domingo, octubre 22, 2006

La noche más perfecta de su vida

Fue cuando ella se le acercó, sólo tenía puesto un polito el cual le llegaba a los muslos, le dijo sonriendo –primo, ¿no tienes frío?-, -¿ah?, ¿qué te refieres?-, -no, digo que si no quisieras venir a mi cuarto, así ya no te vas a poder resfriar- él sólo llevaba puesto su short y un polo, y descalzo; total eran mediados de Febrero, y hacía un calor abrasador –¡oh! gracias, pero creo que estoy mejor aquí- se resistía, aún así, moría por dentro, de sólo saber que su niña le estaba pidiendo que no la dejase sola –ah, ya chévere entonces, es quee como que tengo un poco de miedo-, -¿miedo de qué?-, -miedo, a estar sola, mis padres no estaan-, -lo sé, me dejaron cuidándote este fin de semana- al decir esto, sus ojos bajaron hasta sus rodillas, y recorrieron las pantorrillas, aquellas que pudo apreciar al momento de llegar a esta casa, pero rápidamente apartó su mirada, ella se hizo la desentendida –bueno- ya lo tenía en sus garras, sólo era cuestión de esperar, le dio la espalda y en ese instante crítico en el cual pudo ver como sus piernas describían esa curva perfecta que sólo poseen aquellas noveles actrices que siempre había adorado, quienes aperturaron sus púberes deseos manuales –mira te hago la taba hasta que te quedes jato, de allí regreso a estudiar porque tengo un trabajazo que presentar en la u-, -y seguro estabas meditando cuando tencontré-, -ah, ja, ja, no, digo sí, uno cierra los ojos y . . .- ella se sentó en la cama, él cogió una silla a lado de su cómoda, se inclinó hacia atrás y apoyándose en sus manos, lo miró, le sonrió y diciendo –ah, hace calor, ¿no?- fue descubriendo su níveo cuerpo camuflado tras la gratificante luz de una luna llena que hacía prescindir de toda aquella artificialidad actual, primero su ombligo, que sólo era la piedra angular de un monte sembrado de piel, que parecía haber recibido nieve en pleno verano, mientras su polo iba subiendo por su cuerpo, él iba feneciendo con el veneno que irradiaba su mirada, ella era una medusa del placer, sabía que no debía observarla, peor aún si tenía algún escudo donde reflejar de sobremanera su belleza, sólo le inspiraba la muerte, sí, eso quería, morir en aquellos diminutos picos, escalarlos y ahogarse, sentir su suavidad, y rozar con la húmeda bandera su cúspide, bailar paseándose sobre la cordillera purgatoria que lo llevaría al paraíso personificado en sus senos, sí, tan pequeños y tan separados que permanecían parados, tal cual su miembro, pero ellos significaban belleza, perfección, exquisitez, un sosiego en el cual quería permanecer dos mil vidas enteras, y volver a resucitar cada vez que ella quiera, sólo moría por poder acariciarlos, ella terminó de quitarse el polo, le miró y volvió a sonreír, lo tiró al costado, para la ventana, aún estaba cubierta por su calzoncito de rayitas horizontales de arco iris, cuando estiró sus brazos de sueño y lanzó un bostezo que más parecía un gemido de sirena, ¡oh, no!, ¿por qué no se tapó los oídos con cera y se amarró al mueble?, pero sucumbir ante aquella belleza de senos que se vuelven más planos y más hermosos al estirarse de sueño, es el nirvana, ése es el poder que tienen, cuando sólo se pueden apreciar sus cilíndricos pezones rosas, y la piel se confunde con un par de almohaditas elevadas que le otorgan el grado de máximo representante del sexo femenino, sí, allí es cuando suelta sus cabellos, ¿por qué lo hace?, ¿por qué se desnuda frente suyo y deja sus castaños cabellos lacios al sol de la noche que los enternezca y libere cada vez más con su brillo fulminante?, el poco pero abundante que les otorga la noche más perfecta de su vida y son estas las razones por las que tiene mucho que agradecer a su cobardía que no lo dejó morir bajo depresiones de antaño, pero por favor no te quites esa prenda, la última después del anillo gigante y las pulseras mundialistas, cuanto habría dado por ser aquella pulsera y corromperse en su muñeca, ahora sentada como está, levanta sus fideos al cielo raso, y su prenda, la más codiciada va descendiendo a través de sus cuasi extintas caderas, rozando sus muslos y aquellos diminutos bellos rubios, que con la luna se vuelven plata y oro con el sol, y líquido con su lengua, continua bajando aquel pedazo de tela bendito por todos los santos, sus pantorrillas son cada vez más lentas, parece una interminable travesía de cien metros planos pero de puro placer, él siente envidia de aquellas bragas, los celos lo invaden, supera las vallas curvilíneas de sus piernas hasta concluir en la meta deseada, sus talones, parabólica perfecta y sus pies tan largos que prolongan sus pensamientos divagantes entre el norte y el sur de su rosa naughty-ca.
Echo esto y desnuda ya, careciendo de recato alguno en frente suyo, lo siguió mirando y con aquella característica sonrisa inocente de adolescente endemoniada, jaló su sábana de hello kitty, la elevó y de un salto marxista, impulsada por su perfecto trasero, cubrió aquellos muslos y pantorrillas que aún eran una tijera inclinada, mas no sus infantes senos los cuales cobijó bajó aquella buenestrellada manta pudorosamente después que la mitad inferior de su cuerpo se estirace y los, o las, pusiera al descubierto, como si no lo hubiesen estado antes, o quizás regresaba de algún estado de encantamiento o ritual hipnótico, ya que, si bien sólo habían transcurrido unos segundos desde que ingresaron a su habitación, para él fueron pasión, muerte y resurrección a la quincuagésima potencia.
She is

