EL 'PAVE-PAVAS' DE MI PATA GONZALO – Vol. I
(primera parte de un viaje literario y otro en bus)
Considero que la mejor forma de hablar de este libro de crónicas y viajes, es escribiendo una crónica del cómo lo leí, que de por sí resultó ser todo un viaje.
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Es jueves, salgo de viaje de Satipo a Lima, emprender el primer tramo para luego partir a Trujillo, día de la madre, estar con la familia, celebrar, estar, compartir. Por ello me voy a soplar veintidós horas de viaje: doce primero, diez después. Pobre el cuerpo (trasero), pobre, pero todo sea por estar, todo sea por ellos. Y salir con la maleta, la mochila al hombro, chapar una mototaxi y directo al terminal, por favor, aunque aún es temprano, pero siempre llegar antes de la hora, siempre, costumbre, virtud, qué más da. Llegar, separar el pasaje, dejar los equipajes, esperar el embarque, dar vueltas, caminar, tratar de comer algo, sin embargo algo suave cae mejor, mejor, y esperar, un momento más y esperar. Sera canchita, me llevaré canchita. “Se hace un llamado a los pasajeros que viajan con destino…”, y hacer la cola respectiva, DNI y boleto en mano, sonreír, subir, acomodar la mochila en el compartimento respectivo, sacar los audífonos, verificar si el bus tiene luz de lectura, y sonreír otras vez porque sí, ha tocado un bus con luz de lectura, porque a veces no todos, no todos, y eso es fregado, porque uno se cansa ya de soplarse las mismas películas de siempre: si no es la del perro que se muere esperando al dueño que nunca llega, es la del neurocirujano de color que logra salir adelante en una vida llena de tristeza; y ya, si el bus está con un/a terramozo/a de los/as más bravo/as (me sirvo de los slash porque está jodido no ser “políticamente correcto”), te manda esa con Eugenio Derbez y ahí sí que todo se va al diablo, y “se acabó, me voy de aquí”, aunque eso siempre será mejor que los bodrios de Asumare 2 o 3 (porque la una pasa, pasa). Y sí, el bus tiene luz de lectura, así que bacán, me voy a poder soplar tranquilamente el libro que me traje: el “Pave-Pavas” de mi pata, de mi hermano de ‘pluma y carne’, Gonzalo Del Rosario, de quien mucho que hablar, y con quien mucho hablar, mucho, siempre. Y vamos.
Conozco a Gonzalo desde antes de ingresar a la universidad, cuando surcábamos (más que cursábamos) un ciclo superarchirecontraintensivo en una academia de la ciudad (sin nombres, mejor sin nombres) para tratar de meter en la cabeza de los jóvenes aquellas cosas que en cinco años de colegio les fue imposible (y esto más como sarcasmo). Ahí las vistas, las observaciones, pero luego el examen, el ingreso, el ir a separar la vacante y encontrarlo ahí, en la cola respectiva, y saber luego que estudiaríamos la misma carrera, aquella que nos hizo tantas vagas peripecias a un par de bibliófilos/bibliómanos hinchas de la lectura, que preferían las charlas fuera del aula porque dentro de ellas muchas veces no ibas a aprender nada, nada, para reconocer luego que la universidad solo te da un bendito cartón, nada más, nunca la pasión, nunca la vocación, jamás. Y vuelvo. Ahí los encuentros, las primeras charlas, el juntarse con otros patas que hasta ahora conservamos: David y Ricardo, completar los DROG, y seguir en los diálogos sobre todo y nada: literatura, música, cine, sueños, autores, voces, web-ad-ass, y más, porque los diálogos infinitos, así como las imaginarias colectivas donde empezaron a surgir estos caminos que uno siempre abraza y termina por amar, por dejarse llevar, por suplir la vida en sí: el escribir, el buscar su universo literario, su propia forma, su vital estructura, y tal vez encontrarla, tal vez, o seguir en el intento, aunque puedo decir sin mucha duda que Gonzalo ha logrado encontrarla, ha logrado su voz. Sí, y lo digo porque los años me lo permiten, desde la primera lectura de “Taxi”, y decirle: “Yo le quitaría algunas lisuras”, así como la primera edición del emblemático “Cuentos pa’ kemarse”, y con él las primeras presentaciones, las primeras aventuras literarias, las primeras veces en las cuales uno podía intentar llamarse “escritor”, y darse cuenta que a estas alturas podría decirse que sí, porque en su haber ya varios libros, varios títulos, reediciones varias, así como publicaciones en revistas y antologías, y dictado de talleres en diversas partes del país, y los viajes por diversas partes del país, viajes que habitan en este nuevo libro, en este nuevo enfrentarse al papel, a la hoja en blanco, en negro, en verde, en Vallejo, en eternidad. Pero una cosas clara: a pesar de los años, la amistad, de la vida, jamás me permitiría la palabra gratuita, el quedar bien por quedar, no: aquí mis palabras con sinceridad, mi voz que habla con cordura. Siempre. Leo.
