LA MURALLA DEL EDÉN
Cada vez que de niño pasaba por allí, me daban muchas ganas de ingresar. Quizás detrás de aquellos árboles y arbustos podría encontrar conejos o ardillas, por ahí alguna tortuga o un armadillo como en el Bebé Zoo del Parque de las Leyendas. Conforme fui creciendo, dejé de alucinar con la muralla y su hermoso jardín, para pensar en asuntos más serios como los estudios o el trabajo.
Cada vez que de niño pasaba por allí, me daban muchas ganas de ingresar. Quizás detrás de aquellos árboles y arbustos podría encontrar conejos o ardillas, por ahí alguna tortuga o un armadillo como en el Bebé Zoo del Parque de las Leyendas. Conforme fui creciendo, dejé de alucinar con la muralla y su hermoso jardín, para pensar en asuntos más serios como los estudios o el trabajo.
Esa mañana regrese donde la muralla para contemplar aquella vegetación de mi niñez impenetrable. Me coloqué tras los barrotes y admiré su esplendor.
Interrumpió mi concentración el movimiento de los arbustos. Eran un par de brazos que se estiraban como si despertaran del sueño; de pronto vi una cabellera, no sabía si de hombre o mujer. Salió un hombre de cabello negro completamente desnudo y de piel bronceada. Me quedó mirando, movía la cabeza como tratando de entender qué o quién era yo, pronunció unas palabras en un extraño idioma y le tendió la mano a alguien, como para ayudar a levantarlo.
Apareció ante mis ojos la mujer más perfecta que en mi vida había visto. Estaba desnuda y hermosa, su piel también bronceada, sus cabellos castaños, sus ojos café; sonrió al verme, ambos lo hicieron, pensaba que alucinaba pero aquella mañana no había sacado mis joints.
Ella tenía los senos no muy grandes pero tampoco pequeños y la cintura que ya codiciaría cualquier modelo, sus caderas pronunciadas, muslos y piernas derechas, cuando se volvió para conversar con el hombre, los segundos pasaron en cámara lenta al apreciar el dulce y curvado perfil que dibujaba su parte trasera, hasta que me dio la espalda por completo. Bajé la mirada, una erección alucinante estiraba mi pantalón, más aun cuando ella comenzó a mover su cabello, y éste brilló con los rayos de un sol ganadazo, tan calenturiento que se sentía.
Me percaté que no alucinaba cuando unos niños comenzaron a reírse -¡Mira esos calatos mamá!- y la señora -¡Ay Dios mío!, ¡Impúdicos!- se persignó y cubrió los ojos de sus pequeños. La pareja les sonreía y saludaba moviendo la cabeza, y con ella sus cabellos -voy a llamar a la policía ¿cómo es posible?-
Mirando a mí alrededor, un gran número de personas, entre adolescentes jeropas, chicas arrechas y viejos verdes me acompañaban. Hasta que llegó la policía -a ver señores, no hay nada que ver aquí, no hay nada, vayan retirándose-, -¿cómo no va a haber nada?, ¡Si la flaca está buenísima!-, -¿a o sea tú eres sapo?- afirmó comiendo una mosca.
La pareja optó por introducirse a su pequeña laguna, ya que el sol estaba quemando. La gente no se movió hasta que aparecieron más policías -a ver para atrás, no queremos problemas señores-, -a ver circulando por favor-, -no hay nada que ver aquí- yo no iba a moverme, quería seguir viéndolos, sobre todo a ella.
La prensa no se hizo esperar, no solo la gente los estaba guardando para la posteridad con sus celulares, todos los diarios del país llegaron a fotografiar a “Adán y Eva”. Las cámaras de televisión comenzaron a transmitir en vivo para todo el mundo -Nos encontramos en la avenida España de Trujillo con una noticia de último minuto: la Biblia tenía razón, Adán y Eva existen ¿dónde? Aquí, en un jardín del Edén artificial, formado a los pies de la antigua muralla de Trujillo . . . -
Los policías no dejaban acercárseles demasiado. Día y noche se relevaban por el bien y el cuidado de la pareja, no vaya a ser que algún sapazo intentara hacerles daño, lo cual era innecesario porque la gente empezó a tomarles un cariño especial.
La noticia ya estaba en Internet y había concitado la atención de los medios de comunicación a nivel mundial. Diversos especialistas en la materia como antropólogos, historiadores y teólogos, intentaban dar una explicación a lo ocurrido -primero que todo debemos demostrar que no se trata de algún engaño para distraernos de algún problema mayor, porque casi siempre, cuando el gobierno está metido en asuntos turbios, inventan una cortina de humo y como la gente quiere pan y circo . . .-
Para contrarrestar este juicio, el mismo presidente de la república convocó a los mejores especialistas en la materia con el propósito de realizarles las respectivas pruebas -de ADN, pero les aseguro que a esos seres humanos nadie les hará daño-
Y la sangre ambulante no se hizo esperar. En los alrededores se vendía comida, recuerdos y los fotógrafos abundaban. Los mismos que hicieron los polos del chico que se quedó sentado en un banco de la UNT, ahora vendían souvenirs de “Adán y Eva”, todo un negociazo. Para cuando los especialistas llegaron, los policías tenían la orden de dejar pasar a los doctores. La bulla no dejó entenderlos pero aseguraban que no les harían daño.