Ella era extraña, conversaba con el viento, no le tenía miedo al tiempo, se peinaba en madrugada, para recibir al sol, se sentaba en la ventana y dibujaba en los cristales, con sus manos una cárcel para atrapar al sol . . .

Carmen era el nombre de mi flaka, así le llamaba en las cartas, aunque nunca estuvimos. Cuando llegó al barrio me parecía una creída, arrogante, lambida, alzada, media ruca y demás adjetivos denigrativos. Una tarde, Javier, el pata con quien más paraba en el colegio, la vio conversando con una amiga, estaban en el balcón de su casa, desde aquel momento se convirtió otro objeto de deseo –oe yesa flaca ¿la manyas?-, -maso, creo que es nueva en el barrio-, -¿hace cuanto que llegó, ah?-, -harán unos meses pe-, -ah ya-, -pero como que se alucina la gran cagada-, -ta que así parece, pero que linda es huevón-, -ja, ja, mejor ni la mires, que tiene una fama de player-, -uy chu-.

Carmen era linda, tenía una belleza extraña, cabello negro, recontra oscuro, que hacía contraste con su piel blancaza, no tenía mucha delantera; pero sí una “buena defensa paraguaya”, ojos entre tristes y seductores; se mezclaban con una sonrisa perfecta que engalanaba cualquier foto. Siempre la veía con alguien en la puerta de su casa, todos chicos, sólo sus amigas subían al balcón, a “la oficina”, muchos la conocían como “la perra virgen“, por los constantes agarres con el que sea en los tonos –pero no pasaban de agarres mi “Otaner”- por supuesto para chapar con Carmen había que tener suerte, ya que no elegía cualquiera, casi siempre eran mayores que ella.

Me hice pata de Carmen por culpa de extrañas, reiterativas y curiosamente inexplicables circunstancias, ahora pienso que fue el destino quien buscaba aquellos encuentros al final de cuentas. La primera fue en el micro, era el único asiento libre, me hizo recordar a Forrest Gump, mi película favorita, ella observaba con los ojos perdidos el paisaje cochino de la ciudad que ofrecía la ventana, yo intercambiaba miradas con techo o el pasillo. La segunda sucedió en el chifa, un domingo, ta que no sale este chino conché, y esta flaca aquí que se la tira de mamacita, en eso salió el chino, los dos pedimos –¡para llevar!- al mismo tiempo enseñándole los tapers, el chino sonrió, sólo atiné a decir con esa falsa voz –primero las damas- y retiré mis tapers. La tercera pasó en la bodega sólo quedaba un dorito’s y lo compré; cuando ella entró, yo estaba hablando por teléfono y comiendo mis plásticos con queso –señor buenas, deme un dorito’s- el tío señaló el teléfono –era el último- me cagaba de risa dentro de mí, la cara que ha puesto esa flaca. La cuarta, en un tono pro-fondos por fiestas navideñas que organizaban en una disco del centro, y ahora sí me la presentaron legalmente ¿qué, esta 'ona ha venido al tono? ta madre, pero pa' que vean que no arrugo: la saqué a bailar, era una canción de Modjo que a mí me vacilaba ¿por qué nunca la pondrían? ella se estaba moviendo, nadie en el tono bailaba, bueno con la excepción de unos pocos, la canción todavía no era tan conocida por estas zonas ¿qué extraño que conmigo no se hiciera de rogar? no, ni cagando, ja, ja –¿te vacila Modjo?-, -claro, lo que me llega es que casi nunca la pasen- bueno fue un cague de risa . . . Lady hear me tonight . . . ahí como que empezamos a entendernos, creo que allí comenzó todo realmente . . . ‘cos my feeling is just so right . . . esa noche, todos pensaban que agarraríamos pero no pasó nada, no quería, no me atraía, tovía pe . . . As we dance by the moonlight, can’t you see, you’re my delight . . .

