sábado, febrero 24, 2007

LA MURALLA DEL EDÉN

Cada vez que de niño pasaba por allí, me daban muchas ganas de ingresar. Quizás detrás de aquellos árboles y arbustos podría encontrar conejos o ardillas, por ahí alguna tortuga o un armadillo como en el Bebé Zoo del Parque de las Leyendas. Conforme fui creciendo, dejé de alucinar con la muralla y su hermoso jardín, para pensar en asuntos más serios como los estudios o el trabajo.

Esa mañana regrese donde la muralla para contemplar aquella vegetación de mi niñez impenetrable. Me coloqué tras los barrotes y admiré su esplendor.

Interrumpió mi concentración el movimiento de los arbustos. Eran un par de brazos que se estiraban como si despertaran del sueño; de pronto vi una cabellera, no sabía si de hombre o mujer. Salió un hombre de cabello negro completamente desnudo y de piel bronceada. Me quedó mirando, movía la cabeza como tratando de entender qué o quién era yo, pronunció unas palabras en un extraño idioma y le tendió la mano a alguien, como para ayudar a levantarlo.

Apareció ante mis ojos la mujer más perfecta que en mi vida había visto. Estaba desnuda y hermosa, su piel también bronceada, sus cabellos castaños, sus ojos café; sonrió al verme, ambos lo hicieron, pensaba que alucinaba pero aquella mañana no había sacado mis joints.

Ella tenía los senos no muy grandes pero tampoco pequeños y la cintura que ya codiciaría cualquier modelo, sus caderas pronunciadas, muslos y piernas derechas, cuando se volvió para conversar con el hombre, los segundos pasaron en cámara lenta al apreciar el dulce y curvado perfil que dibujaba su parte trasera, hasta que me dio la espalda por completo. Bajé la mirada, una erección alucinante estiraba mi pantalón, más aun cuando ella comenzó a mover su cabello, y éste brilló con los rayos de un sol ganadazo, tan calenturiento que se sentía.

Me percaté que no alucinaba cuando unos niños comenzaron a reírse -¡Mira esos calatos mamá!- y la señora -¡Ay Dios mío!, ¡Impúdicos!- se persignó y cubrió los ojos de sus pequeños. La pareja les sonreía y saludaba moviendo la cabeza, y con ella sus cabellos -voy a llamar a la policía ¿cómo es posible?-

Mirando a mí alrededor, un gran número de personas, entre adolescentes jeropas, chicas arrechas y viejos verdes me acompañaban. Hasta que llegó la policía -a ver señores, no hay nada que ver aquí, no hay nada, vayan retirándose-, -¿cómo no va a haber nada?, ¡Si la flaca está buenísima!-, -¿a o sea tú eres sapo?- afirmó comiendo una mosca.

La pareja optó por introducirse a su pequeña laguna, ya que el sol estaba quemando. La gente no se movió hasta que aparecieron más policías -a ver para atrás, no queremos problemas señores-, -a ver circulando por favor-, -no hay nada que ver aquí- yo no iba a moverme, quería seguir viéndolos, sobre todo a ella.

La prensa no se hizo esperar, no solo la gente los estaba guardando para la posteridad con sus celulares, todos los diarios del país llegaron a fotografiar a “Adán y Eva”. Las cámaras de televisión comenzaron a transmitir en vivo para todo el mundo -Nos encontramos en la avenida España de Trujillo con una noticia de último minuto: la Biblia tenía razón, Adán y Eva existen ¿dónde? Aquí, en un jardín del Edén artificial, formado a los pies de la antigua muralla de Trujillo . . . -


Los policías no dejaban acercárseles demasiado. Día y noche se relevaban por el bien y el cuidado de la pareja, no vaya a ser que algún sapazo intentara hacerles daño, lo cual era innecesario porque la gente empezó a tomarles un cariño especial.

La noticia ya estaba en Internet y había concitado la atención de los medios de comunicación a nivel mundial. Diversos especialistas en la materia como antropólogos, historiadores y teólogos, intentaban dar una explicación a lo ocurrido -primero que todo debemos demostrar que no se trata de algún engaño para distraernos de algún problema mayor, porque casi siempre, cuando el gobierno está metido en asuntos turbios, inventan una cortina de humo y como la gente quiere pan y circo . . .-

Para contrarrestar este juicio, el mismo presidente de la república convocó a los mejores especialistas en la materia con el propósito de realizarles las respectivas pruebas -de ADN, pero les aseguro que a esos seres humanos nadie les hará daño-

Y la sangre ambulante no se hizo esperar. En los alrededores se vendía comida, recuerdos y los fotógrafos abundaban. Los mismos que hicieron los polos del chico que se quedó sentado en un banco de la UNT, ahora vendían souvenirs de “Adán y Eva”, todo un negociazo. Para cuando los especialistas llegaron, los policías tenían la orden de dejar pasar a los doctores. La bulla no dejó entenderlos pero aseguraban que no les harían daño.

En efecto, iba a ser el primer contacto que la pareja tendría con otros seres humanos. Eran muy pacíficos porque se dejaron analizar a la vista y paciencia de la gente, quienes sufrían cada vez que los doctores los tocaban. La televisión seguía paso a paso cada incidente, para asegurar la veracidad de los exámenes.

Mandaron las muestras a los laboratorios de la Universidad de Yale, y aseguraron que en menos de cuarenta y ocho horas estarían los resultados. La gente se mordía las uñas y se reunía en sus huecos. Se emborrachaban hasta la inconciencia por saber si en verdad ellos eran nuestros primeros padres . . .

La pruebas dieron positivo. La pareja era efectivamente “Adán y Eva”. Y como se esperaba, en Trujillo se inició una fiesta descomunal.

La ciudad se vio adornada con niñas, adolescentes y jóvenes quienes se colocaron flores en los cabellos y andaban mismo Woodstock, expresando su felicidad, arrojando pétalos por las calles. Esto alegró a todos menos a los barrenderos. Aparecieron bandas tocando para las academias de marinera que exhibían a sus campeones bailando en las calles. Trujillo era una bomba total, incluso un grupo de jóvenes diske artistas, bohemios, poetas y demás adefesios, salieron corriendo desde la Chaska desnudos y con el rostro pintado por toda la avenida España, moción que felizmente compartieron muchas adolescentes hermosas quienes también se unieron a la causa nudista para beneplácito de los transeúntes drogados de felicidad.

Yo iba cada día a verlos. Así estuviese muy ocupado, me daba mi escapada. Creo que ellos ya me conocían. Mientras el mundo entero celebraba, “Adán y Eva”, ni se inmutaban, seguían con su vida cotidiana, comiendo frutas, bañándose, haciendo el amor, una existencia tan sosegada que provocaba emularla.
Claro, no todo sería felicidad.

LA MASACRE

Muchas empresas extranjeras querían comprar los derechos de “Adán y Eva”. Pensaban construir un parque de diversiones, o un casino, y transformar a la ciudad en el nuevo prostíbulo del universo. Poseer a los padres de la humanidad no era poca cosa.

El turismo había incrementado significativamente en Trujillo. El congreso aprobó un gran porcentaje del presupuesto anual en favor de la protección y cuidados de nuestro más grande patrimonio: “Adán y Eva: La humanidad nació en el Perú” (ése era su slogan).

Se ofrecían sumas cuantísimas para obtener los derechos, la custodia y la posesión de la pareja. Las empresas transnacionales decían que si aceptaban, construirían un mejor vivero para los padres de la humanidad y le darían trabajo a nuestra gente, pero eso sí, la pareja les pertenecería y ellos serían los dueños absolutos, no solo de ambos, sino de todo el terreno, y por consiguiente, tendrían libre potestad para utilizar lo que quisieran. Nunca antes el Perú había sido tan bien visto por el mundo entero. Estados Unidos e Inglaterra, La unión europea, China, el dueño del Chelsea, Bill Gates prometían millones. El FMI aseguraba nos condonaría la deuda externa si les cedían la vida de la pareja.

Entonces entró a tallar el imperio: Estados Unidos reclamaba el tratado que habían firmado, y por ende su derecho como principal comprador sobre todas las demás potencias. La población trujillana estaba indignada, no dejarían que compraran a sus engreídos. Niños, jóvenes, adultos y ancianos acordaron formar una cadena humana que las veinticuatro horas del día permaneciera alrededor de la muralla. A todo esto, la pareja continuaba bañándose con serenidad en su laguna, como sabiendo que por más huelgas de hambre y tomas que hicieran, jamás lograrían cambiar nada.


