lunes, febrero 05, 2007

LÓGICA Y MENSAJE
La otra vez estuve conversando con un amigo, él es profesor de historia, pero vende libros caletas de segunda mano fuera de la universidad, de esos que forman parte colecciones antiguas y que sólo los conocedores compran. No ejerce su profesión, pero sí algo parecido: enseña literatura en una pre y como sabe demasiado de mucho y de todo, es chévere conversar con él.

Claro que así como sabe, es recontra crítico en cuanto a lecturas u obras en general que no puedan caber dentro de sus parámetros. Algo que sucede muy a menudo con los críticos o aquellos que nunca han podido crear nada, pero ese es otro asunto.

Lo cierto es que estuvimos discutiendo acerca de Star Wars, yo como fanático y él como crítico, un debate copiosamente productivo del cual sólo colocaré la parte principal. Mi persona como hincha desde niño (de la primera trilogía, de las que vinieron y las que vendrán) descubrí cierto vacío en la trama que ha quedado inconcluso: ¿cómo es posible que en el episodio VI “The return of the Jedi”, cuando Luke preguntó a Leia si se acordaba de su madre, pero de su verdadera madre (biológica), ella respondiese: “un poco, bueno casi nada, son sólo recuerdos, pero sé que era muy hermosa . . .”, si en el episodio III “The revenge of the Sith”, Padme (la madre de ambos) muere luego de dar a luz ¿acaso ustedes pueden acordarse de su madre desde el momento en que han salido de su vientre?

A todo esto, el vendedor de libros, aprovechó mi apreciación para darle duro con un palo y duro también con una soga a una de mis pelis favoritas: “sí, y peor aún, esas espadas con las que luchan los caballeros Jedi, son llamadas “sable láser” o “espada de luz”, bueno pues, no pueden ser, porque por física uno sabe que la luz sigue su curso hasta el infinito, entonces no podría jamás existir una espada de luz, y que encima pueda cortar todo menos otro “sable láser”, si la luz se traspasa . . ."

Bueno en este punto discrepé con él, mi crítica había sido sobre un vacío en el guión, o sea en cuanto a lo argumental, todo ello producto de la negligencia del mismo George Lucas quien no revisara su obra antes de estrenarla (mal, muy mal) pero su crítica fue en cuanto a la “lógica” de la obra. Se metió con la física y la ciencia, cuando su género claramente lo estipula “ciencia ficción” FICCIÓN.

Y es que muchos de los críticos (o aspirantes) caen en la irreverencia de comparar el mundo REAL con el de la FICCIÓN, conociendo que son dos planos completamente distintos e incompatibles; hay veces claro que se unen, pero es como si fuera solamente un choque y fuga (realismo mágico, realismo maravilloso, realismo fantástico) y sólo puede suceder en una obra literaria o en el cine, mas no en el MUNDO REAL. Si vamos a ponernos a buscarle una lógica al arte, entonces éste no tendría "razón" de ser. El problema con la literatura actualmente es que nos hemos olvidado de la fantasía, todo se ha vuelto pura realidad, y si la literatura o el cine, no pueden ser medidos con la misma vara de la ciencia y "lo posible" entonces, no sirve.
Me pregunto el por qué de tanto empeño en reproducir la realidad fielmente, si para eso podemos ver un noticiero o leer un periódico, allí sí que podemos encontrar de manera “veraz y objetiva” los hechos que se han suscitado en el día o en un determinado tiempo y espacio.
Por eso tantos ilusos han comenzado a menospreciar películas como Star Wars o The Matrix, alegando que es imposible que pudiera suceder algo similar en "nuestra realidad" alguna vez. La crítica hacia Star Wars, tomando como base teórica a la “física”, hecha por mi amigo vendedor, ya la conocemos; existen otros quienes han alegado sobre los efectos de sonido (lo mejor sin duda alguna de dicha película) diciendo que en el espacio sideral no exististe el sonido, las ondas sonoras se transmiten mediante el aire, y como en el espacio no existe tal elemento, luego no tiene sentido su inclusión en la película.
En cuanto a lo de Matrix recuerdo cuando ingresó al salón de clases, otro de aquellos sabelotodos los cuales te meten un florazo para que les compres sus folletitos científicos, y justo estaba estrenándose en el cine la segunda parte: Matrix Reloaded, él dijo que esta película no tenía ni pies ni cabeza y era una gran tontería: "a ver acaso ustedes podrían mantener relaciones coitales en realidad virtual", él pata que venía a comunicarnos los últimos avances de la ciencia, y que conocía todo sobre informática, añadió: "jamás una computadora va a poder emular, ni compararse siquiera con un ser humano".