Solos una vez más en su jato, no había nadie, ni sus hermanos, primos, tíos, o su perra “Camelia”, estábamos solos, contra el mundo, contra las opresiones, contra la gente, contra mi pata, contra sus hormonas, contra mi libido, y Contra, el juego de Super Nintendo que nunca pasé. Acercamos nuestros rostros, mientras en Mtv . . . Oh no, I see, a spider web is . . . nos besamos segundos eternos, su lengua danzaba en mi boca, sentía en su aliento los bates que habíamos lanzado en su azotea, antes que la brisa nos devolviera adentro, un delicioso y afrodisíaco sabor, nuestros labios empapados por la reseca saliva, mis ojos cerrados alucinaban sus lívidas piernas cubiertas sólo por aquel short de jean cortado para el verano, sus sandalias, sus pequeños pies, de los cuales me burlaba llamándolos “bacterias”, subía mi mano, la introducía en su polo, palpaba sus suaves, pequeños y erectos senos de adolescente excitada a punto de explotar, sus pezones paraditos, seguía su lengua insaciable, ella no paraba, yo sí me paraba, izaba un obelisco y asfixiándome, pero con sólo respirar de su hálito, resucitaba cual sábado de Gloria, y con Gloria ¿que será de ella? sudaba, sudaba mucho, tarde de verano, cuando repentinamente se apartó de mí –NO- . . . and I never meant to cause you trouble, and I never meant to do your wrong . . .

-Hazme el pase, ya pe . . . Renato, tu paata, o es que ¿no te acuerdas de Gloria? . . .-, -si me acuerdo, y por eso te digo que esta flaca no te conviene pe huevón, escucha lo que te dice tu pata, que es algo versado en estas lides, hay tantos peces en el mar . . .-, -me llegan al pincho todos tus peces en el mar, no me entiendes, no me interesa que sea judía, cristiana, musulmana o marciana, total lo que no fue en mi año no me hace daño-, -nooo, no es eso- es que me ha empezado a gustar a mí también –o a pike a ti también te vacila, porque de ser así, yo me retiro y . . . total tú la viste primero tío . . .-, -no, no es eso, ya te-, -por una flaca no nos vamos a paltear pe, somos patas desde el jardín, aunque me joda, te la dejo 'on, así me duela en el alma perderla, por más que sea la mujer más hermosa del universo y todas las tristes canciones que he compuesto estén inspiradas en ella y mi vida no . . .-, -no seas huevón- ¿por qué este imbécil siempre, pero siempre sabe hacerme sentir mal carajo? –esa ‘ona ta por ti pero, sólo te advierto que . . . yo no me hago res . . .- pero ¿qué chucha estoy haciendo? -ya huevón ¿qué de malo puede pasarme? es sólo una flaca . . . todas terminan templándose de mí ¿te olvidas mi currículum?- Carmen no es como "todas" -llévala al tono del “Chato-Mario”, el de este viernes, tú sabes cómo es la cosa- . . . Tell me, love isn’t true, It’s just something that we do, tell me everything I’m not, but don’t ever tell to stop . . .

Cuando la veía, se le notaba triste, no sabía por qué siempre miraba al horizonte cada vez que me hablaba con su tono de quemada, su vista fija en un punto, el cual no era mi rostro, cuando le comentaba sobre algo, trataba de observarla, parecía que no me hiciera caso, luego la entendí, ella llegaba a un nivel de concentración más adelantado que cualquier otro ser humano normal, se inmiscuía en el asunto en cuestión con tanta inteligencia que sacaba una pregunta mordaz de donde pensabas jamás lo haría, y sabía cuando mentía sin embargo jamás lo decía directamente. De un momento a otro sonreía, me gustaba verla así, pero no era una sonrisa hipócrita y falsa de las que acostumbraba, como cuando la conocí, sino que te adentraba en un mundo el cual daba color mi vida, daba ganas de seguir existiendo de sólo pensar que la mañana siguiente verías su rostro risueño saliendo por la ventana de su cuarto o del balcón, con la misma ropa de siempre –estoy desayunando, ya salgo ¿ya?-, -bueeno- . . . all of my life where have you been, I wonder if I’ll, ever see you again, and if that day comes, I know we could win, I wonder if I’ll ever see you again . . .

La primera vez que la besé fue producto de la casualidad, un día que fui a verla y estaba media agripada; su hermana me hizo pasar hasta su cuarto, estaba echada en su cama, viendo Dawson’s Creek, me agaché a saludarla pero en ese momento me quincié y nos dimos un piquito, nos apartamos y nos cagamos de risa –uy chu, sorry, ja, ja, pensé que era mi vieja, ta que huevón ¿di?- lo más irónico era que diez minutos más tarde llegaría Javier -¿quién chucha está adentro?, ¡no me quito hasta que me lo digas!- ella no decía mi nombre y yo me cagaba de risa en su cuarto, total, él no podía ingresar. De allí en adelante cuando no había nadie nos dábamos lúdicamente, un piquito de despedida, pero pa' los sapazos, nuestro clásico beso de doble mejilla. Fue un chongo la noche en que su vieja se ganó mientras nos despedíamos con un piquito, sonreímos –uy, somos- y salí volando, cagándome de risa todo nervioso, por las escaleras. Otros días se ponía celosa –no te vuelvo a escribir una sola carta, vas a ver a la chica ésa y me choteas a mí-, -¿y qué chucha quieres que haga? ta que toy que la afano pe, ni que nosotros fuéramos qué ¿algo? como enamo . . .- me tiró una cachetada –¡ay mierda! duele- me sobé mirando al suelo del balcón, ella se asustó un poco, cuando se acercó, se la devolví y de las fuertes -¡maricón de mierda!- la cogí por los hombros y agarramos, fue algo salvaje y rico –¡suéltame carajo!, ¿qué chucha te pasa?, ¡maricón!-, -¿no te excita?-, -puta me encantó que hicieras eso- . . . I want you, all tatooed, I want you bad, complete me, mistreat me, I want you bad, bad, bad, bad, bad . . .