A los pocos días, la población Trujillana despertó consternada: los noticiarios informaron que se había concretado la venta de los derechos de “Adán y Eva” a una empresa norteamericana, la cual iba a transformar a Trujillo en una súper metrópoli, con edificios, malls y metro; solamente tendrían que bajarse unos cuantos árboles, contaminar las aguas que todavía permanecieran puras, y sobre todo sacar a “Adán y Eva” de aquel paupérrimo lugar para colocarlos en un vivero especial con todas las comodidades que los padres de la humanidad demandan -queremos formar un verdadero jardín del Edén en su ciudad y con ello, atraer más turismo y progreso para su región y el país entero-

La gente optó entonces por encadenarse directamente a las rejas. Los policías se sentían en un dilema. Ellos, que habían resguardado durante todo ese tiempo a la pareja, no podían dejar que los llevaran tan fácilmente, pero tampoco desobedecer órdenes de sus superiores. Y los manifestantes seguían llegando del Perú y balnearios, del continente y del planeta entero (hasta se divisaron ovnis en el cielo).

En Nueva York, San Francisco, Londres, París, Munich, Berlín, Barcelona, Madrid, Johannesburg, Tokio, Buenos Aires, Río, Sao Paulo, México, Santiago, la gente organizó marchas en rechazo a la venta de la pareja. En Europa Bono y Bob Geldof prepararon su “Adam & Eve Aid”. Un concierto masivo donde tocaron bandas legendarias como The Beatles (los dos que quedaban), The Rolling Stones, Pink Floyd y Led Zeppelin, aparte de un sin número de artistas de moda. Como era de esperarse ningún grupo peruano o latinoamericano estuvo presente. Dijeron que el dinero recaudado sería enviado a las víctimas de la pobreza en nuestro país, sin embargo seguimos esperando.


A pesar de aquellos sucesos, era poca la cabida que otorgaban los medios de señal abierta. Estos entretenían a la población con calatas, ampays y muchos escándalos faranduleros que mantenían a parte del país sin reparar en el discurso del presidente de -disparar a matar a quienes se opusieran al progreso ¡Así sean niños!- Nadie puede competir contra el dinero.

La mañana de la masacre llegó sucedió un día de semana. Sabían que la multitud enardecida no se movería, entonces se hizo presente el ejército. Los estudiantes universitarios habían preparado bombas molotov (su especialidad) y las lanzaron contra la infantería quienes no dudaron en acribillaros. La sangre perseguía a la muerte por las calles de Trujillo.

Para los militares fue demasiado fácil reducirlos. Los manifestantes no tenían muchas armas, ni estrategia, menos experiencia, y con ímpetu no se logra nada. La desorganización terminó con ellos (y los tanques los aplastaron).

Ni la Iglesia, ni la ONU, ni la FIFA se pronunciaban y la masacre proseguía. La televisión mundial transmitía cómo los peruanos se mataban entre sí -el ejército está intentando pacíficamente detener las protestas, las mismas que se están tornando cada vez más violentas, ya que según información de inteligencia, se trataría de terroristas encubiertos mas no de (. . .) tras la pausa mayor información (. . .) seguimos desde Trujillo-Perú, adelante Andrea-, -gracias Silvia, en este momento nos encontramos con el presidente de la empresa multinacional (. . .)-, -nosotros no queremos dañar a nadie son los peruanos quienes se están asesinando entre ellos, la empresa a la cual represento, solamente quiere contribuir al mejoramiento de su nivel de vida, sé que las autoridades peruanas solucionarán de buena manera estos pequeños percances-

Bastaron cuatro horas de cruda batalla para impregnar de sangre y cadáveres las calles de Trujillo. Porque hasta aquellos que huían, se rendían, o iban a su trabajo, eran baleados sin compasión.

Entre el humo de las llantas quemándose, los automóviles volcados y los cuerpos destrozados, volteé la mirada hacia la muralla, Adán tenía en brazos a Eva, una bala había acabado con su vida. Y como si una pizca de respeto hubiera sido rociada, ambos bandos cayeron de rodillas vencidos por el cansancio y la vergüenza. Entre toda la locura nos habíamos olvidado de lo más importante, protegerlos. Adán no tardó en acompañarla: una bala, disparada desde sabe Dios dónde, terminó por dar el tiro de gracia al más sangriento cese al fuego de nuestra historia.

El silencio era tal que solamente se podían escuchar los gemidos de los sobrevivientes. Aquellas lamentaciones infernales que nunca podré olvidar. Era espantoso, daba ganas de dispararles y dispararse. Dicen que el llanto fue tal que se podía escuchar en el país entero.


Es curioso, pero yo no lloré su muerte, no lloré por la muerte de nadie, creo que ni siquiera me hirieron, o no lo recuerdo. A veces el silencio responde ante la carencia de soluciones.

Al día siguiente del entierro de “Adán y Eva” (junto a sus mártires) todo se olvidó por completo. Nadie volvió a recordar la masacre, ni a mencionarla siquiera; sino ve a ver los libros de historia, no se encontrará nada al respecto, como si nunca hubiese pasado -Acá no hay nada que ver señores, no hay nada que ver- y esta vez sí que nadie más volvería a ver, escuchar, ni reclamar . . . nada.


Y eso es lo único que puedo decirte. Lo que me acuerdo. Aunque mi opinión poco importa . . . la gente dice que estoy loco.

jueves, febrero 15, 2007

JUSTICIA POPULAR
Cada medianoche Andrés salía a botar la basura, y como vivía al fondo de la quinta le reventaba recorrer un cuarto de cuadra (el espacio entre su casa y la puerta de la calle) cargando no se cuántos kilos de basura en descomposición, eso porque él esperaba cojudamente que el balde rebose en porquería para recién sacarla; y esperaba también que no hubiese nadie fuera, aunque cuando la madre y el sueño apuraban, se veía en la obligación de ponerse algo “decente” y salir a botar la basura (es que su pijama le daba mucho roche) porque a veces podían pasar personas que él conocía (wazu qué popular se alucinaba) mejor pasar piola, o esperar que llegase la media noche y mismo flautista de Hamelín llevar tras de sí a todas las moscas que estaban invadiendo cada cuarto, antes que sus hermanas y su vieja le gritasen más de lo que ya solían por sus irreverencias.

Lo más jodido que puede haber en verano, no es el calor infernal que no te permite pegar un ojo toda la noche, sino otra amenaza peor: los zancudos, ellos sí son una maldita plaga. Son como almas en pena, hacen bulla misma legión y cuando enciendes la luz, te hacen creer que quizás sólo habría sido tu maldita imaginación paranoica jugándote más bromas que el mismo verano.

Vuelves a apagar la luz, y allí está otra vez, ese sonidito maldito que para concha se pone a zumbar en tus orejas y cuando enciendes la luz nuevamente, te ganas con que tus piernas están todas picoteadas y estallas en una ira tremenda que no se detendrá hasta ver muerto al causante de aquella hinchazón anormal en tu piel, así tengas que sacrificar las escasas horas de sueño restantes y continuar en la lucha hasta que el sol vuelva a joderte en la cara al levantarte a miccionar.

Ah, pero qué tal placer se siente cuando logras así como el Chavo, sin querer queriendo (y recontra queriendo, deseándolo, ansiándolo, a veces incluso más que el sexo) aplastar a alguno de esos pequeños vampiros entre las palmas de tus manos y sentir como esos mililitros de sangre tuya y/o ajena manchan tu triunfo sobre la impertinente naturaleza, o ¿acaso quieres que dentro de unos años inauguren un “Humanic Park” con aquel mosquito?

Pero si vamos a insectos expoliadores de sueño, no existe otro mejor que el grillo, no sé quién le pagará por presentación (además de joder toda la noche) es peor o igual que vivir cerca de una discoteca, por lo menos, algunas canciones pasan piola, pero con el grillo es la misma tonada toda la maldita noche ¿Qué es lo que desean estos animales?, ¿cuál es el propósito de su existencia?, ¿jodernos las horas de sueño?, ¿obligarnos a rezar para ver si así nos quedamos jato?