Un puñetazo para todos ellos, claro lo peor fue cuando uno de mis amigos de ciencias de la comunicación, uno que sólo leía literatura hecha por europeos y/o filosofía, me dijo que últimamente había estado adentrándose en la narrativa latinoamericana, y todos sabemos que nuestro mayor referente en el mundo es Gabriel García Márquez y su obra Cien años de soledad lo queramos o no, por él tanto como por Shakira, nos conocen el mundo (gracias colombianos, ah . . . me olvidaba, por la CoCa-cola, también) entonces me comentó que le había gustado mucho esa novela, sin embargo no le había convencido: "le dejaba muchos vacíos". Por ejemplo, la epidemia de amnesia en Macondo: “cómo se podían olvidar el nombre de las cosas, sin embargo, no se olvidaban de leer, porque les habían puesto cartelitos con sus nombres”, aquellos vacíos le “impedían el sueño”, yo le respondí con algo simple: “es realismo mágico”, él sabía muy bien que era "realismo mágico", lo que no entendía era porque con unos sí, y con otros no –eso déjaselo al imaginario del autor, él es amo y señor de sus obras-

Y es que ese es el gran error que cometen los eruditos, académicos y críticos. Tratar con su mente cerrada de buscarle una lógica a todo el arte, pensar en el arte como una ciencia más, no pues por favor, si por algo la gente se proyecta con el arte es por alejarse de la rigidez y la disciplina de la ciencia, no digo que la ciencia este mal, me parece excelente el trabajo de los científicos, pero zapatero a sus zapatos, y criticar desde el punto de vista físico-químico-biológico-lógico-matemático a una obra literaria o una película, o al arte en general, es una gran pérdida de tiempo.

Primero busquen un mensaje, no la lógica a las obras literarias tanto como a las películas, que en su concepción no son “entendibles” o muy ficticias, o sea que no muestran algo cotidiano o “real”. Uno debe tener paciencia y sentarse a pensar un poco, no se conviertan en pseudos-críticos que dicen leer tanto, pero analizar nada, sólo tratan de buscar el mínimo error sin intentar comprender el mensaje en su dimensión de unidad o conjunto.

Es como cuando era niño y veía a los Looney Toons o como se le conoce por acá, simplemente: Bugs Bunny y en uno de esos tantos capítulos, el conejo por huir de Sam o Elmer, se trepaba en un árbol, su cazador le seguía, portando un serrucho, y cuando Bugs se encontraba en el extremo de una rama, acorralado entre el vacío y su depredador, éste último procedía a cortar la rama, pero en lugar que se cayera el conejo, se caía el árbol y con él Sam o Elmer, mientras Bugs continuaba flotando en su rama comiendo una zanahoria muy tranquilo.

Todos nos hemos vacilado con ese tipo de animaciones clásicas. Tanto como nos parecía gracioso también cuando el Coyote caía por precipicios, explotaba con dinamita o era atropellado por un tren en cada capítulo y a pesar de los maltratos sufridos no perecía. Los dibujos animados nunca morían, al día siguiente el Coyote continuaba su odisea intentando comerse al correcaminos. O el recordado Demonio de Tasmania, posteriormente llamado Taz, quien no caminaba, sino que se daba vueltas como un remolino y arrasaba con rocas, árboles, casas, todo lo que encontraba a su paso ¿acaso alguien cuestionaba a Bugs por quedarse flotando, al Coyote por no morir, a Taz por destruir todo y quedar incólume?

No y no, porque simplemente éramos niños distrayéndonos, y de adultos . . . tampoco ya que tenemos una idea lúdica acerca de los dibujos animados, por lo tanto no conforman nada serio para nuestras abstracciones. Hasta Los Simpsons que son dibujos para "adolescentes y adultos", ya tienen como 5000 temporadas, Maggie continúa en pañales y para todos es algo normal, porque sólo nos causa gracia, no hay por qué analizar más, la mayoría de gente recién ríe cuando Homero se golpea y suelta su popular: "¡Ou!", y no capta la acidez con la que ironizan la vida mediocre del norteamericano promedio (esto a mediados de los 90's, ahora ya se han "aburguesado").