Subíamos a su azotea cuando su señora madre se quitaba. Allí cogía el tamal, sacaba la rizla, desmoñaba, roleaba y ¡¡¡siempre listos!!! misión cumplida jefe, ganador la patrulla Águilas, 1000 puntos para los Águilas, siempre listos para lanzar la rica hojiva. Cuando no teníamos rizla, Carmen sacaba sus fayos y yo les quitaba toda la bazofia contaminante de la que estaban constituidos, los transformaba en algo nátural; claro que a ella no le caía muy en gracia que desnude un santo para vestir a otro, pero Marimba es marimba y nuestra prioridad era la exquisita Skan de Mr. Hashís, nuestro concecionario local autorizado, primo de Esteban, un pata dibujante. Mientras íbamos lanzando, Carmen ponía a Limp Bizkit en su chanchito, su nuevo álbum era una gran y estridente mierda, no obstante gritábamos hechos unos energúmenos (esa "música" no es para cantar) su tan variado y coprolalio léxico siempre en el idioma de Shakespeare . . . It's a fucked up world, what a fucked up place, everybody's judged by their fucked up face . . . (aunque más que Shakespeare, la bulla de Limp Bizkit parecía Henry Miller golpeando a una puta) no entendíamos un carajo, menos nos interesábamos en traducirlo . . . You wanna fuck me like an animal . . .

Pero así como la locura nos invadía, llegaba el sosiego, el fin de la jornada en aquel tótal summer of love and webin’ . . . Sometimes, I feel the fear of uncertainty stinging clear . . . a veces nos quedábamos en su techo a esperar que anocheciera, hasta que veíamos como los rayos del sol declinaban en el horizonte, y en su lugar una luz anaranjada-rojiza y luego azul comenzaba a saludarnos, para dar paso a las estrellas que de todos colores, pero siempre en el mismo lugar, nos alucinaban buscando alguna que se cayera para pedirles esos “deseos” o simplemente tratar de saludar a gente de otras percepciones extra-sensoriales con el propósito que cuando en años luz, algún niño extraterrestre nos viera, nuestra imagen permanezca siempre viajando junta por el universo . . . what ever tomorrow brings I’ll be there, with open arms and open eyes, yeah . . . Mientras fumaba la hierba santa, ella se sentía libre, muy tranquila, no tan impulsiva como siempre –déjame fjgugar, pa, pe, pi, po, pu . . .-, -¿ta qué dices oe?-, -digo, déjame fumar, jugar, chupar-, -ah ya, habla bien pe oe mamita-, -oye tú, mamito, no me jodas ya-, -¿mamito? ja, ja, ja, ta que tas estonaaaza-, -no te rías pe, ja, ja-, -pucha tas chinaza "papita"-, -ja, ja, ja- lo más loco era la bajada, destruíamos su casa, sobretodo su refri, en caso no hubiese nada, como el verano era infernal, hacíamos chanchita y nos empujábamos unos peziduris, si andábamos con algo de plata, o sino pinta-lenguas nomás pe.

-Oe Carmen, te presento a Javier-, -hola-, -hola-, -esperen voy a comprar rapidito un par de fayos, acá en la esquina- nunca volví y lo sabían. En la noche –y ¿qué talco?, ¿cómo lo ves?-, -mmm, me encantó oye, este amiguito tuyo se maneja un florazo, legal hasta ahora no ha pasado por Carmen chico más agradable-, -no pasa nada ¿di?-, -bueno, de mitra 20, ni un solo barro, cuerpo un 21, se nota que hace abdominales y pesas ¿va al gimnasio? floro, one hundred, se nota que sabe lo que quiere, no me aburrió en toda la tarde, me gusta mucho, además me invitó todo lo que le pedí ¿caga plata?, ¿su viejo es narco?, ¿congresista?-, -mientes, lo veo en tu mirada-, -no- lo dijo en su clásico tono sarcástico -o ¿es que estás celoso?-, -celoso de Javier ¡JA! yo le enseñé todo lo que sabe, sobre cuáles son tus gustos, le di una ponencia magistral sobre “Carmen”-, -aún así me gusta, hay que darle su oportunidad, parece un chico buen gente, manejable, si le digo que sí, va a ser un saco largo, un esclavo para mí solita- ¿buena gente?, ¿esclavo? -¿lo quieres para que sea un pisado? ah no, ni cagando a mi pata no lo cagas-, -bah, bah, no jodas déjame jugar ¿no? o ¿no lo estás haciendo con esa tal Gloria?-, -¿y? eso es diferente-, -¿por qué?- pero que chucha le pasa a esta ona -mmm . . . no sé, estee . . .-, -yo te diré el por qué, porque simplemente es una jerma, y las jermas no podemos hacer lo que los hombres hacen, porque sí, un hombre puede agarrar con todas las mujeres en esta tierra y queda bacán, más bien le hacen un monumento, pero si una mujer lo hace, la matan a pedradas, aunque tú sabes bien que eso a mí me llega a la punta del clítoris, todo lo que piense o no de mí la gente me resbala-, -oe tranki-, -los hombres se creen los vivazos cuando sus patas los ven hablando con una collita de flacas, sólo lo hacen para que digan “Manya ese ‘on, puta que loco broder, Si pe’ nos hacemos pata de ese ‘on, y la hacemos linda con las falsas ’on, Fácil”, “Otaner”, mírame, yo sé que lo que tú quieres está acá- rozó suavemente sus piernas –si, pero yo te puedo dar algo más- acercó su rostro al mío, y sentí su aliento a Halls, yo ni me inmuté, le sonreí –tus trucos baratos de seducción, no funcionan conmigo, y que te quede bien claro- le susurré al oído –soy tu peor pesadilla- me tiró una tremenda cachetada y se alejó, salió del balcón y abrió la puerta –lárgate de mi casa y ¡no vuelvas más!- no hubo ni piquito, ni beso de doble mejilla, me quité a mi jato entre asado y confundido . . . Everything you say to me, takes me one step closer to the edge, and I’m about to break, I need a little room to breathe, cause I’m one step closer to the edge, and I’m about to break . . .