Y los grillo muy tranquilos de la vida, se quedan allí, escondidos en puntos estratégicos fuera de tu casa, porque si entró, se desatará la tercera guerra mundial por encontrarlo, y no podrán agarrarlo a menos que tengan visión infrarroja, porque esos malditos al igual que sus colegas los zancudos, se callan a penas sienten la presencia amenazadora de un ser humano con cara entre asado y muerto, pero con ganas de matar por el sueño.

Lo más rico como ya he dicho es encontrar al animal, y aplastarlo como se debe, pero cuídense porque saltan . . . o sino traen a sus primos, que no cantan pero son unos grandazos que se golpean toda la noche contra las ventanas.

Ahora bien, ellos no son los únicos jodidos, también están las hormigas trabajadoras ¿trabajadoras? Un momento, yo sólo las veo caminando de un extremo de la pared a otro y ni siquiera cargando un trocito de pan francés del desayuno, nada, sólo paran chocándose, caminan un poco y se vuelven a chocar y luego continúan su travesía. A veces las soplo y ahí sí que se asustan y huyen despavoridas, pero para huevear, no te olvides de llamarlas para hacerte la taba.

Andrés detestaba que las hormigas se le metieran por todos lados ¿y quién no? Una vez dejó un pedazo (será pues ¼) de torta de chocolate en la mesa de la cocina y al rato las hormigas cual si fuesen buitres con un animal muerto en el desierto, ya estaban paseando sus diminutos y diske trabajadores cuerpos llevando consigo algo de la torta que con tanto cariño había preparado su viejita por el cumpleaños de alguno de ellos.

Entonces agarraba el pedazo que quedaba (lo demás ya se lo había empujado) y lo metía al freezer, allí lo dejaba por unos 5 minutos a más hasta cuando llegaba la publicidad y se acordaba que había trasladado las hormigas a una visita sin pasaporte a la antártida. Abría la puerta de la refri y se aseguraba que su trozo de pastel estuviese libre de insectos moviéndose o clamando por algo de calor ¡Ah no, pero hay algunas vivas todavía! –van a ver, las voy a pasteurizar- sacaba el recipiente de la refrigeradora y lo ponía sobre la cocina, entonces colocaba a las hormigas “vivas” sobre alguna de las hornillas y luego . . . encendía las mismas y . . . a comer pastel a comer lechón a dónde el cuerpo les aguante y se vacilaba de su venganza.

Se proyectaba como un general en plena lucha antisubversiva, si tú me comes una torta, pan o algo que yo pueda ingerir (o mi familia) te mato y a toda tu colonia también, así de simple, o por lo menos a los que vea por allí –a ver pe ¿quién se come a quién ahora?- y seguía con su encendedor quemando cada hueco de hormiga –así aprenderán a no meterse con alguien que esté en el nivel superior de la cadena alimenticia, hasta en la Biblia hablan de eso-

Regresaba a su computadora y buscaba algo de información en la Internet, ponía las páginas de los diarios de su país, y los internacionales también. Pudo apreciar en la primera plana como aumentaban las víctimas por picaduras de arañas y dengue –carajo alguien tiene que hacer algo . . . primero se empieza por la casa-

Se dirigió rumbo al patio en busca de algún insecticida, no encontró nada, pero sí el Wizard junto a su encendedor, se acordó de aquella película que había visto de niño y fue a escudriñar futuras víctimas por todos los rincones en dónde permaneciese clandestinamente una que otra telaraña –ahora sí me voy a divertir-

Llegó al baño del patio, un lugar horrible y cochino que servía como bodega de la casa (la ducha no era utilizada, funcionaba sólo para sentarse). Tenía miedo que algún día apareciese algún insecto y él tenga que interrumpir su ceremonia más por el miedo mismo de encontrarse con un ente diferente a el daño que pudiera causar, pero como es mejor prevenir a lamentar, a matar se ha dicho.

Sin miedo alguno de incendiar la casa, fue quemando cada telaraña que divisaba y bajándose por ende a todos los insectos que en ella habitaban, incluso a las moscas atrapadas, pero ¿no sería menos peligroso dar una limpiada a la casa, en vez de recurrir a estos métodos tan drásticos?

Luego de la jornada purifimatadora procedió a descansar fumando un par de fayos los cuales iba a encender de la misma forma en que había aniquilado a los demás seres vivos que compartían los rincones que él no limpiaba (por pereza física y mental) pero se contuvo luego de llegar a la conclusión que sería recontra negligente hacerlo. La matanza química le había quitado ciertas neuronas que en antaño tampoco sabía tenía.

Yo mando aquí, nadie puede vivir en mis territorios sin mi consentimiento, o se van de mi casa o simplemente los tendré que matar. Andrés pensaba en la manera de colocar cierta barrera o trampas o espías o algo que pudiera darle razón del paradero de los demás insectos o simplemente avisarle cuando alguno osara rondar por allí dentro ¿Qué de bueno tiene mi casa que entran tan fácilmente y se quedan como las huevas? Yo no los quiero tener, arañas, moscas, zancudos, hormigas, me joden demasiado, se meten en mi comida y la llenan de sus parásitos, de sus larvas, luego de eso ¿quién carajo va a poder comerla?

Una vez concluido el “trabajo”, sabía que no podría descansar un instante, puesto que esos insectos se reproducían a una velocidad superior a la de la luz y por montones ¿cómo podría luchar contra todos ellos? Se decidió por colocar veneno en cada rincón cochino de la casa, también llenaba su cuarto de humo para que los zancudos no lo jodieran más.

Había sacado la conclusión de que cualquier tipo de humo alejaba a las alimañas; y a los animales en general, a quienes no les venía muy en gracia el ser horneados. Lo había comprobado un par de veces: La primera, fumando marihuana en la casa de un pata, viendo unas pelis en su computadora junto a su perra fiel y mascota protectora de todo el grupo (quisiera ver qué choro tenía el valor de acercarse a nosotros cuando íbamos al portón a comprar hierba junto a la Malú, la cual era yo el encargado de llevarla, mejor dicho, era ella la que me dirigía) y cuando le echábamos nuestro humo en el cuarto cerrado con el propósito se queme con y como nosotros, ella intentaba escapar y rasguñaba la puerta asustada. Yo pensaba que se enojaría y podría morder a alguno, así que mejor no la jodía mucho, pero no, más bien la Malú le guardaba cierto respeto al humo, un respeto que se traducía en su temor. Y saqué otra conclusión, seguro los animales después de todo son más inteligentes que nosotros que malgastamos nuestro dinero y neuronas en vicios y sustancias nocivas para nuestro organismo (así sean naturales), la única diferencia es su ciclo de celo y su incapacidad para articular palabras (como nosotros lo cual no signifique no se comuniquen) después de todo eso, claro que nos superan.

La otra fue cuando nos reunimos en mi casa a lanzar, y dimos con la sorpresa que una cucaracha había ingresado al estudio, en dónde estábamos chineando videos del youtube –ah ya fue, mira lo que voy a hacer- el insecto se había quedado estático, entonces procedí a hornearla como se merecen esas bestias clandestinas –ja, ja, mira como se loquea-, -manya, está como loca-, -fácil podemos inventar un insecticida a base de marihuana-, -yo sería el primero en comprarlo-, -yo también-, -¿para consumo personal?-, -claro pe-

A los animales no les gustaba el humo, eso ya le habían dicho cuando era boy scout, así que compró un montón de esos inciensos y todos los días los prendía por toda la casa, su familia pensaba que se había vuelto espiritual o algo (como se llevaba la Biblia a cada rato) pero no. Tampoco esperaba le agradecieran que la jato andaba: libre de insectos jode noche y comida. El solo placer de mantener su hogar libre (aniquilarlos) era demasiado.

Aún así, no se limitó a defender su casa, empezó a invadir terrenos fuera de ella, porque así como esa cucaracha había podido ingresar ilegalmente, muchas otras ya lo estaban haciendo, y eso le ponía los pelos de punta. Pensar que se paseaban por los cubiertos con los que más tarde comerían, hicieran sus nidos en los cajones de ropa interior y todo su hogar se viese contaminado con esas bazofias con patas en busca de algo mejor.

