Durante veinte años esperé por este momento y trato de pensar poco en lo que está pasando con mi selección peruana de fútbol que tras 36 largos años jugará nuevamente a nivel élite del fútbol mundial.
Rusia 2018 suplanta a Francia 1998, aquel trauma de los millenials peruanos tras el cual nos comimos durante años cómo nuestros vecinos del norte y sur parían generaciones de peloteros mundialeros (que nos humillaban a domicilio) mientras nosotros nos peleábamos y alucinábamos por defender lo indefendible frente a fantásticos internacionales que nunca consiguieron nada con la blanquirroja, y solo acumulaban récords personales al no entender que la franja se defiende a muerte porque hay un culo de gente humilde cuya felicidad y orgullo patrio depende de eso.
Esto finalmente se entendió y así juega la nueva generación de Cueva, Flores, Tapia y Gallese, liderados por los ahora experimentados Mudo, Fokita y Paolo, nuestro capitán que tras ser cagado por la mafia y obligado a tranzar con ellos, le dieron una tregua más por el rochezazo internacional que ya estaban causando los lokazos hinchas peruanos que colapsaban spaneando y llenando de insultos las redes sociales del ente fachada de diversas mafias como es la FIFA, que porque para los ojos de la opinión pública del planeta entero esa basura que domina el fútbol estaba quedando peor que cuando el pueblo los odiaba con derecho pero sin pruebas.
Vamos a ver cómo nos va esta vez, por lo pronto a mí la clasificatoria me convenció porque fue una Odisea, épica, mitológica, novelesca, cinéfila, donde nadie apostaba un céntimo y ahora todos van a tonos con su Umbro original, ya que prácticamente estamos asistiendo (en vivo y con redes sociales) a las primeras leyendas del fútbol peruano del siglo XXI.
Todo depende de los 23 que vayan de agrandar su legado o quedarse en el hubiera... espero que Gareca les recuerde que ahora solo queda seguir escalando... no hay marcha atrás.
¡¡¡Arriba Perú Conchasumadre!!!