TRAGO Y CHUPO ERGO SOY PERUANO
Fiel a mi estilo, iba a colocar un artículo crítico y virulento sobre las denominadas fiestas patrias de mi país: Perú, y todo el chauvinismo que ello acarrea . . . pero . . . pensándolo bien, ya muchos han dicho lo mismo; y como todos podemos hacer leña del árbol caído, opté por dejarlo para alguna otra oportunidad.
Y para empezar con el especial por fiestas patrias, diré un pensamiento muy a mi estilo también: “el amor por la tierra que te vio nacer, sólo es comparable al de la pareja . . . ¡a la mierda! a uno lo quieren con todo y defectos”.
Entonces yo de una manera u otra, quiero a mi Perú. Y pienso que quitándole todos sus problemas, sólo nos queda su deliciosa gastronomía. Aunque a veces pienso que no soy tan peruano como debiera ya que detesto la comida . . . picante. Soy muy sensible al mínimo de ají o rocoto colocado en cualquier potaje criollo, y todos sabemos muy bien que lo mejor del Perú, no es ni Machu Picchu, ni Maju Mantilla, es la COMIDA PERUANA y bien PICANTE, de la cual disfruto así me queme los labios, la lengua y el paladar, porque no creo que alguien pueda resistirse a un jugoso lomito saltado, un picante ceviche peruano, un cabrito norteño, un pato guisado, un ajiaco de cuy, pepián de pavo, ají de gallina y su inefable asociado papa a la huancaína, pastel de atún, arroz con pollo, arroz con pato, arroz con chancho, adobo de chancho, un chicharrón mixto (mejor me detengo porque estoy babeando todo el teclado); y es que la comida peruana es como el buen sexo, una vez que lo pruebas, simplemente no puedes dejarlo, y hasta en algunos puede llegar a convertirse en una adicción (yo)
Tampoco podemos dejar de mencionar a otras comidas netamente comerciales y muy peruanas, aunque no lo parecieran: el Pollo a la brasa y el Chifa, son unos auténticos fat-food's cholos (fat, no fast) propicios para darse una súper bajada. Sin mencionar el pan con chicharrón y camote, la papa rellena, la cachanga y los ricos anticuchos de corazón y pancita.
Y es que conversando con familiares y amigos en el extranjero, sé que todos se mueren por volver a comer, ojo a comer, aunque sea, una lentejita serrana de lunes (pero en Perú) y qué decir de aquellos turistas encandilados con nuestro arte culinario. Tengo un tío alemán que se quedó recomplacido, no sólo por cada plato preparado por mi vieja (se hospedó junto a mi tía cerca de un mes en la casa, y durante aquellos 31 días, mi mamá preparó algo distinto en cada almuerzo, ah para que vean) sino por algo más . . . la bebida . . . peruana pe, de la cual mi viejo se hizo cargo.
Tenemos bebidas para cuanta ocasión se presente: Una refrescante Chicha morada, pero bien helada para el almuerzo; un Pisco sour para brindar en ocasiones especiales; la variedad de cervezas (valgan verdades, el Perú es un país recontra chelero) de las cuales me quedo con mi Pilsen Trujillo y mi Cusqueña (disculpen si hiero susceptibilidades, pero en gustos y sabores . . . total acá cada ciudad tiene su propia cerveza) y no me puedo olvidar del buen y añejo Ron Cartavio para cortarla, matarla y arrojarla, o un Pisco acholado incinerador de úlceras, y he allí otra de las razones por las cuales no logro ser un peruano completo: no puedo tomar el Pisco como lo hacen mis amigos: Seco y volteado, lo intenté en más de una oportunidad con resultados harto vergonzosos. Y otra bebida que no podría estar ausente en esta reseña: la clásica gaseosa amarilla para la resaca de todo lo vivido (Chela, Ron, Pisco) una refrescante y redentora Inca Kola, pero bien helena pe, sino ¿cómo?