Desde la primera línea me doy cuenta de algo: estoy hablando con mi pata, estoy conversando con él en la universidad, en los encuentros que hemos tenido después de muchos años, en las pocas veces que podemos vernos ahora porque trabajamos (¡asu!, ahora formamos parte del sistemaopresorneoliberal) y el tiempo es escaso, en las visitas a Trujillo, a Lima, como en esta última en la feria La Independiente en el Ministerio de Cultura, donde me pasaste tu libro y yo te jugué el “Exacta dimensión del olvido”, y no los firmamos, nunca lo hacemos, porque mejor así, siempre es mejor así entre nosotros, tal vez, aunque en su libro ya tengo la firma, una muy especial que siempre suele dejar, y bacán, para qué más. Y me remonto al recuerdo, al necesario recuerdo para dejarme llevar por la memoria de los días, y dejarme estar en el libro, ya que en él muchas de las historias ya conocidas, sea porque las viviéramos y compartiéramos, sea porque me las contara tan igual como las escribiera, y así darme cuenta que su escritura no ha sido un buscarse en otros autores (a pesar de que Gonzalo es un gran lector, lo puedo afirmar), no: ha sido un encontrar en sus propias palabras la posibilidad de la escritura, la posibilidad de sus viajes, tanto en lo coloquial, lo contextual, lo pansexual, lo elocoidal (¿?), lo literario en sí, por encima de todo. Y es como en cierta ocasión comentamos, no sé si recuerdas: “Tu literatura tiene más de Chuck Jones y Los Simpsons que de Bolaño y Saramago”, y no con ánimo de burla, no, para nada: lo suyo es impactar de otra manera, sutil, irónica, sarcástica, en joda, decirte una verdad, una historia en joda pero siempre tentando la posibilidad del ir más allá, de observar tras el cristal la imagen oscurecida de una verdad. Y avanzo junto con el bus, con la lectura. Avanzo.