Carmen se ganaba de todo, era muy observadora. Una vez cuando estábamos en la sala de su jato viendo Los 10 más pedidos de Mtv, me dieron ganas de ir al ñoba, al ponerme de pie ella me miró y sonrió, yo pensé que me había manchado con algo –oe ¿porqué siempre suenan tus huesos cuando te levantas?-, -¿qué si? a ver- me senté y volvieron a sonar, yo nunca me había percatado. Ella me diría un montón de huevadas, cómo la de cuando caminaba por la calle, iba con mi dedo índice rozando la pared, o cuando andaba apurado, caminaba rapidísimo y esquivando a todo el mundo sin rozar, ni golpear a nada ni nadie –yo no podría hacer eso, me resbalaría, tú como que bailaras mientras caminas-, -yaske- o ¿por qué tengo el hombro izquierdo ligeramente más caído que el derecho?, ¿por qué no tengo pelos en los dedos de mis manos? también la costumbre de morderme el labio inferior cuando me excito o avergüenzo, o como la que me escribió en una carta “¿por qué cuando conversamos solamente los dos, eres de puta mare conmigo, pero basta que venga alguno de tus patas o las flacas y empiezas a comportarte como un perfecto idiota, tratando de hacer bromas, como si te pagaran por hacer reír a la gente?” esa sí la sabía, pero era la primera vez que una flaca me comentaba sobre ello, a decir verdad, que una persona me lo hacía ver tan directamente -es que no sé pe, así soy yo, es mi forma de ser, estoy loco-, -no, no estás loco, eso te han hecho creer tus amigos-, -ya pareces mi vieja-, -no puedes estar loco, porque yo estaría más loca por templarme de ti- . . . Send someone to love me, I need to rest in arms, keep me safe from harm, in pouring rain . . .

-¿No?, ¿cómo que no? bueeno si no quieres, mejor me voy . . .-, -si será mejor, mi hermana está que jatea, y vamos a hacer bulla, mi vieja no llega hasta la noche y vayan a pensar mal-, -fácil- me despedí con un beso en la mejilla, nuestro clásico beso de doble mejilla, mierda estoy al palo ¿qué quiso decir con “no”? Estaba abriendo la puerta, algo decepcionado, volteé mi cara, ella se levantó del mueble, corrió hacia mí, con sus manos cogió mi rostro y me besó –no quiero que te vayas nunca ¿ya?- me besaba desesperada -por favor prométeme eso- jamás la había visto en aquel estado, tan excitada -nunca, por siempre estarás conmigo, prométemelo, pero prométemelo por favor-, -te lo prometo flaka, ahora tranki- la abracé fuerte contra mi pecho. Esa tarde fue su primera vez . . . won’t you save me? savin’s what I need . . . por lo menos con alguien que la amaba de verdad . . . I just want to be, by your side . . .

