MORFEO
Cada noche soñaba que un músculo largo, fuerte, enhiesto pero muy suave, humedecía y penetraba su entrepierna. Todas las noches, esta adolescente quinceañera, disfrutaba las fantasías más viscosas que Morfeo le proporcionaba. Esa noche, luego de potentes orgasmos, lo encontró: Morfeo, su dogo, la ultrajaba vorazmente. De esta forma Ella conoció el amor por vez primera.
Aunque claro, ya había sido el amor de sus sueños.
5 comentarios:
Que tontería!
El dogo siempre fue el amor de los sueños de la quinceañera?
queeeee?????
jaajajjajaja
jajaja
al final resultó que los sueños no eran tan sueños????
ah manyaa!
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