Cada que salía a botar la basura (antes, como no estaban por su territorio no las jodía, pero apenas cruzaban la frontera bajo su puerta . . . ¡PAAF! de un pisotón, a colarse entre las muertas) y veía a alguna por allí trepada en la pared o estática al observar al gigante que habría matado a sus familiares –y lo mismo haré contigo si osas poner tus peludas patas en mi casa- pero ya se había cansado de las amenazas ¿cómo podría diferenciar cuál era la cucaracha advertida y cuáles, las otras? Luego procedía a destruir a cuanta cucaracha se le cruzara por el camino, sean de las grandes o las chiquitas –si las dejo crecer, ponen crías por todos lados y van a joder más-

Entonces las mataba, pisaba, machacaba, algunas sonaban como globos, otras soltaban sus huevos antes del deceso y también eran destruidos, habían unas que iban montadas o pegadas, otras blancas cambiando de piel –¡puta qué asco!- algunas las arrastraba antes de darles el tiro de gracia y aniquilarlas por completo –sufran cochinadas- porque si piensas que las cucarachas machucándoles el “cerebro o cabeza” mueren, estás equivocado, debes aplastarlas completamente, recuerda que no son seres humanos, tienen un sistema nervioso superior que les permite subsistir así la cabeza haya sido aplastada.

Con los insecticidas no funcionaba, ya se había cansado de rociarlo por cada rincón de baño (y casa, y fuera de ella) y continuaban no sólo naciendo más cucarachas, sino unos insectos con una cola como tijerita, no hacían daño, pero molestaba ver cómo aparecían cuando sacabas el trapeador de la ducha. Aparte que la nueva camada era inmune a cualquier insecticida que les echasen, se vacilaban en tu cara haciéndose los agonizantes para luego salir huyendo a su hueco-casa. O unos zancudos grandazos y negros, pero fáciles de coger a los cuales chancaba el aguijón con las uñas o les arrancaba sin asco las patas y alas, una vez reducidos, reírse al verlos intentando escapar de la cera hirviendo.

A las cucarachas también les hacía lo mismo, a veces encendía una vela y como las encontraba de espaldas, les tiraba todo el material incandescente que poco a poco les iba medrando las ganas de persistir en su lucha por la vida, mientras Andrés se cagaba de risa.

Le traía remembranza de cuando de niño atrapaba insectos en pomos. Eran las arañas de la parte más negra y oscura de la escalera de su quinta, un lugar muy tenebroso que nadie limpiaba, y en dónde uno podría encontrar los especimenes más extraños de insectos producidos por las mutaciones de la contaminación o simplemente por desconocimiento.

Solía atrapar, también cuando niño, los insectos de su colegio. Cada cierto tiempo aparecían orugas por todas las plantas del jardín de su institución educativa, entonces las agarraba y las metía en un pomo vacío de café. Llegando casa se encontraba con sus amigos del barrio y les mostraba lo que había conseguido, ellos miraban cómo esos animalitos se movían de una manera tan graciosa buscando la salida –oe pero déjales aire que sino se mueren-, -es que si abro la tapa se me van a escapar-, -no, yo tengo una forma-, -¿cómo?-, -mira, yo sé de un método para evitar que se escapen-, -a ver- Andrés todavía era un niño, pero aquel día aprendió una lección que jamás olvidaría y la cual marcaría su futura ideología –demuéstrales quién es el que manda y nadie te va a joder- sus dos amigos eran un par de años mayores que él, y sobretodo más despiertos –mira, abre la tapa y pon el pomo así echado como para que las orugas puedan caminar rumbo a la salida- sacó un encendedor, y justo cuando la primera oruga asomaba su cabeza por la salida ¡CHAZZZ! una estela de fuego disparó al animalito hacia el fondo, y con él sus demás compañeros –¡oe pero no seas malo!- reclamó el otro -así van a aprender y nunca se van a meter contigo-, -y tampoco se van a atrever a cruzar-, -pero eso es maldad, esas orugas no le hacen daño a nadie, no pican, no son cochinas, van a ser mariposas en un futuro, lo que estás haciendo ¡es un crimen!- continuaba el otro, mientras Andrés apreciaba admirado al mayor de los tres -NO, lo que estoy haciendo es ciencia, no es ni maldad, ni un crimen, vi a mi hermano que hizo un experimento para la feria de ciencias de su cole y ganó el primer premio, hablaba siempre de un tal Pavlov; aparte insectos son insectos, son todos asquerosos, no le veo la gran diferencia, al final qué importa si son gusanos o cucarachas, igual dan asco y pueden picarte e incluso llegar a matarte-, -ah ves- decía admirado Andrés -y en el caso de mi hermano, él utilizó ratitas de laboratorio-, -¿qué? pero ¿las quemaba?-, -no, sólo las electrocutaba-, -¡qué maldito! yo sabía que Pavlov, era algo así de una campanita con un perro que cuando sonaba, el perro comía así no hubiese nada en el plato-, -sí pero esta es una aplicación, cuando abras la tapa, no van a osar acercarse siquiera, porque saben lo que les espera, mira vamos a quemares por debajo del vidrio para que intenten huir por el calor y a penas lleguen a la salida ¡ZAAAZZZ! otra vez JA, JA, JA- el pata defensor de los derechos de los animales, se retiró indignado –no puedo continuar siendo partícipe de estas injusticias-, -si tanto te jode ¿por qué no haces algo? . . . Te quedas callado . . . entonces sino tienes los huevos suficientes como para enfrentarme, mejor quítate ‘on . . . pero YA CHAU PE- a Andrés le comenzó a parecer divertido, por lo menos le hacía sentir poderoso; si en el colegio los de años superiores lo jodían a más no poder, él tenía sus orugas para desfogarse.

Ahora ya algo mayor, tenía cucarachas rondando por todos lados para saciar su ira, no podía con cuanto delincuente aparecía rondando por su quinta, pero sí con las cucarachas. Una tarde fue al mercado negro y compró cuetones, les amarró una mecha algo larga y esperó que anocheciese. Llegado el momento, con un desarmador, abrió una tapa del desagüe de su quinta (una de las tantas) colocó rápidamente adheridos a limpiatipos cada cuetón en las cuatro esquinas del agujero, y prendió las largas mechas, no sin antes tapar un poco el hoyo para no joder a los vecinos con el sonido, todo en vano . . . se escuchó una gran EXPLOSIÓN, las cucarachas comenzaron a huir despavoridas; Andrés las estaba esperando cargando con su wizard y su encendedor. Fue quemándolas a todas, no se salvó ninguna, le daba tanto placer ver cómo salían eyectadas y caían quemadas dentro del desagüe, claro a otras las aplastaba con sumo cariño y las despedía con una sonrisa cachoza en el rostro. Para terminar la jornada, su escoba las fue barriendo para dentro del hueco, algunas todavía se movían mientras la corriente de mierda iba llevándoselas a mejores puertos –pero ¿qué has hecho?-, -es que podían salirse del desagüe e invadirnos, yo sé que tienen pestes y demás enfermedades, sólo trato de evitarlas . . . es por ustedes, por la protección de todos nosotros-, -estás completamente loco Andrés-

No, mejor ya no abro el otro desagüe, los cuerpo de estos animales van a llegar flotando hasta el otro lado, y las demás van a comprender el mensaje: “no se acerquen sino quieren terminar así”.

La noche siguiente salió, como era habitual, a botar la basura antes de dormir. Era pasada la media noche –qué raro, no hay cucarachas, seguro ya arrugaron y por eso no salen, bueno, entonces he ganado- llegó hasta la puerta de la calle y tampoco vio nada. Toda la quinta estaba dormida, ni siquiera habían ruidos en la calle, ni estrellas en el firmamento; era noche de luna nueva, y aparte todo andaba más nublado y oscuro que nunca.

Andrés continuó su camino de manera lenta, pensando en cómo podría celebrar esta victoria. Iba ensimismado mirando al cielo, sonriendo y tarareando una canción de moda, cuando sintió unos piquetitos en los pies, bajó rápidamente la mirada mientras sentía como unas patitas que le subían por los pies, pantorrillas, muslos y continuaban introduciéndose en su pantalón de buzo –¡qué carajo!- sintió más de esas cosas subiendo a una gran velocidad por sus piernas, recién había logrado percatarse que todo a su alrededor estaba infestado de insectos.

