martes, noviembre 20, 2007

TAXMAN
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George Harrison es conocido como el Beatle espiritual debido a su marcada influencia hindú. Sin embargo, no siempre la meditación trascendental fue su principal inspiración. La crítica social también impregnó sus composiciones.

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“Taxman” es una gran muestra de ello. Esta canción abre el álbum Revolver (1966) el mismo que apertura una nueva etapa en la música de The Beatles, la cual ya se había atisbado con el Rubber Soul (1965). No obstante, con Revolver se confirma su madurez como músicos; y claro está, que no sólo John y Paul podían lograr temas emblemáticos, sino que George les estaba siguiendo los pasos.

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Y es que “Taxman” tiene mucho que ver con lo que estaban pasando Los Beatles por aquellas épocas. El agotamiento por las giras a nivel mundial, las fans que sólo los veían como fenómenos de circo, las catástrofes desatadas en cada lugar visitado, la quema de sus discos por parte de cristianos radicales en Estados Unidos; y en el mundo, los problemas raciales, la guerra de Vietnam, la aparición del movimiento hippie en San Francisco (ciudad donde, coincidentemente, decidieron poner el punto final a sus giras) hicieron que Los Beatles dijeran: ¡Basta! Dejémonos de huevadas y digamos las cosas como son.

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El tema fue escrito por George en un arranque de ira. Corría el año 1966 cuando Los Beatles se pusieron a revisar con detenimiento sus cuentas. Entonces George pegó el grito en el cielo al enterarse que gran parte era llevada por el fisco. Así fue como nació “Taxman” (hombre de los impuestos, recaudador de impuestos, cobrador de impuestos . . . lo que fuera), su declaración de ingreso al mundo real, en el cual habían caído después de aquel sueño llamado Beatlemanía, la misma que estaba terminando para dar paso a la Psicodelia que impregnaba el aire y que ellos supieron trasladar al Revolver.

Let me tell you how it will
There's one for you, nineteen for me
'Cause I'm the taxman,
Yeah, I'm the taxman.
Should five per cent appear too small,
Be thankful I don't take it all
'Cause I'm the taxman,
Yeah, I'm the taxman
(If you drive a car, car) I'll tax the street,
(If you try to sit, sit) I'll tax your seat.
(If you get too cold, cold) I'll tax the heat,
(If you take a walk, walk) I'll tax your feet.
Taxman!
Don't ask me what I want it for (ah-ah, Mr. Wilson)
If you don't want to pay some more' (ah-ah, Mr. Heath)
Cause I'm the taxman,
yeah, I'm the taxman.
Now my advice for those who die (taxman)
Declare the pennies on your eyes' (taxman)
Cause I'm the taxman,
yeah, I'm the taxman.
And you're working for no one but me.

Taxman!

La versión traducida al español es la siguiente:


Deja que te cuente como será
Uno para ti y diecinueve para mí
Porque yo soy el cobrador de impuestos,
Sí, cobrador de impuestos

Si un cinco por ciento te parece poco
Agradece que no me lo lleve todo
Porque yo soy el cobrador de impuestos
Sí, cobrador de impuestos

(Si conduces un carro) pondré un impuesto a la calle
(si tratas de sentarte) pondré un impuesto a la silla
(si te da mucho frío) pondré un impuesto a la calefacción
(si sales a caminar) pondré un impuesto a tus pies,

Cobrador de impuestos

Porque yo soy el cobrador de impuestos
Sí, el cobrador de impuestos

No me preguntes para qué lo quiero
(ah-ah Sr. Wilson)
Si no quieres pagar un poco más
(ah-ah Sr. Heath)

Porque yo soy cobrador de impuestos
Sí, el cobrador de impuestos

Y mi consejo para los que mueran
Declaren los peniques sobre sus ojos
Porque yo soy el cobrador de impuestos
Sí el cobrador de impuestos

Y están trabajando para nadie más que para mí.
El cobrador de impuestos.