La llevé al tono del “Chato-Mario”. Javier se le mandó, Carmen aceptó, gracias al bajo que les hice, y que luego borracho me agradecería; pero sólo esa vez, ya que su relación fue una porquería. Primero, Javier era bien celofán; y eso no le gustó a Carmen porque le restaba "libertad". Si en un tono bailaba conmigo, o con cualquier otro pata, en especial conmigo claro, se sentía ofendido y se quitaba a una esquina a chupar solo (o con sus chupamedias, pero con ellos se hacía el importante) y andaba hablando huevadas –lo hace a propósito, cree que soy un huevón, qué estoy pintado, qué chucha ¡puta cuál dedo quiere que me chupe carajo!- Segundo, estaba el factor meloso, no la dejaba respirar, la llamaba a cada rato a veces hasta por las huevas, ni siquiera hablaban, yo me gané de eso, o preguntaba bien asado tanto que yo lo podía oír –¿con quién mierda estás al lado, dímelo? escucho una respiración-, -con nadie- decía ella toda cachoza para joderlo –¿no me vas a decir?-, -no-, -bueno entonces ya voy orita- en realidad mi pata se ponía bien espeso, no sé como a las flacas les encantaba ese on –ay pero si es tan guapo, me muero por Javier- claro, la mayoría de flacas, no sabe pensar, y casi siempre se meten con este tipo de gente, pero al parecer chocó con Carmen y de un potazo lo mandó a volar. Tercero, mi existencia era una amenaza para cualquier relación. Casi siempre cuando conversábamos, los tres o con más gente, Carmen se ponía a lado de Javier, pero me miraba como sólo ella sabe hacerlo, entre niña-virgen y puta-arrecha, mordiéndose el labio inferior (un código nuestro) y sonriendo, moviendo sus ojos rápidamente, cuando nos quedábamos mucho rato observándonos sin prestar la más mínima atención a la egocéntrica perorata de su “enamorado”, de esto se ganaron todos, pero mi pata fue el último en enterarse. Cuarto, él dejó de verla por mucho tiempo, allí entré a tallar yo, saben a lo que me refiero . . . y cuando él se animaba, y trataba de hacerle la conversa, ella, simplemente respondía, como diría el buen Stewie, con frases monosilábicas de arrogancia en persona –¿sí?, ¡bien! aajaá, claro, bacán, ché'ere- o con mi clásico –bueeno- za Carmen si que se pasaba, para rasgar nervios, no había nadie mejor . . . Tomorrow, tomorrow comes today . . .

Le quité el polo, qué hermosos senos, casi nunca llevaba sostén, nos echamos en su cama, puso el cerrojo, era suave y cómoda, su cuarto parecía el de una niña grande, le bajé el short, barbies y peluches por doquier, carajo no tengo condones ¿por qué siempre me faltan en momentos como estos? con Gloria fue normal, sabía que lo haríamos, estaba preparado –no tengo condones-, -me llega, quiero sentir tu piel- me quité el polo, continuaba esperándome, me bajé el short, me quedé en bóxer, aterricé mis labios sobre sus senos, ella deliraba con mi lengua como en las pornos que veíamos juntos comiendo canchita, pero esto era amor, sí, amor puro, bajé lentamente mis manos rozando con la punta de mis dedos sus senos circularmente, su pancita, su ombligo, hasta llegar a sus caderas, cuando le fui quitando lentamente las bragas, wau qué perfecta, Dios no pudo hacer mujer más hermosa, acaricié todo su cuerpo desnudo, su rostro, su cuello, sus senos, deteniéndome a jugar en cada pezón, abdomen, caderas, muslos, piernas; besé y lamí sus labios, ahora con más experiencia, no como con flacas anteriores, seguía besando y mordiendo su clítoris, muy suavemente, ella se mordía el labio inferior, respirando entrecortada, y me rasguñaba la espalda cual reptil en celo, esto era más que una simple relación coital, me quité el bóxer, mi falo a punto de estallar, ella lo esperaba con ansias, lo exigía sin mirarme en su éxtasis, me introduje entre sus mojados (y rosados) repliegues vaginales, ella lo sintió, yo lo sentí, suave como mantequilla cerca a una vela encendida, entraba y salía, de vez en cuando penetraba al fondo, ella gemía, sudábamos, pero era un líquido delicioso, sensual, los humores que de nuestro cuerpo emanaban, llevaban un sabor apetitoso que inducían a besarla, comerla con mis besos cargados de pasión, con entrega, era el máximo nivel de la comunicación, sentía su corazón, ella el mío, latían al unísono, nos habíamos convertido en unos siameses de amor, y ninguno de los dos nos queríamos separar, las ventanas empañadas, para cuando ella me empezó a besar y a lamer el rostro, exasperada y salvajemente mordía mis labios y mi nariz, mientras balbuceaba frases incoherentes, yo no decía nada, sonreía cansado y sudoroso, ella, bomba H de placer, sus ojos eran claras, sus piernas, las yemas, yo aún seguía y quería más, ella tuvo otro, y otro, y otro orgasmo seguido a éste, me expulsó de sí, me echó, se acomodo en mi encima, me cubrió con su carne adolescente y fue tan libre, como nunca antes lo había sido, montada en mí se sintió poderosa, una reina, a mí me encantaba que me dominara, ella respiraba más rápido, yo quería reír, me sentía más y más al fondo, ella me ahorcaba a cada llegada consecutiva, yo acariciaba sus firmes y suaves nalgas y muslos nerudianos, cuando empecé a vaciarme, yo la amaba más que al firmamento, pero ella alucinaba en otra dimensión, aquella a la cual sólo dos verdaderos amantes tienen el permiso para ingresar, y rogaba a ese mismo cielo que no hiciera tatarabuelos a mis bisabuelos, bisabuelos a mi abuelos y abuelos a mis viejos -abrázame "Otaner"- Don’t, don’t let me be the last to know, don’t hold back, just let it go, I need to hear you say, you need me all the way, oh if you love me so, don’t, let me be the last to know . . . so baby if you love me . . . don’t let me be the last to know.
Terminada la cópula me sentía un súper hombre y a la vez temeroso, ella continuaba como idiota, por lo menos había bajado la velocidad de su respiración, quería encender un cigarro, pero mi garganta estaba seca por la skan y se me venía la bajada que en verano es horrible –tengo hambre, mucha hambre-, -ya me comiste enterita ¿qué más quieres?- descansamos un rato, mi miembro continuaba erecto, yo no sabía qué hacer, ella sonreía al verlo, las lunas seguían empañadas, como después de una ducha caliente en una mañana de invierno, hablando de ducha –Dios “Otaner” ¿quién diablos te enseñó eso?-, -¿te acuerdas las pornos que veíamos?-, -ya-, -Rocko- nos cagamos de risa -oye- me miró mordiéndose el labio inferior -¿qué tal si tomamos una refrescante ducha?-, -¿los dos juntos?-, -No, sólo yo y "Camelia", claro pues mi Renato ¡quién iba a creer que mi manicerito, iba a resultar tan bueno! cómo creció oye-, -ya carajo- reímos. Me agaché a recoger mi ropa ¿y a dónde chucha se fue mi bóxer? justo cuando ella se prendió de mi espalda y me atenazó con sus piernas, aún podía sentir su cálida entrepierna, empezó a morderme la oreja derecha –te amo Renato, te amo, te amo, te amo- . . . Thank you for loving me, for being my eyes, when I couldn’t see, for parting my lips, when I couldn’t breathe, thank you for loving me . . .