Una legión de cucarachas las cuales habían salido de la parte más oscura de las escaleras se dirigía hacia él. Sus piernas no le respondían, estaba como acalambrado, cuando una nube negra de insectos se abalanzó sobre su rostro y se fueron metiendo por su boca. Intentó gritar, pero era en vano sólo facilitaba el ingreso de más alimañas por todas sus cavidades, aparte de sus oídos y nariz los cuales no se salvaban. No podía respirar, iban mordiéndole y picándole, la sensación lo estaba aniquilando, el dolor de sentir y ver su piel penetrada por insectos. Lo tumbaron al suelo y allí mismo más y más alimañas empezaron a meterse por debajo de sus ropas, y le seguían clavando sus colmillos venenosos. Intentaba zafárselos sacudiendo sus manos, se movía como endemoniado por el suelo sin embargo no era rival para todos aquellos insectos quienes ya lo estaban jalando hacia la parte más oscura de la escalera. Sentía cómo su piel se iba hinchando, cómo se paseaban por su garganta, cómo le picaban los globos oculares, mientras en sus oídos escuchaba una tenebrosa voz que rezaba: "cuando ya no quede nada . . ." no alcanzó a escuchar qué le decían. De sus ojos entraban y salían más insectos, y ya se podía vislumbrar cómo ciertas partes de su piel se confundían entre huesos-carne viva y los insectos dándose un tremendo festín propiciado por su “hambre y sed de justicia”.

Luego de un buen rato de venganza y torturas, los insectos se empezaron a retirar rápidamente porque una mariposa decidió posarse sobre el rostro hinchado por las picaduras y en aquel instante todo el cuerpo maltrecho de Andrés quien aún continuaba con vida, pero no podía gritar ni moverse, empezó a consumirse en un incandescente fuego instantáneo que no se detuvo hasta cuando las hormigas se fueron llevando las últimas cenizas.

lunes, febrero 05, 2007

SÚCUBO

Chihiro solía caminar sobre mi estrés. Pensaba que era un alma en pena descubriéndose muerta a mi lado o flotando azulado; golpeándome los muslos hasta sangrar y mordiendo mis dedos mientras los besaba.

Recuerdo cuando se reía al arrancarme el cuero cabelludo gritando que no duraría mucho, que fuese paciente al succionar. Apretaba los botones de mi negación como la humareda de mi verde plastilina.

Sus tijeras me absorbían el sexo. La imaginación de su pálida belleza posterior, un triángulo negro, altos tacones, lado b, estigmatizados por una pluma degolladora de peces sonrisa, debilitaba mi elección.

Te voy a ahorcar hasta devorar tu yugular, pateando tus pies y aplastándolos con clavos en la guerra de tus bolsillos. Ahora mismo me golpeo con tus sesos que van directo a mis besos.

Mi alergia a tus vellos me quemaba las arterias, resaltabas tus pezones con mis lapiceros, en ruegos, al pisar los enchufes y tus aretes a la corriente.

Mordía mi mierda, reía a martillazos, el miedo de decir lo indeseable Te estás viniendo, te estás viniendo a golpes sobre mi cama. Mientras todos se divierten, yo estaba triste.

La madrugada solía terminar nuestro idilio.

Sin embargo, aparecías en mis dibujos, en mis sueños, en mi cena. La fantasía de mi pared con tu cabellera. Tus párpados simbiosis de dientes en cadenas.

Rogaba por respirar tras tus oídos. Y mis papeles arrugados dimitieron por hacerle el amor a cada ojo de mis libros.

Te encontré en la niebla esperando a Godot. Caíste como Alicia, leías como Matilda, implorabas como Araceli. Mis opiniones de payaso en el almuerzo desnudo buscaban la verdad, mientras tu retrato envejecía y tu cadáver quería orinar. Durante veinte años hablaron sobre nosotros alrededor del mundo, que me había convertido en un insecto y tú, en la mujer del médico que me guiaba.

Saborearte. Zambulléndote en helado. Esperaba que se derritiera para absorber la disolución de la azúcar sobre tu cuerpo.

Solíamos platicar sobre helarte. Aguardabas con un diminuto vestido deshojado, mientras mordía tus hombros. Luego te levantabas, te despedías, te vestías y yo bajo el pavimento, inundaba sabanas.

Ya no fumes, no me lances, usa mi pubis como horno y apacigua tus antepasadas ansias de can. O no me volverás a ver jamás.
Cuando me dejaste una pluma fragante sobre el monumento, la llevé morada y la celé en nuestro cofre atemporal. Mas por las noches, dormía en mi nariz, intentando percibir aquel aroma de tu sexo previo al dolor.

Te sentía cercada mediante aquélla, como si en realidad fenecieras en el suplicio más que en nuestra madrugada.

Extrañaba mi descalcificar.

¿Dónde andas Chihiro? Ya no apareces ni en la quimera de mi cama. Es difícil recordar cada uno de tus dientes en las heridas de mis dedos.

La neurosis me abrasa la nostalgia. No quiero leer, no quiero dibujar, mi mano plagada de espinas ama tus plumas.

Así cada golpe proyectado a tus pestañas sollozantes, simbolizara una décima de mi amor. Aquella noche, fue la única vez donde la tregua por inocularte, nos sació la cacería.

Me arrodillé, como siempre. Besé sus pies, adoré sus tobillos, lamí sus pantorrillas, necesitaba grabarme su sabor, su esencia, mi delicia, mis mejillas entre sus muslos, mis labios junto a su lengua; mis manos, ella respirando, mis dedos, muy lento, mis yemas, completo mutismo, su piel, exhalaba sobre mi piel.

Acerqué mi boca al lugar odiado. Conforme gateaba con la cima de mi lengua la sima de sus rosas, ella emitió las primeras espinas. Continué hasta que mis rodillas contuvieron la evolución. Coloqué mis oídos sobre su llanura y dancé hasta colocarla entre sus senos y trepé serpenteando por las pequeñas. Las lamí con mis dientes. Extenderlas, rozar, jugar con el sonido de nuestras viscosidades. Guiaba mi sexo al cardinal, lo implanté, Chihiro, amé tus siete gritos secos en círculos. Sentir la muerte cubriendo la delicia de nuestra esquizofrenia coital.
Seguíamos adheridos, emergiendo por la acogida; ninguno de los dos quería evaporarse. Clavó violenta sus uñas en mi espalda, para recordarme que me amó más de lo que demoró mi retorno.

Sus garras me intoxicaban de sueño, sueño, sueños de sublime blanco, dulces de leche, manjar blanco, acciones doradas, paraíso estanco, sutilezas, venganzas, bancos . . . cielo, purgatorio, infierno . . . eres la prometida infernal, invernal, sideral, irreal . . . One, two, three, four, five, six, seven, all good children go to heaven . . . [1]

Aparte de mi punzante insomnio, mis ojos se habían soldado. Mi hermosa Chihiro desnuda, y yo, sabiendo que no era cierto, que solo su rostro era mío, que la mutación es real hasta para la ficción.
La despedida bostezaría al estirar sus cabellos. Chihiro extendió sus temibles alas. Me abrazó. El patio era celeste e iluminado. Deseché la mirada, era demasiada luz para unos ojos acostumbrados a las tinieblas.

El viento parafraseaba su cuerpo y desaparecía entre las nubes junto a su genuino perfil. Mis párpados llagaban mi memoria y la convertían en golpes blanquecinos de una delicada mano estrujando fuertemente vidrios reventados.

Gustavo despertó de golpe, no sabía por qué estaba desnudo, sudoroso, cansado y magullado; tampoco lo que hacía una pluma blanca, y de olor muy agradable, sobre su almohada. Solo hasta que subió la mirada, y vio colgado en la cabecera un cuadro de la Virgen María con el Niño en brazos, pudo comprender las imágenes de aquel sueño tan confuso del que acababa de salir. Sonrió como si estuviese apreciando el retrato de alguien conocido, y sin saber por qué, muchas lágrimas cayeron sobre las innumerables plumas esparcidas sobre su cama.

[1] The Beatles. You never give me your money. Abbey Road. 1969.
LÓGICA Y MENSAJE
La otra vez estuve conversando con un amigo, él es profesor de historia, pero vende libros caletas de segunda mano fuera de la universidad, de esos que forman parte colecciones antiguas y que sólo los conocedores compran. No ejerce su profesión, pero sí algo parecido: enseña literatura en una pre y como sabe demasiado de mucho y de todo, es chévere conversar con él.