En efecto, iba a ser el primer contacto que la pareja tendría con otros seres humanos. Eran muy pacíficos porque se dejaron analizar a la vista y paciencia de la gente, quienes sufrían cada vez que los doctores los tocaban. La televisión seguía paso a paso cada incidente, para asegurar la veracidad de los exámenes.
Mandaron las muestras a los laboratorios de la Universidad de Yale, y aseguraron que en menos de cuarenta y ocho horas estarían los resultados. La gente se mordía las uñas y se reunía en sus huecos. Se emborrachaban hasta la inconciencia por saber si en verdad ellos eran nuestros primeros padres . . .
La pruebas dieron positivo. La pareja era efectivamente “Adán y Eva”. Y como se esperaba, en Trujillo se inició una fiesta descomunal.
La ciudad se vio adornada con niñas, adolescentes y jóvenes quienes se colocaron flores en los cabellos y andaban mismo Woodstock, expresando su felicidad, arrojando pétalos por las calles. Esto alegró a todos menos a los barrenderos. Aparecieron bandas tocando para las academias de marinera que exhibían a sus campeones bailando en las calles. Trujillo era una bomba total, incluso un grupo de jóvenes diske artistas, bohemios, poetas y demás adefesios, salieron corriendo desde la Chaska desnudos y con el rostro pintado por toda la avenida España, moción que felizmente compartieron muchas adolescentes hermosas quienes también se unieron a la causa nudista para beneplácito de los transeúntes drogados de felicidad.
Yo iba cada día a verlos. Así estuviese muy ocupado, me daba mi escapada. Creo que ellos ya me conocían. Mientras el mundo entero celebraba, “Adán y Eva”, ni se inmutaban, seguían con su vida cotidiana, comiendo frutas, bañándose, haciendo el amor, una existencia tan sosegada que provocaba emularla.
Claro, no todo sería felicidad.
LA MASACRE
Muchas empresas extranjeras querían comprar los derechos de “Adán y Eva”. Pensaban construir un parque de diversiones, o un casino, y transformar a la ciudad en el nuevo prostíbulo del universo. Poseer a los padres de la humanidad no era poca cosa.
El turismo había incrementado significativamente en Trujillo. El congreso aprobó un gran porcentaje del presupuesto anual en favor de la protección y cuidados de nuestro más grande patrimonio: “Adán y Eva: La humanidad nació en el Perú” (ése era su slogan).
Se ofrecían sumas cuantísimas para obtener los derechos, la custodia y la posesión de la pareja. Las empresas transnacionales decían que si aceptaban, construirían un mejor vivero para los padres de la humanidad y le darían trabajo a nuestra gente, pero eso sí, la pareja les pertenecería y ellos serían los dueños absolutos, no solo de ambos, sino de todo el terreno, y por consiguiente, tendrían libre potestad para utilizar lo que quisieran. Nunca antes el Perú había sido tan bien visto por el mundo entero. Estados Unidos e Inglaterra, La unión europea, China, el dueño del Chelsea, Bill Gates prometían millones. El FMI aseguraba nos condonaría la deuda externa si les cedían la vida de la pareja.
Entonces entró a tallar el imperio: Estados Unidos reclamaba el tratado que habían firmado, y por ende su derecho como principal comprador sobre todas las demás potencias. La población trujillana estaba indignada, no dejarían que compraran a sus engreídos. Niños, jóvenes, adultos y ancianos acordaron formar una cadena humana que las veinticuatro horas del día permaneciera alrededor de la muralla. A todo esto, la pareja continuaba bañándose con serenidad en su laguna, como sabiendo que por más huelgas de hambre y tomas que hicieran, jamás lograrían cambiar nada.
A los pocos días, la población Trujillana despertó consternada: los noticiarios informaron que se había concretado la venta de los derechos de “Adán y Eva” a una empresa norteamericana, la cual iba a transformar a Trujillo en una súper metrópoli, con edificios, malls y metro; solamente tendrían que bajarse unos cuantos árboles, contaminar las aguas que todavía permanecieran puras, y sobre todo sacar a “Adán y Eva” de aquel paupérrimo lugar para colocarlos en un vivero especial con todas las comodidades que los padres de la humanidad demandan -queremos formar un verdadero jardín del Edén en su ciudad y con ello, atraer más turismo y progreso para su región y el país entero-
La gente optó entonces por encadenarse directamente a las rejas. Los policías se sentían en un dilema. Ellos, que habían resguardado durante todo ese tiempo a la pareja, no podían dejar que los llevaran tan fácilmente, pero tampoco desobedecer órdenes de sus superiores. Y los manifestantes seguían llegando del Perú y balnearios, del continente y del planeta entero (hasta se divisaron ovnis en el cielo).