Ya sirvieron el refrigerio (mínimo, siempre mínimo) y la película es creo una de superhéroes que ya he visto, así que de cuando en cuando la mirada a la tele, sobre todo en las partes interesantes, sobre todo en ello. En las tres primeras me asalta el recuerdo de algunas noches en el Paseo de las Letras en Trujillo, frente a mi escuela: la 81011 Escuela Primaria de Menores “Antonio Raimondi”, aquellos años de los cuales buenas memorias, pocos recuerdos, pero recuerdos con cariño, siempre con cariño. Y dirijo mi lectura rápida y sin complicaciones, y sonrío, río, porque imagino tal vez entender mejor lo que se cuenta porque lo conozco, y tal vez con algunos detalles más que siempre surgen en una conversación pero olvidamos en la escritura, y me divierto mientras leo, una silenciosa alegría recorre mi noche. Y va más. En la cuarta lectura me reconozco, soy personaje, fue un viaje que realizamos juntos, y todos los momentos aquí narrados vienen a mi memoria con lucidez: colores, algunos diálogos, olores, el “abre la ventana pa’ que salga”, y las malas caras de algunos, de varios, de todos. Disfruto reencontrarme con esta anécdota, con este encuentro voraz donde la vívida experiencia siempre sirve. Y luego el tránsito por diversas ciudades en las historias, el tránsito de Lima, de Barranco las noches siempre activas, siempre positivas, y mucha más gente que manyo se dibuja entre líneas para jugarnos partida en esta suerte de falsa/biografía/documental que siento se ha convertido el libro, una road movie que mi compare siempre ha querido vivir y que ahora está viviendo, o que bueno, vivió y aquí nos lo cuenta. Pero llego a la crónica diez, al décimo viaje, al décimo círculo (¿no eran nueve?), al texto más extenso de todos y siento que aquí puedo irme a descansar: este texto resulta ser uno de los que tiene más sangre, más fluidos, más vida, más todo: es la aventura de la gente brava de Trujillo a Cajamarca, yendo a una tocada de rock junto con dos bandazas que son amigas, amigos, gente que manyamos en este inexplicable mundo que suele ser el mundo del arte: los Salvajes con su primera formación, y los Escape con toda la fuerza que siempre impregnan en sus temas. Pero eso no queda solo en la experiencia del ir, tocar y regresar, no: es “la experiencia”, la energía juvenil en su máxima expresión, la vivencia entrañable y deseable, el querer que a uno también le pase, el “pucha, era que también vaya”, porque eso fue, y no pudo existir mejor corresponsal de guerra que Gonzalo: su pluma delinea el escape de este salvaje viaje al que eternamente podríamos regresar. O tal vez. “Ha de ser la edad, mijo, ha de ser la edad”. Con esta lectura cierro mi noche, es hora de dormir, me esperan varias horas para llegar a Lima, varias, y en la capital hacer varias cosas más, así que descansar, el cuerpo lo merece. Lo merece.
(findelaprimeraparte)
Salud!
martes, mayo 28, 2019
sábado, mayo 18, 2019
Pave-pavas en La Industria
Presenté el "Pave-pavas" en la UNT el pasado jueves 16 de mayo en la clase del profesor Zorán Herrera. Durante toda esta semana en Trujillo me la pasé visitando colegios y dictando talleres. Sin embargo, lo más bacán fue que, al parecer, esta movida cultural no pasó desapercibida y Gustavo Rojas, periodista de La Industria, me realizó la divertida entrevista sobre mi última publicación que transcribo por acá:
"Un viaje por todo el Perú a través de diferentes usuarios del cannabis recreativo se recopila en el primer libro de crónicas del escritor trujillo Gonzalo del Rosario.
En el libro “Pave-pavas” se encuentran las muchas modalidades de fumar el cannabis, consumiéndola y evaporizándola en diferentes recipientes.
“Lo que pretendo es mostrar los prejuicios que hay alrededor de la gente que consume cannabis y sobre todo cómo es ese mundo, ya que muchos han caricaturizado, y lo sacan como una broma o una burla”, reflexiona el autor en una entrevista con Diario La Industria.
El nombre de este libro es un neologismo creado por los consumidores del cannabis. “Las pavas son residuos de marihuana, y entonces cuando juntas esas pequeñas pavitas (que pueden ser 5 o 6) aparece un nuevo cigarrillo que aparece como una especie de reciclaje místico”, explica el escritor.
Precisamente, Del Rosario hace esta analogía para la recopilación de sus crónicas escritas bajo el estilo de periodismo gonzo. “Pave-pavas es una conjunción de muchas cosas, es una recopilación de muchas vivencias y que forman parte de otros libros mayores. Esta es una condensación de diferentes obras de un corte realista”.