Claro que así como sabe, es recontra crítico en cuanto a lecturas u obras en general que no puedan caber dentro de sus parámetros. Algo que sucede muy a menudo con los críticos o aquellos que nunca han podido crear nada, pero ese es otro asunto.

Lo cierto es que estuvimos discutiendo acerca de Star Wars, yo como fanático y él como crítico, un debate copiosamente productivo del cual sólo colocaré la parte principal. Mi persona como hincha desde niño (de la primera trilogía, de las que vinieron y las que vendrán) descubrí cierto vacío en la trama que ha quedado inconcluso: ¿cómo es posible que en el episodio VI “The return of the Jedi”, cuando Luke preguntó a Leia si se acordaba de su madre, pero de su verdadera madre (biológica), ella respondiese: “un poco, bueno casi nada, son sólo recuerdos, pero sé que era muy hermosa . . .”, si en el episodio III “The revenge of the Sith”, Padme (la madre de ambos) muere luego de dar a luz ¿acaso ustedes pueden acordarse de su madre desde el momento en que han salido de su vientre?

A todo esto, el vendedor de libros, aprovechó mi apreciación para darle duro con un palo y duro también con una soga a una de mis pelis favoritas: “sí, y peor aún, esas espadas con las que luchan los caballeros Jedi, son llamadas “sable láser” o “espada de luz”, bueno pues, no pueden ser, porque por física uno sabe que la luz sigue su curso hasta el infinito, entonces no podría jamás existir una espada de luz, y que encima pueda cortar todo menos otro “sable láser”, si la luz se traspasa . . ."

Bueno en este punto discrepé con él, mi crítica había sido sobre un vacío en el guión, o sea en cuanto a lo argumental, todo ello producto de la negligencia del mismo George Lucas quien no revisara su obra antes de estrenarla (mal, muy mal) pero su crítica fue en cuanto a la “lógica” de la obra. Se metió con la física y la ciencia, cuando su género claramente lo estipula “ciencia ficción” FICCIÓN.

Y es que muchos de los críticos (o aspirantes) caen en la irreverencia de comparar el mundo REAL con el de la FICCIÓN, conociendo que son dos planos completamente distintos e incompatibles; hay veces claro que se unen, pero es como si fuera solamente un choque y fuga (realismo mágico, realismo maravilloso, realismo fantástico) y sólo puede suceder en una obra literaria o en el cine, mas no en el MUNDO REAL. Si vamos a ponernos a buscarle una lógica al arte, entonces éste no tendría "razón" de ser. El problema con la literatura actualmente es que nos hemos olvidado de la fantasía, todo se ha vuelto pura realidad, y si la literatura o el cine, no pueden ser medidos con la misma vara de la ciencia y "lo posible" entonces, no sirve.
Me pregunto el por qué de tanto empeño en reproducir la realidad fielmente, si para eso podemos ver un noticiero o leer un periódico, allí sí que podemos encontrar de manera “veraz y objetiva” los hechos que se han suscitado en el día o en un determinado tiempo y espacio.
Por eso tantos ilusos han comenzado a menospreciar películas como Star Wars o The Matrix, alegando que es imposible que pudiera suceder algo similar en "nuestra realidad" alguna vez. La crítica hacia Star Wars, tomando como base teórica a la “física”, hecha por mi amigo vendedor, ya la conocemos; existen otros quienes han alegado sobre los efectos de sonido (lo mejor sin duda alguna de dicha película) diciendo que en el espacio sideral no exististe el sonido, las ondas sonoras se transmiten mediante el aire, y como en el espacio no existe tal elemento, luego no tiene sentido su inclusión en la película.
En cuanto a lo de Matrix recuerdo cuando ingresó al salón de clases, otro de aquellos sabelotodos los cuales te meten un florazo para que les compres sus folletitos científicos, y justo estaba estrenándose en el cine la segunda parte: Matrix Reloaded, él dijo que esta película no tenía ni pies ni cabeza y era una gran tontería: "a ver acaso ustedes podrían mantener relaciones coitales en realidad virtual", él pata que venía a comunicarnos los últimos avances de la ciencia, y que conocía todo sobre informática, añadió: "jamás una computadora va a poder emular, ni compararse siquiera con un ser humano".

Un puñetazo para todos ellos, claro lo peor fue cuando uno de mis amigos de ciencias de la comunicación, uno que sólo leía literatura hecha por europeos y/o filosofía, me dijo que últimamente había estado adentrándose en la narrativa latinoamericana, y todos sabemos que nuestro mayor referente en el mundo es Gabriel García Márquez y su obra Cien años de soledad lo queramos o no, por él tanto como por Shakira, nos conocen el mundo (gracias colombianos, ah . . . me olvidaba, por la CoCa-cola, también) entonces me comentó que le había gustado mucho esa novela, sin embargo no le había convencido: "le dejaba muchos vacíos". Por ejemplo, la epidemia de amnesia en Macondo: “cómo se podían olvidar el nombre de las cosas, sin embargo, no se olvidaban de leer, porque les habían puesto cartelitos con sus nombres”, aquellos vacíos le “impedían el sueño”, yo le respondí con algo simple: “es realismo mágico”, él sabía muy bien que era "realismo mágico", lo que no entendía era porque con unos sí, y con otros no –eso déjaselo al imaginario del autor, él es amo y señor de sus obras-

Y es que ese es el gran error que cometen los eruditos, académicos y críticos. Tratar con su mente cerrada de buscarle una lógica a todo el arte, pensar en el arte como una ciencia más, no pues por favor, si por algo la gente se proyecta con el arte es por alejarse de la rigidez y la disciplina de la ciencia, no digo que la ciencia este mal, me parece excelente el trabajo de los científicos, pero zapatero a sus zapatos, y criticar desde el punto de vista físico-químico-biológico-lógico-matemático a una obra literaria o una película, o al arte en general, es una gran pérdida de tiempo.

Primero busquen un mensaje, no la lógica a las obras literarias tanto como a las películas, que en su concepción no son “entendibles” o muy ficticias, o sea que no muestran algo cotidiano o “real”. Uno debe tener paciencia y sentarse a pensar un poco, no se conviertan en pseudos-críticos que dicen leer tanto, pero analizar nada, sólo tratan de buscar el mínimo error sin intentar comprender el mensaje en su dimensión de unidad o conjunto.

Es como cuando era niño y veía a los Looney Toons o como se le conoce por acá, simplemente: Bugs Bunny y en uno de esos tantos capítulos, el conejo por huir de Sam o Elmer, se trepaba en un árbol, su cazador le seguía, portando un serrucho, y cuando Bugs se encontraba en el extremo de una rama, acorralado entre el vacío y su depredador, éste último procedía a cortar la rama, pero en lugar que se cayera el conejo, se caía el árbol y con él Sam o Elmer, mientras Bugs continuaba flotando en su rama comiendo una zanahoria muy tranquilo.

Todos nos hemos vacilado con ese tipo de animaciones clásicas. Tanto como nos parecía gracioso también cuando el Coyote caía por precipicios, explotaba con dinamita o era atropellado por un tren en cada capítulo y a pesar de los maltratos sufridos no perecía. Los dibujos animados nunca morían, al día siguiente el Coyote continuaba su odisea intentando comerse al correcaminos. O el recordado Demonio de Tasmania, posteriormente llamado Taz, quien no caminaba, sino que se daba vueltas como un remolino y arrasaba con rocas, árboles, casas, todo lo que encontraba a su paso ¿acaso alguien cuestionaba a Bugs por quedarse flotando, al Coyote por no morir, a Taz por destruir todo y quedar incólume?

No y no, porque simplemente éramos niños distrayéndonos, y de adultos . . . tampoco ya que tenemos una idea lúdica acerca de los dibujos animados, por lo tanto no conforman nada serio para nuestras abstracciones. Hasta Los Simpsons que son dibujos para "adolescentes y adultos", ya tienen como 5000 temporadas, Maggie continúa en pañales y para todos es algo normal, porque sólo nos causa gracia, no hay por qué analizar más, la mayoría de gente recién ríe cuando Homero se golpea y suelta su popular: "¡Ou!", y no capta la acidez con la que ironizan la vida mediocre del norteamericano promedio (esto a mediados de los 90's, ahora ya se han "aburguesado").