Como pueden apreciar, esta crítica virulenta al sistema tributario inglés es un tema cargado de ironía. “Should five per cent appear too small / Be thankful I don't take it all.” Más que cobrador de impuestos parece un mafioso en busca de su dinero. Aunque la cantidad que les restaban no mermaba en nada su gran fortuna, a nadie le gusta ser despojado de lo que con tanto esfuerzo se ha ganado. Y ni siquiera sabían adónde iban a parar aquellas libras, y he ahí su profunda desazón. “Don't ask me what I want it for” . . .

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El tema se torna político cuando hace mención del Primer ministro del Reino Unido por aquellos tiempos, Harold Wilson; y a Edward Heath (futuro Primer ministro) ambos de partidos opuestos. “Don't ask me what I want it for, (ah-ah, Mr. Wilson) / If you don't want to pay some more. (ah-ah, Mr. Heath)”. Al colocarlos juntos sólo quiso decir: Son el mismo par de ladrones, puesto que al final de cuentas, los gobernantes son quienes se cargan con todo. En la versión del Anthology II se superponen a los susodichos el gracioso trabalenguas de: “anybody got a bit of money?”.

Y juega también con la tradición greco-romana al hacer mención de las monedas que colocaban en los ojos de los muertos para pagarle a Caronte, el barquero que conducía al Hades. “Now my advice for those who die / Declare the pennies on your eyes”. Quiere decir que hasta después de muertos seguirán pagándole al “Taxman”. Morirse cuesta, sino pregúntenles a las funerarias.

Y no hay mejor forma de criticar que burlándose del agresor, sino miren también a Cervantes en el Quijote o Matt Groening con Los Simpsons. La ironía es la mejor forma de censurar, eso lo sabía muy bien George, quien no fue únicamente el Beatle espiritual que la gran mayoría pinta, sino uno de los más jodidos críticos que tuvo el sistema. Aunque muchos recuerden más a John como tal.
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Taxmaaaaaannnn!!!!!!!!!!

sábado, noviembre 10, 2007

ODIO
Juan odiaba ver sus pasadores medio desamarrados, pero le molestaba tener que ajustarlos ya que luego le dolerían los pies. Y odiaba levantarse temprano, más aun con las frías y húmedas mañanas de su ciudad las cuales acentuaban sus imprudentes alergias.

Le molestaba que cuando llegara al paradero, el micro ya estuviera yéndose. Detestaba esperar al siguiente que vendría repleto, sólo por demorarse en el baño; y odiaba el suponer que bajaría con algún objeto menos.

Odiaba entrar a clase y que el profesor sólo hiciese caso a los sobones, mas no a quienes pensaban. Detestaba a esos cínicos que no hacían nada en el grupo, aduciendo que su carencia de dinero repercutía directamente en su gran ignorancia, sin embargo recibían la misma calificación luego de presentado el informe.

Detestaba ingresar al baño de su universidad y ver que todo estuviera cochino, no hubiera agua, las paredes tuvieran poemas cursis escritos con caga; y aguantar la respiración durante todo el lapso de micción por el temor a morir intoxicado.

Aborrecía regresar por esas calles y tener que soportar los cláxones, los gritos del micrero, los ladrones en cada esquina, los niños diske humildes que ponían cara de babosos y pedían propina sin él entender por qué se la debía dar, y en cuanto escuchaban la negativa, ganarse una fuerte mentada de madre y un, cuando crezca te voy a cagar.

Detestaba llegar por la tarde a su trabajo y recibir la noticia implícita que seguirían explotándolo por carecer de título universitario; y cuando se lo otorgaran, ya no lo querrían porque deberían pagarle todos sus “derechos laborales”, y él estaba demasiado joven para eso.

Odiaba encender la televisión y ver cómo las viejas pitucas protestaban que sólo pasaran series y dibujos animados violentos y groseros, pero no dijeran nada del noticiero y sus muertes para obsequiar.