Y antes de pasar a otros vicios, los invito a tomar, después de cada comida (si es posible) su ponche de Maca o simplemente su extracto de Maca de 1 sol. No digo nada más, pero su pareja se los agradecerá . . . (si sacó campeón de la copa sudamericana al Cienciano del Cuzco y a Carty goleador de la misma, qué no hará por uno)
No nos olvidemos de los dulces: Una mazamorra morada con su arroz con leche, el popular clásico de Los Choches, Los picarones con abundante miel de higo, donde las abejas mueren felices, Un turrón Doña Pepa para el mes de Octubre (por mi fuera todo el año) el mejor milagro del Cristo Moreno, el clásico King Kong que todos los norteños llevamos de regalo a Lima (aún no entiendo el por qué), pero así como no puedo soportar la comida demasiado picante y los tragos cortos, ya se habrán dado cuenta, soy muy poco dulcero, y lo que más abunda en el Perú, no son tanto los postres, sino los dulces, o sea no soy muy aficionado al Arroz zambito, al dulce de chiclayo o al quesillo, no me maten.
Aunque ahora que me acuerdo, para comer soy recontra serrano: adoro las rosquitas cajamarquinas con su quesito, manjar blanco y mantequilla saca barros, el chocolate cuzqueño y las donuts de Otuzco, junto a sus mini cachangas con manjar blanco. Ahhh lo que me trae a colación las comidas de lunes a jueves: lenteja serrana, quinua, olluco, y no puedo olvidarme del único choclo aceptado por mi persona (ya les dije: soy un mal peruano, no suelo comer choclo) el gigante de Juliaca, Puno y Cuzco, con su delicioso queso . . . sin dejar de lado a la Pachamanca que en mi estadía por el sur probé y no dejé.
Y como me estoy yendo por todas partes, tampoco puedo dejar de recordar la gastronomía de la selva, sigo diciendo que soy un mal peruano porque detesto el plátano, si es frito peor, pero cómo me gustó el tacacho con cecina de Moyobamba, Tarapoto, Rioja y todo San Martín, el cual degusté durante mi viaje de promo. Fue la única vez que he fusionado mi almuerzo con plátano, en cualquiera de sus variedades, sin expulsarlo de mi organismo.
Siguiendo con esta aventura GastónAcuriana (cómo lo detesto, le pagan por tragar, qué suerte de la algunos ¡Mierda!) no puedo irme sin ratificar mi gusto por lo serrano e invitarlos a probar los helados Ártica de Arequipa, lo más delicioso que esta república independiente puede haber regalado al Perú. Lo mejor es que son hechos a base de ingredientes naturales y bien peruanos como la chirimoya o la guanábana; y hasta hay uno con sabor a cerveza ¿cuándo regresarán por Trujillo? La última vez que los comí fue como hace 3 años, y todavía continúo esperando, fácil viajo mejor.
Como reflexión final sólo me queda comentarles que los peruanos podremos seguir criticando durante toda nuestra vida (para eso somos los mejores, me incluyo) que nuestro país sea siempre gobernado por unos incompetentes, mentirosos, ladrones, narcos, dictadores; que el robo, la delincuencia, los asaltos, secuestros, violaciones, trata de blancas, siguen imparables el camino de nuestra perdición; que el racismo, el machismo, el clasismo y todo tipo de discriminación actúe como nuestro mayor obstáculo para el progreso, pero nadie podrá contradecir a Santiago Roncagliolo cuando éste dijera: “sentados frente a una mesa, los peruanos se olvidan de todas sus diferencias” (o algo similar)
Porque el peruano podrá estar sin chamba o morirse de hambre pero a la hora de comer, la sazón nunca se ausentará, aunque sea sólo por el almuerzo, los peruanos siempre debemos permanecer unidos -Para tragar pe y para chupar también- porque el Perú es su comida; y ésta es y seguirá siendo siempre de la ¡¡¡Conchadesumare!!! (mentada de madre tan peruana como nuestra pendejada)
Así que ya saben cuál es su tarea por estas fiestas patrias (aunque caigan lamentablemente sábado y domingo) coman, traguen, chupen y atibórrense de comida, bebidas y dulces peruanos, es lo único de lo que jamás escucharé o podré criticar.