Entonces por qué no podemos pensar así cuando se trata de literatura. Si hemos tenido (o tenemos, no hay cuándo se muera este viejo maldito) un García Márquez con ángeles en su gallinero, o un Cortázar vomitando conejitos blancos, o un Bioy Casares inmortalizándose en hologramas, o un Rulfo hablando con muertos, o un Kafka transformado en cucaracha o un Saramago que nos dejó ciegos a todos (y sin nombre)

Ahora no, nada que ver con eso, pues la literatura tiene y debe de ser de “Testimonio” o sea contar una realidad en un determinado “tiempo y espacio”. Algo que me parece excelente cuando se trata de un Coetzee denunciando las injusticias del Apartheid en Sudáfrica o un Kertész analizando sus recuerdos y vivencias del holocausto en la segunda guerra mundial o un Pamuk contando la historia turbulenta de Turquía. Sé que de aquí a la posteridad cuando las futuras generaciones deseen informarse sobre las civilizaciones, sus problemas, sus guerras, su política, su ideología de un modo más entretenido, van a recurrir a la literatura de éstos y a otros autores más.
O en el cine, ver películas de Martin Scorsese, Clint Eastwood u Oliver Stone resulta sugestivo para complementar la clase de historia universal.

Sin embargo hay otro tipo de autores que van más allá, que no reproducen una sociedad y una realidad fielmente, sino que simbolizan, crean una metáfora, una realidad alterna, y logran lo mismo, e incluso convierten una determinada problemática en algo más universal al "no nombrar" un sitio en específico. Me estoy refiriendo a gente como José Saramago en su "Ensayo sobre la ceguera", George Orwell y su "Rebelión en la granja", William Golding y "El señor de las moscas", Antoine de Saint-Exupéry con "El Principito", Franz Kafka con "El Proceso", Mario Bellatín con "El salón de belleza", etcétera quienes logran fábulas tan exquisitas sobre el sentido de la vida, la existencia, el ser humano y su mundo, todo en una novela donde en algunos casos, los personajes ni siquiera tienen nombres, nacionalidad, temporalidad o son humanos.
Recuerdo que cuando era niño no me perdía ningún capítulo del Narrador de cuentos. Sé que a la mayoría le vacilaba ver esa serie (niños, adolescentes, adultos, ancianos) ¿y acaso eran cuestiones REALES? había un pata que nació erizo, una chica que hablaba con un león, un chico sin miedo, otro que atrapó a la muerte en una bolsa, una flaca que no habló por no se cuántos años para salvar a sus hermanos cuervos; cuentos demasiado alucinógenos los cuales lograban hacerte reflexionar y sacar tus propias conclusiones ¿y acaso recurrían al morbo de la reproducción fiel de un tiempo y espacio? (recuerdo el más proyectado, el de la historia misma del narrador de cuentos que al final había sido sólo un sueño)
Películas como Labyrinth (Laberinto) o Neverending story (la historia sin fin) contaban metáforas sobre el mundo y la sociedad de consumo, así como pocos analizan a Star Wars como una crónica sobre el imperialismo y la eterna lucha dialéctica entre bien y el mal, o Matrix como una simbolización de la batalla contra la máquina y la alienación que traen consigo los "avances tecnológicos" carentes de preocupación por el ser humano.
Lo mismo ocurre cuando vemos alguna peli de Woody Allen, a veces uno no sabe si reírse o extrañarse con sus ocurrencias (flash backs o desconocidos que aconsejan al protagonista cual si supiesen todo sobre su vida) te cuentan cosas simples y cotidianas pero con un mensaje profundo que analiza la idiosincrasia humana.

Es como decirle “te amo” a alguien directamente o no decírselo, pero demostrárselo estando allí cuando más necesita un abrazo o compañía. Es más o menos eso, puedes enunciarlo de forma directa, como también hacer algo similar y el significado es igual o mejor.

La cuestión es no llegar al plano científico o lógico, sino buscarle un mensaje. La literatura es una representación de la realidad pero no es la realidad en sí, y no debería serlo jamás. Vamos ¡la realidad es horrible!, ¿para qué acordarnos de ella? con esto no quiero decir que debemos convertirnos en unos parnasianistas o escapistas y huir de ella, NO, sino que la literatura puede hacernos ver nuestros errores y flaquezas pero de una forma divertida y con un estilo singular que propicie el placer estético, eso es lo que al final diferencia al triste mundo real del de la ficción; porque la literatura existe para contarte diferentes sucesos reales (en su mayoría tristes que alegres) sólo que de una manera, llamémosla, más digerible.

jueves, febrero 01, 2007

LOVE
Photobucket - Video and Image Hosting
Así como Pilar Ternera conocía a todos los Buendía sin necesidad de las cartas; George Martin, el productor habitual de Los Beatles, sabía lo que le estaba haciendo a sus temas cuando aceptó este nuevo reto llamado simplemente: Love. Y es cierto, no pudo haber alguien mejor que él, quien junto a su hijo biológico Giles, remixearon a los otros hijos de Martin: “Las canciones de los Beatles” y lograron el “primer álbum de mezclas de los Fab 4”.

Nada más exquisito para el fan que escuchar en la parte de ¾ del tema Being for the Benefit of Mr. Kite, los arpegios finales de I want you (she’s so heavy) y de fondo la distorsión y gritos de Helter Skelter, cual si fuese una voz del más allá, una maravilla.

O la mezcla de Strawberry fields forever (pero la versión demo que pueden apreciar en el Disco 2 del Anthology 2) donde al final, se supone pasa un tren, pues ahora este tren llega cargado con sus canciones. Se puede apreciar a la gente aplaudiendo y los vientos de Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band, el solo de trompeta de Penny Lane, la pianola barroca de Piggies, todo para llegar al popular estribillo final de Hello, goodbye, conjuntamente con el tren que va pasando al fondo, un tributo perfecto a la producción de los Beatles.

Pero más alucinante es la fusión de la percusión de Tomorrow never knows con la melodiosa voz de George Harrison en Within, without you culminando con la introducción de Lucy in the sky with diamonds, la que da paso a la nueva y mejorada versión de ésta. Porque no sólo es una mera locura remixeadora, sino que otorga una fidelidad nunca antes escuchada a los temas de los Beatles traspasados al formato de Audio 5.1 (stereo surround) dejando la impresión de como si lo hubiesen grabado por estas fechas y no hace cuarenta años.

Otro de los temas que más llamó mi atención es la introducción de cuerdas de Goodnight que fueron colocadas al comienzo de Octopus’s Garden, y culminando con el inicio de Sun King, el cual nos lleva a una movida Lady Madonna que se va fusionando entre el rif de Hey Bulldog y el solo de guitarra de While my guitar gently weeps hacia el final. Si no se han mareado pueden continuar.

Sé que ya todos conocen que mi canción favorita de los Beatles es While my guitar gently weeps, de ella hablé en un primer artículo sobre George Harrison, pero cuando escuché la versión de este álbum, realmente no encontré adjetivos para describir cómo podían Los Beatles aún después de desaparecidos dos de ellos, incluyendo su compositor (para la materia), crear este tipo de maravillas imperecederas. Todo gracias al ingenio de George Martin e hijo, quienes le agregaron un arreglo preciso de cuerdas a la extraordinaria versión acústica que aparece en el disco 1 del Anthology 3. ¡Ta que tal temón! no sé si habría necesitado de Eric Clapton para quedar en la posteridad.

Otro de los temas que cabe resaltar es la mejorada versión de su obra maestra, la sinfónica A day in the life, todo suena como debería, ya no molesta tanto cuando uno la pone, es la música la que prima, no la vejez de los álbumes.

Esto es como para indicarles cuales son los temas que más han llamado mi atención, la cuestión es que los escuchen, claro que les recomendaría que bajen antes las versiones originales por separado, porque sino, no tiene mucho sentido.