Nos quitábamos a la playa no sólo a tirar, para eso era su cuarto, o el mío, o las jatos del "Chato-Mario" y "Jessi" o el telo “Tarma”, o la duchas de esos lugares o la cima del cerro Apra, o los lonsas de primaria en mi cole –generalmente ¿a qué hora te quitas a jatear, ah?-, -como a las nueve-, -¿y cómo haces?-, -pongo Ritmo Romántica, en volumen suave, cierro mis ojos, y empiezo a llorar- ¿esa radio?, ¡qué horror! -y ¿por qué?-, -no sé, de la nada, creo que extraño a mis padres juntos, o salir en familia, o tener algo de amor-, -ah-, -y tú ¿qué haces?-, -bueno yo cierro mis ojos y me quedo seco pe-, -no pues en serio-, -no sin huevadas nunca he puesto música para jatear, al menos de noche no, aunque pienso hacerlo desde ahora- si ella me dijera que me tirara del último piso del edificio Servat, firme que lo haría –claro que yo jamás lo hubiese permitido, me mataría también- es la única flaca que me ha vuelto realmente loco. Ella decía algo y yo lo hacía, nunca, en el poco tiempo de vida que tengo, nunca una chica me había puesto tan perro, pienso que es más que por el sexo alocado que teníamos; ya saben, cosas creativas, hay que estar reinventándose, prácticas del Kamasutra (pero el original de la India), o representaciones del Decamerón, y unos textos bolcheviques caletazas, sin olvidar el Tantra; era porque nos gustábamos realmente e infiero que nos amábamos de una manera loca, más allá del entendimiento del amor con ojos de un par de chibolos templados que no pueden concebir la idea de una relación abierta, tratar de explicar a la gente lo que sentíamos, era como querer enseñarle materialismo dialéctico a un futbolista. Así que nos quedábamos mirando el mar y la nada como siempre, abrazados, sin cruzar una sola palabra por un par de horas, un pata me dijo que no había amor más grande en que el que no decía nada . . . with arms wide open, under sunlight, welcome to this place, I’ll show you everything, with arms wide open . . .

