NEW YORK CITY BOY
Entonces allí estaba el Dakota Building; y el departamento donde John Lennon había pasado su última década. Frente a éste se encontraba la parte oeste del Central Park y allí el lugar con mayor paz del mundo: Strawberry Fields . . . Let me take you down cause I'm going to . . . Strawberry Fields . . . Nothing is real. Pero era real.
Aquella parte de New York no es tan ruidosa, por algo habrá sido, ya que se siente una energía positiva indescriptible.
Y cuando pensaba que era el único conmovido hasta las lágrimas al ver el mosaico de "Imagine" me equivoqué, mucha gente venía a meditar o simplemente sentarse en alguna banca y sonreír en silencio.
Hubo alguien que llamó mi atención, un emo que se quedó de pie frente al mosaico y no se movió durante más de media hora. Luego se sentó, se quitó un audífono del Ipod, lo colocó en el suelo y comenzó a llorar en silencio.
Verlo me puso a reflexionar sobre si yo era o no un auténtico fanático. Hasta que se acercó un tío -viene todos los días a la misma hora, Yoko le paga para acrecentar la leyenda-, -Just give me some truth!-
Luego seguimos caminando a través del Central Park que es un lugar bello, extraordinario e inspirador. El tío Erick conocía el camino, o por lo menos así decía, y la tía Ana no paraba de tomar fotos. Y como no teníamos una de los tres juntos, al acercarnos a la pista de patinaje nos cruzamos con dos flacas -excuse me, could you take us a picture?-, -sure-, -I prefer this side because it's . . . -, -no se preocupen por el idioma che, somos argentinas, viste?-, -ahhhhh-, -manya, nosotros peruanos-
Después de regatearles unos souvenirs de Lennon a un chino (costaban 5 dolares c/u, pero el tío Erick, recontra peruano, le sacó 4 por 5, el chino aceptó entre arrochado y confundido) y orinar en el baño del sótano del Edificio de Cristal de las computadoras Imac, alucinante. Nos dirigimos al Rockefeller Center donde le chotearon el mural a Diego Rivera por comunista, sí, el esposo de la pintora fetiche de todos los bloggeros confundidos: Salma Hayek . . . oh perdón Frida Kahlo ¿qué acaso no hay más pintores?
Nos sentamos un rato frente al bosque de banderas, en el cual no divisaba la nuestra -¿y la de Perú?- acto seguido empezó a flamear un rato -chévere- luego vimos a un par de árabes y se elevó la bandera de Kuwait, unos africanos y la de Liberia, hasta que nos dimos cuenta que las banderas se movían a la hora de ser pronunciadas -¡qué tecnología!- o quizás sólo fue casualidad.
Sin embargo la mejor parte fue la llegada al ansiado Times Square. Estaba como loco, no podía despegar mis ojos del sitio donde la 7ma Avenida se cruza con Broadway. Todas las luces, las pantallas gigantes, la gente, las tiendas, la música, la energía que desplega el centro de New York City y del mundo. Aquellas postales las cuales sólo había visto por televisión o en películas, ahora ocupaban un lugar privilegiado en mi álbum personal de los recuerdos anteriormente soñados.
Y dibujados . . .