sábado, julio 19, 2014

"La caza del hombre en el Perú"


Uno de los libros más excéntricos, disparatados e irreverentes de la narrativa peruana sobre la violencia política es “CIA Perú, 1985. Una novela de espías” de Alejandro Neyra. Esta obra ganadora del Premio de la Cámara Peruana del Libro 2012, en contraste con el oscuro humor que destila cada capítulo, nos sumerge en el Perú de mediados de los ochentas, con sus personajes políticos y escenarios de desolación, haciendo gala de una impecable documentación histórica, posible gracias a la labor de diplomático de su autor. Este año presentó dicha novela en la Feria del Libro de Trujillo, desde donde nos dejó esta entrevista. 
¿Qué te motivó a unirte al “gremio de los autores peruanos que han abordado el tema de la violencia política en sus novelas”? 

Para comenzar, es algo con lo que lidiamos todos los de mi generación: nací en 1974 y para 1985 (año en que se enmarca la novela) era un niño que estaba creciendo en la peor época de violencia sufrida por el Perú. Es imposible ser ajeno a ello, te marca; pero no solo la violencia, también la crisis económica y política. Sin embargo, no tenía muy en claro escribir sobre este tema en específico, porque casi siempre lo mío son los cuentos de humor y fantasía, tomando como centro a los peruanos, debido a que estuve fuera un buen tiempo.

Desde el primer capítulo se menciona al escritor francés de novelas de espionaje Gérard de Villiers con su libro de 1985: Chasse àl'homme au Pérou (“La caza del hombre en el Perú), ¿cuánto ha aportado esta obra a tu libro? 

La novela de Gérard de Villiers trata de un espía austriaco, MalkoLinge, quien llega a Perú en 1985 con la misión de atrapar a Abimael Guzmán. Luego pasa lo que pasa en todas las novelas de espías: mucha violencia y mucho sexo. Entonces imaginé qué hubiera sucedido si un espía, a lo James Bond, hubiese llegado al Perú en 1985. Esto me causaba gracia porque era imposible que realizara su misión, de manera tan eficiente, como este tipo que en dos semanas capturó a Abimael Guzmán. 

No obstante, me situé en la época en que viví. Tenía diez u once años para 1985 y me acordaba de todo, aunque también indagué en el Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación para revisar la cronología: aquel año vino el Papa Juan Pablo II para visitar Ayacucho, Iquitos, Trujillo y otras ciudades; como me gustaba la política desde muy niño, me acuerdo de las elecciones donde participó Alan García contra “Frejolito”; además, recuerdo perfectamente cómo vivíamos: en la escasez de comida, sin agua, con apagones y todas las carencias de un país en guerra y con una crisis económica espantosa.   

Por la agilidad con que refieres hechos tan duros, tu novela me trajo a la memoria “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, que es casi una “lección de historia sobre la guerra civil española para dummies”, ¿fue similar tu propósito al apelar al humor para recontar esto de una manera más ligera? 

Si elegí el humor y un lenguaje sencillo era porque pensaba: ¿qué le enseñan a los chicos ahora? Había visto por Internet, durante mi estadía en Estados Unidos, que mostraban por las calles el rostro de Abimael Guzmán preguntando: ¿saben quién es él? Y los jóvenes respondían cualquier cosa o que no sabían. 

Entonces me pregunté: ¿dónde estamos viviendo? Por eso Movadef se está metiendo tan fácil a las universidades donde imparten un discurso que pretende limpiarle la cara a Sendero Luminoso con un rollo que me parece totalmente condenable y falso. 

Esto me parece muy triste, y aunque no creo en las novelas morales, pienso que las buenas obras literarias deben dejarte algo, en este caso: recuperar la memoria; y la forma más sencilla que encontré fue incluyendo en una novela corta y ligera acontecimientos que marcaron nuestra historia, pero usando un lenguaje que cualquiera pueda comprender. Si alguien escribe literatura demasiado compleja, yo mismo tengo mis reparos: a mí me gusta leer, pero para divertirme.  

No obstante, pienso el fuerte de tu novela radica en aquel juego malicioso entre ficción y realidad / humor y seriedad, como sucede durante la cita entre MalkoLinge y Augusta La Torre, cuando el espía austriaco seduce a la entonces esposa de Abimael Guzmán. ¿Qué pretendías con esto?

Aún no se ha esclarecido cómo muere Augusta La Torre, y la versión oficial de Sendero es que estaba enferma y se dejó morir. No se quiso tratar para que no la descubrieran y desestabilizaran al Partido, por eso la consideran una mártir.
La otra versión, totalmente plausible, es que surgieron una serie de celos entre Elena Iparraguirre (actual pareja sentimental de Abimael Guzmán y dirigente de Sendero Luminoso), y Augusta La Torre (primera esposa de Abimael Guzmán, fundadora y dirigente de Sendero Luminoso), quienes se enfrentaron; y con o sin la anuencia de Abimael Guzman, Elena Iparraguirre mandó a matar o asesina a Augusta La Torre. 

Con esta temática podrías hasta escribir un bestseller sobre conspiraciones…  

Una de las cosas más curiosas que me pasaron fue cuando me escribió un tipo de Finlandia para decirme: me gustaría leer su novela porque veo que habla de la CIA y el Perú, luego me preguntó si había leído “CIA-Sendero Luminoso: guerra política” de AndreoMatias, que es una teoría de la conspiración al máximo con un estudio casi antropológico de 180 páginas donde el autor, que escribe bajo seudónimo, postula que Sendero Luminoso fue una creación de la CIA, porque afirma que lo que pasó en Perú es casi un calco de lo acaecido en Camboya con Pol Pot. 

Esto debido a que Sendero Luminoso es un movimiento atípico, mesiánico, supuestamente comunista, que pretende desestabilizar el país, pero a la vez es raro ya que no busca tomar el poder inmediatamente. Movimientos para desestabilizar países donde hay miedo que el comunismo gane son típicos de la CIA. Su conclusión, un poco extraña, es que Sendero Luminoso era financiado por la CIA. 

Estamos hablando del fin de la guerra fría que para la CIA fue la época más complicada y donde metieron plata por todos lados: estaban como locos para que el comunismo no gane, aunque esto último si está completamente comprobado (Afganistán). Sin embargo, no he encontrado nada que compruebe que la CIA intervino directamente en el Perú. Aunque sí hay muchos informes de inteligencia sobre el Perú. 

Mi novela intenta mostrar los hechos de manera sencilla para que cualquiera pueda entretenerse leyéndola, pero que al final le queden varias dudas sobre la muerte de la camarada Norah y la intervención de la CIA. Si a alguien le llega a gustar la novela, quiere decir que he cumplido mi cometido.

Entrevista publicada aquí: 

http://www.enprosayenverso.com/2014/07/caza-al-hombre-del-peru-una-entrevista.html