sábado, agosto 01, 2009

MENDIGO

-¿Y usted qué hace allí?-, -comiendo-, -pero usted no puede hacer eso-, -¿y cómo él sí?-, -Él es nuestro Mendigo-

La Fundación “Acoge un Mendigo” le brinda la oportunidad de mostrar la labor humanitaria de su empresa las 24 horas del día, los 365 días del año.
Deje de gastar tanto dinero en fundaciones para niños con cáncer, labio leporino o portadores, y acoja a un Mendigo.
Con ello, no solo estará contribuyendo al desarrollo de su empresa, sino a crecer como seres humanos.

Luego de escuchar tal publicidad, mucha gente dejó todo para convertirse en Mendigo. Yo fui uno de ellos.

Todo comenzó cuando era un adolescente recién salido del colegio. No sabía exactamente qué hacer con mi vida. No practicaba ningún deporte, jamás fui bueno para la música, pésimo en matemáticas y peor para los libros, aparte de mi apego al sueño y la tardanza; en realidad fui, soy y seré siempre, y esto se lo repito a todos sin ánimo de soberbia, un Mendigo nato.

En mi casa estaban hartos conmigo porque pensaban terminaría mi vida como barrendero municipal o recogedor de basura, lo cual en un principio me bajoneó, aunque luego me llenó de orgullo por lo de su huelga, siempre he sido un poco revolucionario.

Entonces mi vida se consumía entre el alcohol y mi camiseta de camarón. No encontraba trabajo, era la tercera vez que no ingresaba a la universidad y estando apunto de enrolarme al ejército . . . vi aquella publicidad . . . y mi vida no pudo ser más dichosa.

Era la oportunidad, me iban a dar todo ¡Gratis! y no debía hacer nada más que echarme en la puerta o vivir en el sótano. Me daban comida y limosnas. Lo único malo era que a veces se pasaban con uno y no trataban bien. A las finales éramos solo mendigos que cada empresa mantenía y según ellos podían hacer lo que quisieran con nosotros.

Mentira más grande. No tardamos en formar nuestro sindicato y exigimos más que un simple espacio donde dormir (generalmente la puerta trasera) queríamos un cuarto, mejor alimentación, servicios higiénicos propios y vestimenta acorde con nuestro trabajo.

Si bien, en un comienzo se burlaron, también se dieron cuenta que, en realidad, mantener a un Mendigo era relativamente más barato que pagar todos sus planes de educación alternativa para niños con dislexia.

Siguiendo estas demandas, los Mendigos logramos hacer respetar nuestros derechos, y las empresas pagaban menos impuestos. Eso, nos decían, era lo más importante.

Así conocí a muchos Mendigos que habían estudiado actuación, música, pintura, cine o literatura y que tampoco sabían qué hacer con su vida (igual que yo pero con capacidad) hasta que vieron la publicidad y se convirtieron en los denominados: Artistas Mendigos.

En poco tiempo se fundó la Escuela Nacional de Artistas Mendigos (ENAM), a raíz de la propuesta de uno de los nuestros al Banco al que servía.

Incluso, los Artistas Mendigos llegaron a implantar una nueva corriente de vanguardia que se extendió por toda Latinoamérica (y parte de Europa y USA) y que apelaba indefectiblemente al epicureismo. Ello sirvió para que el Mendigo impulsor de este proyecto fuera galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El mismo que fuimos a recibir todos los involucrados (las empresas enviaron a su representante Mendigo a Estocolmo)

Ojo que llegado a este nivel, ya no éramos los clásicos pelucones zarrapastrosos echados en las puertas de los bancos, discotecas o grifos pidiendo "una ayudita pa’ comer”. Nada que ver, estábamos bien bañados, uniformados, peinados (muchos no quisimos cortarnos el cabello, siempre que lo tuviésemos limpio), y cumplíamos un horario de oficina, que fue otra de las exigencias acatadas por nuestras empresas: solo mendigaríamos las ocho horas reglamentarias, y teníamos derecho a vacaciones pagadas luego de un año, acceso al seguro social, AFP, fondo mortuorio, e incluso ganamos becas de estudios para nuestros hijos, y bonos extras si destacábamos en alguna actividad.

Como les digo, el ser mendigo estaba tan bien visto por la sociedad que muchos de nosotros accedimos a cargos públicos, otros se casaron con sus parejas de siempre (quienes los mantenían, y ahora, son ellos o ellas quienes aportan a la casa) tuvieron sus hijos, y todos dicen con orgullo cuando preguntan qué hace tu padre: “Es Mendigo”.

Yo, por mi parte, me aseguré con una de mi clase, una hermosa y joven Mendigo danzante (el mejor sexo que puede haber). Ahora esperamos un pequeño que desde el vientre de su madre ya vislumbramos como un Mendigo Futbolista o quizá Mendigo Boxeador, el caso es que nos enorgullecerá en la función que realice, incluso si decide no seguir los caminos sagrados de la Mendicidad.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BUENO!!!! ESTABA EXTRAÑANDO, REGRESASTE A ESCRIBIR, Y COMO SIEMPRE NO PARE HASTA TERMINAR DE LEERLO.
FELICITACIONES!!!

ANA NEW YORK.

Hernan Dario dijo...

xere, es cierto lo que dice la flaka...ia no escribias, que bueno tenerte..

:P

Dinorider d'Andoandor dijo...

jajaja

y pensar que en otras latitades hay cosas casi así de increibles para muchos

Juan Carlos Namoc Leturia dijo...

Pink Tony ya se hacía extrañar.

Muy bueno.

Wilson Moreno R. dijo...

¡Mieeerda!

JEA dijo...

broder:
esta algo raro este ultimo escrito, difiere a lo ultimos, aunke los ultimos hayan sido tan romanticos =P jojo

sigue escribiendo pes ta ke dejate de vainas
abrazos
juanchan

Silvani Reyes-Vassallo dijo...

No encuentro palabras para decirte lo precioso de tu texto. Que orgullo carajo!

† Gidhe † dijo...

Gracias. Hasta que alguien hace válido mi oficio. Santo Patrono Gonzalo ja!

Saludos

SeLeNaDaS dijo...

HOMELESS UNIDOS!!!
Méndigo, pinche, escritor!!
que gusto leer tanta cojudez, hecha cuento. Me encanto!!!

Al Herrera dijo...

He estado leyendo tu blog. Noto aires de desdén y buen gusto.

Carajo, eso me encanta. Te has ganado un lector.

Buenas lunas.