Entonces por qué no podemos pensar así cuando se trata de literatura. Si hemos tenido (o tenemos, no hay cuándo se muera este viejo maldito) un García Márquez con ángeles en su gallinero, o un Cortázar vomitando conejitos blancos, o un Bioy Casares inmortalizándose en hologramas, o un Rulfo hablando con muertos, o un Kafka transformado en cucaracha o un Saramago que nos dejó ciegos a todos (y sin nombre)

Ahora no, nada que ver con eso, pues la literatura tiene y debe de ser de “Testimonio” o sea contar una realidad en un determinado “tiempo y espacio”. Algo que me parece excelente cuando se trata de un Coetzee denunciando las injusticias del Apartheid en Sudáfrica o un Kertész analizando sus recuerdos y vivencias del holocausto en la segunda guerra mundial o un Pamuk contando la historia turbulenta de Turquía. Sé que de aquí a la posteridad cuando las futuras generaciones deseen informarse sobre las civilizaciones, sus problemas, sus guerras, su política, su ideología de un modo más entretenido, van a recurrir a la literatura de éstos y a otros autores más.
O en el cine, ver películas de Martin Scorsese, Clint Eastwood u Oliver Stone resulta sugestivo para complementar la clase de historia universal.

Sin embargo hay otro tipo de autores que van más allá, que no reproducen una sociedad y una realidad fielmente, sino que simbolizan, crean una metáfora, una realidad alterna, y logran lo mismo, e incluso convierten una determinada problemática en algo más universal al "no nombrar" un sitio en específico. Me estoy refiriendo a gente como José Saramago en su "Ensayo sobre la ceguera", George Orwell y su "Rebelión en la granja", William Golding y "El señor de las moscas", Antoine de Saint-Exupéry con "El Principito", Franz Kafka con "El Proceso", Mario Bellatín con "El salón de belleza", etcétera quienes logran fábulas tan exquisitas sobre el sentido de la vida, la existencia, el ser humano y su mundo, todo en una novela donde en algunos casos, los personajes ni siquiera tienen nombres, nacionalidad, temporalidad o son humanos.
Recuerdo que cuando era niño no me perdía ningún capítulo del Narrador de cuentos. Sé que a la mayoría le vacilaba ver esa serie (niños, adolescentes, adultos, ancianos) ¿y acaso eran cuestiones REALES? había un pata que nació erizo, una chica que hablaba con un león, un chico sin miedo, otro que atrapó a la muerte en una bolsa, una flaca que no habló por no se cuántos años para salvar a sus hermanos cuervos; cuentos demasiado alucinógenos los cuales lograban hacerte reflexionar y sacar tus propias conclusiones ¿y acaso recurrían al morbo de la reproducción fiel de un tiempo y espacio? (recuerdo el más proyectado, el de la historia misma del narrador de cuentos que al final había sido sólo un sueño)
Películas como Labyrinth (Laberinto) o Neverending story (la historia sin fin) contaban metáforas sobre el mundo y la sociedad de consumo, así como pocos analizan a Star Wars como una crónica sobre el imperialismo y la eterna lucha dialéctica entre bien y el mal, o Matrix como una simbolización de la batalla contra la máquina y la alienación que traen consigo los "avances tecnológicos" carentes de preocupación por el ser humano.
Lo mismo ocurre cuando vemos alguna peli de Woody Allen, a veces uno no sabe si reírse o extrañarse con sus ocurrencias (flash backs o desconocidos que aconsejan al protagonista cual si supiesen todo sobre su vida) te cuentan cosas simples y cotidianas pero con un mensaje profundo que analiza la idiosincrasia humana.

Es como decirle “te amo” a alguien directamente o no decírselo, pero demostrárselo estando allí cuando más necesita un abrazo o compañía. Es más o menos eso, puedes enunciarlo de forma directa, como también hacer algo similar y el significado es igual o mejor.

La cuestión es no llegar al plano científico o lógico, sino buscarle un mensaje. La literatura es una representación de la realidad pero no es la realidad en sí, y no debería serlo jamás. Vamos ¡la realidad es horrible!, ¿para qué acordarnos de ella? con esto no quiero decir que debemos convertirnos en unos parnasianistas o escapistas y huir de ella, NO, sino que la literatura puede hacernos ver nuestros errores y flaquezas pero de una forma divertida y con un estilo singular que propicie el placer estético, eso es lo que al final diferencia al triste mundo real del de la ficción; porque la literatura existe para contarte diferentes sucesos reales (en su mayoría tristes que alegres) sólo que de una manera, llamémosla, más digerible.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

COINCIDO CONTIGO EN TU APRECIACÓN SOBRE LA LITERATURA...SOMOS Y SEREMOS ÁNIMAS QUE CAMBIAMOS NUESTROS MUNDOS ESCRIBIENDO, PARA NO VER NUESTRA CRUDA Y TRISTE REALIDAD...

Anónimo dijo...

Que seria del hombre sin la literatura: un nuevo robot como los muchos que los hay...

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo, que tal! te felicito muy buenos tus cuentos.... comparto tu opinión sobre la literatura, ya que se puede representar varios contextos tanto en el plano real como irreal, ahi esta lo interesante!

Exitos!

Sigue adelante!

Saludossss.