Todo esto me trae al recuerdo el año 2004, cuando el productor Danger Mouse había hecho lo suyo remezclando de forma clandestina el Black Album de Jay Z y el White Album de The Beatles creando el Grey Album (qué original) en lo que vendría a ser el boom de la técnica Mash-up propiamente dicha, como una institución más de la música contemporánea. El Mash-up consiste en mezclar dos o más temas, algo que todos hemos hecho alguna vez por vacilarnos. La iniciativa de Danger Mouse fue buena, pero comparado con el excepcional trabajo de George Martin e hijo, da la impresión de ser una simple maqueta.

Como era de esperarse, los Beatles siempre a la vanguardia en el rubro de las reinvenciones, y tras el requerimiento del Cirque du Soleil para musicalizar un show inspirado en ellos a realizarse en Las Vegas (sí los mismos que también actuaran en la ceremonia del Oscar 2002 donde la Academia rindiera un breve homenaje a George Harrison), Paul Mc Cartney, Ringo Starr y las viudas de John Lennon y George Harrison, pidieron a George Martin encargarse de este nuevo proyecto, y él como sólo un padre que conoce a bien a sus hijos puede hacer, logró una obra maestra, la cual salió a la venta el pasado 8 de diciembre del 2006, día feriado y sagrado en la cultura mundial post-moderna, éxito como era de esperarse.

Sin embargo, el verdadero motivo de este artículo, no es para hacer una reseña acerca de lo nuevo de Los Beatles, sino para refrescar la memoria de aquellos quienes podrían pensar que los Fab 4 sólo están siguiendo una “moda actual” para no perecer en el olvido de las nuevas generaciones (lo dudo). Y les aseguro que ellos fueron de los primeros en grabar algo similar, por no llamarles los creadores de este estilo hace ya 40 años.

Revisemos un poco la historia, como para entender el contexto del denominado “Verano del amor” de 1967. La Guerra de Vietnam estaba en su punto más estremecedor; mientras que la mitad de los hijos de los norteamericanos y demás allegados (inmigrantes en busca de residencia) perecían buscando a “Charlie” (el Viet Cong), la otra mitad también consumaba su deceso, sólo que sumergidos en la paz y el amor, o mejor dicho en las drogas fuertes y el sexo libre (los hippies), y protestas contra la guerra y el sistema.

Musicalmente, el llamado “Verano del amor” coincidía con la salida del proyecto más experimental y avezado jamás hecho por una banda de música popular hasta ese momento, el 1ero de Junio aparece el: Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band de The Beatles y todos sabemos que a partir de allí nada volvería a ser igual. Entre la banda sonora de aquel verano cabe resaltar el álbum Surrealistic Pillow de Jefferson Airplane y la banda revelación The Doors con su primer LP homónimo. Aparte de haberse organizado el primer gran festival de música por la paz "The Monterey International Pop Music Festival" que se llevó a cabo los días 16, 17 y 18 de ese mismo mes, y el cual sirvió para lanzar a la escena mundial a Jimi Hendrix y a Janis Joplin, quienes llegarían a la estratosfera en el año siguiente.

Aún así, el día cumbre de ese “Verano del amor” sucedió el 25 de Junio de 1967. The Beatles grabaron un tema transmitido en vivo, vía satélite para todo el mundo, en el marco del programa “Our World” de la BBC como representantes de Inglaterra (porque no fueron los únicos, durante 6 horas se presentaron artistas de diferentes nacionalidades, todos desde su país de origen). Los productores les habían pedido que escribiesen una canción que hable de paz y amor, pero que sea bien directa y concisa, porque todo el planeta iba a estar viéndolos (o por lo menos cuatrocientos millones de personas de 24 países alrededor del globo), entonces los Beatles les mandaron el mensaje que resume toda su filosofía All you need is love.

Hasta allí todo bien pero ¿y eso qué tiene que ver? Que fue ese mismo tema el primer gran “remix” de éxitos tirios y troyanos que apareció en la historia de la música contemporánea. Las mezclas se pueden encontrar: al inicio, al final y por todos lados. La canción empieza con las primeras notas de La Marseillaise (himno nacional de Francia ¡qué quemados!) y termina con John Lennon cantando muy emocionado el coro de una canción de su antiguo repertorio: She loves you. No sin antes situar estratégicamente retazos de composiciones de Bach (Sir George Martin, arreglista clásico), algo de la época dorada del Swing: In the mood de Glen Miller; y tampoco podía faltar el repertorio renacentista inglés: Greensleeves de autor anónimo (William Shakespeare solía utilizar música popular en sus puestas, aquel tema aparece en la comedia “Las alegres casadas de Windsor”). Ah me olvidaba, dichas mezclas inician con la palabra que catapultó a los Beatles a espacio sideral: Yesterday . . . Plop! Toda una mezcolanza al servicio del arte. Ojo que este año se celebra el 40 aniversario . . .

Pero los Beatles no sólo hicieron suyos temas ajenos. También jugaron con sus composiciones. En el LP Abbey Road de 1969 (mi favorito) presentan el mejor lado B de su historia, una especie de suite con temas de 1 a 2 minutos y algo más que se van superponiendo, sin dejar espacio a la respiración, logrando así lo que no pudieron con el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, osea crear un álbum concepto, propiamente dicho.

El track 3 de la cara B de dicho LP se llama You never give me your Money que a su vez está compuesto por 3 canciones más, las cuales no aparecen en los créditos, "llamadas": That Magic Feeling / One Sweet Dream, y la última cuando el tema se va desvaneciendo one, two, three, four, five, six, seven, all god children go to heaven . . . dando paso a unos grillos que nos llevan a ver al Sun king (canción que sí figura) y sus frases incoherentemente melodiosas entre italiano, español y portugués, tema corto que nos transporta a otras 3 composiciones de 1 minuto y algo más Mean Mr. Mustard / Polythen Pam y She came in through the bathroom window, las cuáles también son mencionadas como tales en el álbum.

El problema con esta seguidilla de canciones de fugaz duración es que parecieran que todas conformasen una sola, eso la convierte en un álbum concepto. Lo cual en la década posterior sería una gran inspiración para bandas como Pink Floyd, Yes, Jethro Tull, Genesis; Emerson, Lake & Palmer con su rock progresivo (ellos mismo lo dijeron, se encerraban en sus estudios porque querían lograr una obra maestra como Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band o Abbey Road).

Estos cortos sólo son un adelanto para el gran tema que da fin al álbum: Golden slummbers / Carry that weight / The end. A mi criterio siempre ha sido uno, sin embargo hay hasta 4, 5 ó 6 canciones dentro, y lo lograron poniendo retazos de los títulos antes mencionados como puente entre cada una de ellas.

Tratando de ser lo más entendible posible, a la hermosa balada Golden slummbers le sigue pegajosa tonada de Carry that weight, cual si fuera el coro de una misma canción, algo que sólo logra confundir al oyente (intencionalmente por supuesto), luego de este “coro” llega: You never give me your money, sí, otra vez, la diferencia radica en que ahora dicen: I never give you my pillow pero siguiendo la misma melodía . . . y regresamos al “coro” de Carry that weight (que es también la canción) y terminan utilizando como puente entre ésta y The End, los arpegios finales de one, two, three, four, five, six, seven, all good children go to heaven . . . sólo que ya no cuentan nada, únicamente se escucha la guitarra arpegiando junto a los demás instrumentos. Entonces empieza el solo de batería con el que Ringo nos deleitará para continuar con una parte muy rockera y muy Beatle, un mini Jam Session hasta lanzar el último coro que grabarían juntos: "and in the end, the love you take is equal to the love you make . . ." y darle el final casi “feliz” a sus carreras (para mí esta seguidilla de canciones conforman su obra cumbre)

Como han podido leer, Los Beatles fueron quienes sentaron los cimientos (mucho del mérito -o todo- para la dirección del maestro George Martin) a las locuras innovadoras que han vuelto famosos a los Dj y productores actuales. Ellos hace ya 40 años lo habían hecho con All you need is love, por algo será que actúa a manera de broche de oro para este nuevo álbum (y Martin e hijo se pasan, porque aparte de las mencionadas profanaciones, le mezclan más temas, ahora de los 4 de Liverpool)

Para cerrar pienso que esta entrega se ha denominado simplemente Love en alusión al camino que ellos mismos habían trazado, porque esa canción es, sin duda alguna, la madre de todas las demás mezclas en la historia de la música contemporánea. Love, cuatro letras simples, cuatro genios grandiosos.
Muy cierto lo que dijo John Lennon: Love es todo lo que necesitamos.