Casi siempre hacía eso, por ratos fruncía el seño, como si tuviese frente a ella a alguien muy odiado –¿te acuerdas cuando tú me dijiste que eras mi peor pesadilla?-, -sí ¿qué pasa, ah?-, -y yo te tiré una tremenda cachetada y te boté de mi casa-, -ya- su rostro se tornó serio -“Otaner”- volteé a verla -¿qué pasa flaka?- ella calló unos segundos, inspiró y muy fuerte -¡mierda!, cuando yo tenía 14 años un hijo de puta ¡me violó!, !eso es lo que pasa!- de sus ojos cayeron un par de lágrimas furibundas –¡conchatumadre!, ¡hijo de puta!, ¡pendejo!, ¡maricón!- empezó a gritar hacia el mar, con odio, resignación, impotencia, mientras golpeaba la arena y su ojos hinchados de tanta ira, pedían a gritos que la abrazara –ven acá flakita- lo hice y ella se prendió de mí y continuó –por eso es que odiaba todo, por eso es que lloraba por las noches y aborrecía a los hombres, no los podía ni ver, ni a mi propio padre, vomitaba a cada rato, de asco, andaba nerviosa ¿a quién mierda recurrir?, ¿qué chucha iba a decir? si ni siquiera era mi nada, osea qué puta que soy ¿no? yo fui una chibola huevona que se quiso dar de agrandada . . . -, -eso no tiene nada que ver, simplemente abusaron de ti-, -es que no sé pues, sólo sé que amanecí en la ducha de un hotel, desnuda y con un dolor de cabeza terrible, habíamos salido, yo por dármela de . . . puta mare . . . - rompió a llorar en mi hombro, quería matar y todavía quiero matar al hijo de perra que le hizo eso, yo no podía soportar ver a mi flaca en ese estado -y siempre hasta hace poco soñaba puras pesadillas, puta mare no podía dormir, tomaba esas putas pastillas mierdozas, que, que . . . -, -te grité tu vida cuando las encontré en tu cómoda, ya no las usas . . . -, -¿para qué? si ahora me siento tranquila . . . ahora no odio a nada, ni a nadie, duermo muy feliz-, -¿y ese repentino cambio?-, -es que tú estás a mi lado, tú me cuidas, ya no me siento sola, cuando dormimos juntos después de hacer el amor, me siento tan segura, y cuando no estás allí, sueño que me abrazas por la espalda y me dices esas frases tan lindas con las que me arrullas cuando te quedas conmigo- nos quedamos callados unos instantes -te amo “Otaner” ¿no puedes entender eso?- wau que hermoso se siente cuando es sincero, la abracé y le susurré al oído muy despacito –yo también te amo y lo sabes pe mi flakita- se echó sobre mi panza y se acurrucó en mi pecho, mis brazos la protegían de la brisa y nuestras manos se entrelazaron; me encantaba cuando se comportaba así, como una bebita, una pequeña niña la cual se había perdido en el bosque y que encontraba a su príncipe de la colina –shhh, duerme mi amor, aquí voy a estar cuando despiertes- And I wont go, I won’t sleep I can’t breathe until you’re resting here with me, I won’t leave, I can’t hide, I cannot be, until you’re resting here with me . . .

Verla ducharse, con los ojos cerrados, abriendo la boca; y recibiendo el agua que caía y purificaba nuestras almas, me hizo sentir en paz. Dos adolescentes desnudos, bañándose luego del coito, una clásica de todos los tiempos. Empecé a acariciarle la espalda, ella volteó y me sonrió, nos abrazamos, fue el momento más puro de mi vida, sólo bajo el agua con la mujer que amaba y que me amaba; y la lluvia artificial no nos dejaba, sentía sus senos rozando mi piel, sentía sus suaves manos por mi espalda, sentía nuestros cabellos mojados que nos cubrían el rostro, sentía mi pene erecto, y ella, mis manos masajeando su hermoso trasero, empezamos a besarnos, a excitarnos nuevamente cuando sonó un golpe seco, era su vieja que había regresado de una reunión –¡mierda, mi vieja!-, -y ahora ¿qué chucha hacemos?-, -sécate rápido, no mejor ponte de fresa tu ropa- felizmente que no había dejado nada en el cuarto, eso creo –ta mare-, -¿que pasa?-, -ta que dejé mi bóxer en tu cuarto oe-, -no jodas . . . ya qué chucha, ponte tu ropa nomás, así pero rápido-, -es que me va a doler bien feo pe, no seas mala-, -mejor es eso, a que nos caguen-, -si claro como a ti no te cuelga nada- me puse toda mi ropa, ella aún estaba desnuda, me quedé observándola con la mirada morbosa que tanto le encantaba –oe ya no seas mañoso- se cubrió con una toalla –uy chu ¿quién habla?- abrió la puerta, chineó que no hubiese nadie –sal que no pasa nada- salí, mierda, ta que toy al palo; y cuando iba a abrir la puerta pa quitarme, su vieja salió de la cocina, yo estaba con el cabello y la ropa mojada, la tía me quedó mirando extrañada –señora buenas-, -ah carnavales-, -si pe-, -¿pero no estamos en enero?-, -es que siempre se adelantan pe, chau- abrí y cerré la puerta, luego apareció Carmen del baño –hola ma- sonrió. Su madre no diría nada, incluso cuando encontrara un bóxer blanco “Sydney” Prod. Caraz, made in Perú, 100% algodón puro, con un huecazo en la entrepierna, mientras limpiaba el cuarto de su hija primogénita.

Ella se quitó así como vino, atrás todas las tardes de pasión en donde entregamos nuestros cuerpos al voluptuoso placer de adolescentes que nos corroía, nunca le dije “Oe quiero estar contigo, pero en serio”, era obvio que estábamos juntos; nunca la elegí, ella tampoco me eligió, pero sabía que tenía que llegar a mi vida, para mejorarla y volver, porque la amistad sólo sabe nacer y no morir –lo presiento, nosotros nos conocemos de otra vida, pero por ahora . . . déjame jugar . . .

. . . Ella era extraña, me escribía unos poemas que más bien eran teoremas que rompían con los esquemas de cualquier verso de amor y de pronto una mañana se trepó a su poesía, me dejó en caligrafía un papel diciendo . . .

Trujillo, Agosto 2002