Y odiaba que cuando por fin encontraba algo bueno para ver, le entraran tantas ganas de orinar o defecar. Le molestaba que el control estuviese tan lejos, le molestaba echarse en un sillón tan incómodo, le molestaba ver esa horrible panza si era tan joven, le molestaba el recordar que debía presentar otro informe, le molestaba conectarse y que sólo le hablaran los idiotas de siempre y no las flacas que él deseaba, le molestaba levantarse a contestar el teléfono cuando sabía que no era para él.

Odiaba el mundo que le había tocado vivir, lo detestaba porque no podía ser como él quisiera; y aborrecía todo lo que pasaba, en especial si chocaba con su persona, puesto que debía resignarse a no encontrarle solución . . . pero también temía que ésta llegase . . . porque al final . . . ¿de qué renegaría?

jueves, noviembre 01, 2007

ESPEJO

La fase final del transplante de córneas era quitarle las vendas. La ciencia había ganado, por vez primera, veía. Se quedó mudo, sus sentimientos eran indescriptibles, descendían las lágrimas. Durante toda su vida había aguardado por ese momento. No podía esperar para verse en el espejo y comprobar lo que su pareja le solía decir desde el primer día.

Para que sea una completa sorpresa, su enamorada le cubrió los ojos con el pañuelo que siempre utilizaban por las noches. No obstante, al abrirlos, se quedó estático, no creía lo que estaba viendo, era un ser tan repugnante que el espejo no tardó en quebrarse.

Estaba iracundo, su desilusión fue inmensa, empezó a llorar y ella intentaba consolarlo. Todo lo dicho durante aquellos años había sido mentira. Era horrible.

Agarró sus llaves y salió del departamento. Fue inevitable reflejarse en las lunas del auto, las cuales se rompieron instantáneamente. Sin embargo, entre sus lágrimas furiosas y las sienes explotando, el deseo de observar su imagen, donde a ésta le tocase aparecer, era incontenible. El morbo también es narcisista.

Cada vidrio, cada luna, cada espejo, continuaba haciéndose trizas al paso de su mirada. Los taxistas protestando y los niños que jugaban fútbol en la calle apelando por su inocencia ante las viejas menopáusicas. Pasó cerca de un banco. Todos los transeúntes terminaron viendo cómo una secretaria se fotocopiaba sus partes íntimas.

A pesar de esto, sus amigos seguían diciéndole que estaba bien, que todas las flacas querían con él, mas él sólo lloraba de odio hacia su persona. La enamorada leía los libros más voluptuosos de arte amatorio con el fin de hacerle olvidar su supuesta fealdad, para ella, seguía buenísimo; y para sus amigas también, ya que continuaban muriéndose por él, mejor dicho, cortándose, porque en una reunión, mientras se miraban en el espejo de la sala, las saludó y no pudo evitarlo, las chicas salieron corriendo con la cara plagada de vidrios.

Llevó a su sobrino a un parque de diversiones. Entre los dulces, el júbilo y el juego se olvidó de no ingresar a ese lugar. La casa de los espejos no soportó una milésima de segundo, por efecto dominó, reventaron y el público en general lanzaba gritos y corría buscando la salida mientras dejaba hileras de sangre y coágulos por el suelo del local.

No lo aguantó más, ahora no sólo se hacía daño a sí mismo sino a la gente. Así que con los vidrios sacados del basurero de su cuarto, se restregó los ojos mismo Edipo y juró no volvería a ver y, mucho menos, verse jamás. Era demasiado horrible para eso, y los espejos jamás han mentido.

El tiempo ha mermado su ira. Encontró en la música un gran canalizador para su depresión. La guitarra le ha hecho olvidar, y no toca tan mal, lo que sí nadie soporta son sus constantes gallos a la hora de cantar. Sus amigos se lo recalcamos, que mejor toque la guitarra nomás, Jimi Hendrix nunca fue un gran cantante, y tampoco lo quiso.

Para él su voz es la más bella del universo, a pesar de lo que el resto le siga diciendo.