El libro presenta diferentes escenas en su consumo del cannabis recreativo: en el desierto del Cañoncillo, a 4 mil metros de altura en Otuzco, las críticas de docentes y policías. Además, que esta sustancia es el acompañante de una banda de rock trujillana en su primera gira a Cajamarca. Incluso, al final del libro, el autor propone un Sountrack Fumeke (listado de canciones que pueden acompañar a la lectura de estas 150 páginas).
“Lo que a mí me parece gracioso y rompiendo un poco los paradigmas es que se piensa que la que consume cannabis es una persona desahuciada, que está en un estado de miseria total. Quiero resaltar que muchas de estas personas administran empresas, están en el mundo del deporte, arte, literatura, que son profesionales de renombre y que, en la noche, incluso, antes de dormir se fuman su bate para relajarse o después del trabajo para desestresarse”, revela el escritor.
Para Gonzalo del Rosario el cannabis es una sustancia psicotrópica que le permite salir del estrés y que de manera sutil reflexiona: “para la gente que es creyente yo le digo esto: si la ganya (el cannabis) es una planta y esa planta viene de la tierra y si ustedes creen en Dios es probable que Dios lo haya creado también”.
martes, mayo 14, 2019
Taller de cuentos de terror en UNT
Este viernes 17 de mayo, de 5 p.m. a 7 p.m., impartiré el taller de escritura creativa de cuentos de terror "Matando tus miedos" en el aula del Centro Federado de Educación Secundaria de la Universidad Nacional de Trujillo (tercer piso de la Facultad de Educación - UNT). El ingreso será libre.
Este taller abordará técnicas y consejos para nóveles escritores (secundaria y universidades) que pretendan mejorar su prosa con miras a publicar en revistas literarias o postular a concursos.
Asimismo, se analizará a los paradigmas fundadores del género como Mary Shelley, E. A. Poe o H. P. Lovecraft, además de introducirnos a clásicos del horror peruano en la obra de Clemente Palma, Carlos Carrillo y Fernando Iwasaki; y contemporáneos en las revistas y antologías de editorial Cthulhu y Torre de Papel.
sábado, mayo 04, 2019
El monstruo es el humano en La Independiente
Hoy sábado 4 de mayo a las 8 p.m. se presentará en La Independiente, feria de editoriales independientes del Ministerio de Cultura, la antología "El monstruo era el humano" de Marcia Morales Montesinos, directora de Editorial Cthulhu.
Para los comentarios estarán Carlos Carrillo y quien escribe. Así que ya saben, dense una vuelta por La Independiente que habrá terror, horror y gore a raudales.
Pero antes, desde las 6 p.m. estaré firmando los últimos ejemplares de mi novela zombie "Ven ten mi muerte" en el stand de Ediciones Orem. Acá les dejo un video del blog Tenebris donde Lessy Galván le pregunta al poeta y editor Oscar Ramirez por los libros de literatura fantástica que tiene su sello (minuto 9:27):
No se olviden que si llegan tarde igual la seguimos en el after...
Aquí les dejo el link con el programa completo:
http://www.cultura.gob.pe/sites/default/files/paginternas/tablaarchivos/2019/03/programaculturallaindependiente2019.pdf?fbclid=IwAR3HRFiiM6gYfNCThg8hIsBoNsptI7ir5YmhocweUABvpsk3brrKioH_MLM
Pero antes, desde las 6 p.m. estaré firmando los últimos ejemplares de mi novela zombie "Ven ten mi muerte" en el stand de Ediciones Orem. Acá les dejo un video del blog Tenebris donde Lessy Galván le pregunta al poeta y editor Oscar Ramirez por los libros de literatura fantástica que tiene su sello (minuto 9:27):
No se olviden que si llegan tarde igual la seguimos en el after...
Aquí les dejo el link con el programa completo:
http://www.cultura.gob.pe/sites/default/files/paginternas/tablaarchivos/2019/03/programaculturallaindependiente2019.pdf?fbclid=IwAR3HRFiiM6gYfNCThg8hIsBoNsptI7ir5YmhocweUABvpsk3brrKioH_MLM
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