato.

Caminando rumbo al paradero, se dieron cuenta que algo raro había pasado con su famosa calle, sin embargo aún no identificaban qué –oe tío, ¿y la tienda de Don Luisín?-, -donde siempre pe, ¿qué quieres comprar algo?, ¿ahí a lado no está?-, -yo no veo nada-, -¿qué?-, -que no hay nada tío-, -pero si cuando entramos, yo justo había saludado a su sobrino que estaba atendiendo a una tía y había un culo de gente-, -mira huevón, tampoco ta el play del “Gótico”-, -¿oe qué?, yo te iba decir pa ir a fiarle- miraron a su alrededor asustados, aquel ya no era el mismo sitio donde habían estado hacía un par de horas –oe tío ¿y el restaurante?- voltearon para percatarse si por lo menos allí seguía todavía -Comercial Pareda S.R.L, Oe ¿qué mierda pasa?- siguieron caminando asustados. En la esquina había un puesto de periódicos, el cual jamás había estado allí antes, leyeron los titulares “Micro desaparecido, familias continúan buscando”. Cómo no lo entendían les tuvo sin cuidado, hasta que leyeron: La Industria. 29 de Diciembre del 2009.