En Nueva York, San Francisco, Londres, París, Munich, Berlín, Barcelona, Madrid, Johannesburg, Tokio, Buenos Aires, Río, Sao Paulo, México, Santiago, la gente organizó marchas en rechazo a la venta de la pareja. En Europa Bono y Bob Geldof prepararon su “Adam & Eve Aid”. Un concierto masivo donde tocaron bandas legendarias como The Beatles (los dos que quedaban), The Rolling Stones, Pink Floyd y Led Zeppelin, aparte de un sin número de artistas de moda. Como era de esperarse ningún grupo peruano o latinoamericano estuvo presente. Dijeron que el dinero recaudado sería enviado a las víctimas de la pobreza en nuestro país, sin embargo seguimos esperando.
A pesar de aquellos sucesos, era poca la cabida que otorgaban los medios de señal abierta. Estos entretenían a la población con calatas, ampays y muchos escándalos faranduleros que mantenían a parte del país sin reparar en el discurso del presidente de -disparar a matar a quienes se opusieran al progreso ¡Así sean niños!- Nadie puede competir contra el dinero.
La mañana de la masacre llegó sucedió un día de semana. Sabían que la multitud enardecida no se movería, entonces se hizo presente el ejército. Los estudiantes universitarios habían preparado bombas molotov (su especialidad) y las lanzaron contra la infantería quienes no dudaron en acribillaros. La sangre perseguía a la muerte por las calles de Trujillo.
Para los militares fue demasiado fácil reducirlos. Los manifestantes no tenían muchas armas, ni estrategia, menos experiencia, y con ímpetu no se logra nada. La desorganización terminó con ellos (y los tanques los aplastaron).
Ni la Iglesia, ni la ONU, ni la FIFA se pronunciaban y la masacre proseguía. La televisión mundial transmitía cómo los peruanos se mataban entre sí -el ejército está intentando pacíficamente detener las protestas, las mismas que se están tornando cada vez más violentas, ya que según información de inteligencia, se trataría de terroristas encubiertos mas no de (. . .) tras la pausa mayor información (. . .) seguimos desde Trujillo-Perú, adelante Andrea-, -gracias Silvia, en este momento nos encontramos con el presidente de la empresa multinacional (. . .)-, -nosotros no queremos dañar a nadie son los peruanos quienes se están asesinando entre ellos, la empresa a la cual represento, solamente quiere contribuir al mejoramiento de su nivel de vida, sé que las autoridades peruanas solucionarán de buena manera estos pequeños percances-
Bastaron cuatro horas de cruda batalla para impregnar de sangre y cadáveres las calles de Trujillo. Porque hasta aquellos que huían, se rendían, o iban a su trabajo, eran baleados sin compasión.
Entre el humo de las llantas quemándose, los automóviles volcados y los cuerpos destrozados, volteé la mirada hacia la muralla, Adán tenía en brazos a Eva, una bala había acabado con su vida. Y como si una pizca de respeto hubiera sido rociada, ambos bandos cayeron de rodillas vencidos por el cansancio y la vergüenza. Entre toda la locura nos habíamos olvidado de lo más importante, protegerlos. Adán no tardó en acompañarla: una bala, disparada desde sabe Dios dónde, terminó por dar el tiro de gracia al más sangriento cese al fuego de nuestra historia.
El silencio era tal que solamente se podían escuchar los gemidos de los sobrevivientes. Aquellas lamentaciones infernales que nunca podré olvidar. Era espantoso, daba ganas de dispararles y dispararse. Dicen que el llanto fue tal que se podía escuchar en el país entero.
Es curioso, pero yo no lloré su muerte, no lloré por la muerte de nadie, creo que ni siquiera me hirieron, o no lo recuerdo. A veces el silencio responde ante la carencia de soluciones.
Al día siguiente del entierro de “Adán y Eva” (junto a sus mártires) todo se olvidó por completo. Nadie volvió a recordar la masacre, ni a mencionarla siquiera; sino ve a ver los libros de historia, no se encontrará nada al respecto, como si nunca hubiese pasado -Acá no hay nada que ver señores, no hay nada que ver- y esta vez sí que nadie más volvería a ver, escuchar, ni reclamar . . . nada.
Y eso es lo único que puedo decirte. Lo que me acuerdo. Aunque mi opinión poco importa . . . la gente dice que estoy loco.